Decenas de latinoamericanos que trabajaban en el destruido World Trade Center de Nueva York y en sus alrededores están desaparecidos y sus familiares se organizan para recabar información y colaborar en las tareas de rescate.
Inmigrantes argentinos, brasileños, chilenos, colombianos, ecuatorianos, mexicanos, paraguayos, peruanos, salvadoreños y venezolanos figuran como desaparecidos y muchos habrían muerto entre los escombros de las torres gemelas de Nueva York y también en el Pentágono (Departamento de Defensa), en Washington, el otro objetivo de los atentados del martes.
Familiares de ecuatorianos radicados en Nueva York advirtieron que es difícil determinar la cantidad de muertos y desaparecidos de origen latinoamericano, porque muchos no tenían visa de ingreso al país.
«Gran cantidad de personas trabajan con nombre falso para escapar de la represión, por no tener visa para residir en Estados Unidos», comentó Pablo Torres, integrante de una asociación de familiares de inmigrantes ecuatorianos.
Torres informó que han sido dadas por desaparecidas más de 10 personas procedentes de la provincia de Azuay, ubicada en la sierra sur de Ecuador, de donde salen miles de emigrantes cada año.
En tanto, el canciller ecuatoriano Heinz Moeller dijo que hasta ahora no hay reportes certeros sobre muertos o heridos de este origen, tras señalar que ha sido creado un comité de coordinación para el seguimiento de la situación de los emigrantes en Estados Unidos.
Moeller dijo haber tomado contacto con asociaciones de ecuatorianos radicados en Estados Unidos y con el consulado en Nueva York, pero «hasta ahora, y a Dios gracias, no tenemos ninguna confirmación» de víctimas ecuatorianas.
Por su parte, el Comité Ecuatoriano de Derechos Humanos y Sindicales aseguró en un comunicado que «entre las miles de muertos se cuentan por lo menos 50 compatriotas que trabajaban en empresas de limpieza en el World Trade Center y otros que vendían souvenirs (recuerdos) en los alrededores».
Estudios locales calculan que unos 600.000 ecuatorianos residen en Nueva York, 60.000 en Washington, 100.000 en Chicago, y 100.000 en Los Angeles.
El sociólogo ecuatoriano Luis Almeida, miembro de una organización dedicada a la lucha contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida que tenía sus oficinas en el piso 16 de la Torre Norte del pulverizado World Trade Center, aseguró que peruanos y colombianos que conoce lograron salvarse.
Almeida tenía previsto reunirse el mismo martes con ellos, pero los ataques terroristas comenzaron antes de que llegara al lugar.
«Afortunadamente, todas las personas que estaban en el piso 16 fueron evacuadas, según me han comentado mis amigos. Ellos estuvieron en el momento en que se estrelló el primer avión, pero después fueron sacados del lugar», aseguró Almeida.
La colonia mexicana también fue afectada por los atentados, informó el consulado de ese país en Nueva York, al dar cuenta de que unas 150 personas de ese origen trabajaban en las torres gemelas, de las cuales 11 han desaparecido.
Pero organizaciones no gubernamentales locales aseguran que suman 500 los trabajadores mexicanos en las torres destruidas, en una ciudad en la que residen más de 600.000 personas de esa procedencia.
«Me quiero marchar. Ya no quiero vivir en Nueva York, pues es demasiado peligroso», dijo el mexicano Luis Alberto Camacho, quien se salvó de la catástrofe porque se despertó más tarde de lo habitual y se retrasó para llegar al trabajo.
Analistas mexicanos advirtieron, además, que los atentados en Estados Unidos postergarán la cuestión migratoria a un segundo plano en las relaciones entre los dos países, y que Washington aumentará el control del ingreso de inmigrantes latinoamericanos.
«Es posible que surja una ola de xenofobia en el país vecino contra los mexicanos y latinoamericanos en general», opinó Carlos Welti, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Respecto de Venezuela, el cónsul general en Nueva York, Pedro Conde-Regardíz, teme que se encuentren compatriotas suyos entre las víctimas fatales de los atentados, pues en el piso 82 de una de las torres gemelas tenía sus oficinas la empresa venezolana Eurobrokers International.
Mientras, portavoces de la organización comunal y multiétnica de chilenos residentes en Nueva York llamada La Peña indicaron que unas 100 personas de ese origen no han podido ser ubicadas, por lo que se teme estén heridas o muertas.
Entre los inmigrantes colombianos sólo ha sido confirmada la muerte de Carlos Alberto Montoya, un piloto comercial que viajaba a bordo de uno de los aviones estrellados, pero hay decenas de desaparecidos según consignan la prensa local.
Iver Marino Cárdenas, de Radio Unica de Nueva York, señaló que, aunque es mínima la cantidad de colombianos que residen en Manhattan, unos 500 trabajaban en limpieza de las oficinas de las torres gemelas.
Añadió que al menos 20 más prestaban servicios como camareros y cocineros en el lugar, algunos de ellos en la empresa Windows of the World, en el piso 106 de la Torre Norte, mientras que otros 30 son buscados por sus familiares en Washington y Pittsburg.
Alex Silvera, oriundo de la ciudad colombiana de Barranquilla y que llegó el lunes 10 a Nueva York para comenzar a trabajar en el piso 43 de la Torre Norte en la madrugada del día de los atentados, narró que salvó su vida gracias a que fue autorizado a retrasar su ingreso al puesto laboral.
De ese mismo piso de las desaparecidas torres gemelas fueron evacuados a tiempo una veintena de colombianos, agregó.
En tanto, Pedro Grehan, uno de los dos argentinos que aún continúan desaparecidos, hablaba por teléfono con su amigo Matías Ferrari desde una de las torres justo en el momento en que el primer avión de American Airlines se estrelló.
«Estábamos hablando y en un momento (Grehan) me dijo: 'te dejo porque esto es un quilombo (embrollo)'. Pero cuando dejamos de hablar, como telón de fondo, escuché voces, pero no gritos de pánico ni nada que se le parezca», contó Ferrari al diario Clarín, de Buenos Aires.
Esa apreciación es compartida por el portorriqueño William Rodríguez, empleado de mantenimiento del World Trade Center, quien cree fue una de los últimos en salir de los edificios tras ayudar a poner a salvo a decenas de personas.
«Las personas que bajaban por las escaleras, algunas sangrando, parecían no tener idea de lo que estaba pasando pues lo hacían con orden, algunas bromeando, sin muestra de pánico en ninguna de ellas», comentó Rodríguez al diario argentino Página 12.
En Brasil, la cancillería informó que tiene una lista de 31 personas desaparecidas de esa nacionalidad, pero todavía es imposible determinar con certeza la cantidad de víctimas fatales.
Estadísticas locales calculan que unos 800.000 brasileños, de los 1,5 a dos millones de brasileños emigrados, residen en Estados Unidos.
El diario de la comunidad brasileña en Nueva York, The Brasilianas Newspaper, calculó que unos 500 limpiabotas de ese origen trabajaban dentro del World Trade Center, de los 7.000 que hay en la ciudad. Mucho de ellos son profesionales universitarios que emigraron para ganar cerca de 600 dólares semanales en esta tarea.
El Minas Shoe Repair, una de las empresas de servicios de limpiabotas que estaban ubicadas en el subsuelo de una de las torres gemelas, empleaba a 15 brasileños.
Uno de los empleados de Minas Shoe Repair, David Mançano, sorprendido por la tragedia dentro del ascensor que quedó paralizado en el piso 50, narró que tuvieron que romper una de las paredes del ascensor, bajar por las escaleras en medio del humo y correr para escapar.
Los 230.000 habitantes de la ciudad brasileña de Governador Valadares, ubicada en el central estado de Minas Gerais, son los más preocupados por lo ocurrido en Nueva York debido a que entre 30.000 y 40.000 personas de este lugar forman parte de la colonia de emigrados de Brasil en Estados Unidos.
La economía de Governador Valadares depende de los envíos de dólares de estos emigrantes a sus familias. Casi 800 de ellos no fueron aún contactados por sus familaires después de los atentados del martes pasado.
En El Salvador, el presidente Francisco Flores confirmó la muerte de una persona de esa nacionalidad que viajaba en uno de los aviones estrellados contra las torres gemelas, y aseguró que podían haber muchos más compatriotas muertos.
«No tenemos aún una cifra de desaparecidos ni de fallecidos, pero en el World Trade Center trabajaban una enorme cantidad de gente y creo que debemos suponer que hay salvadoreños fallecidos», comentó Flores.
Otro de los que fallecieron en uno de los tres aviones estrellados fue el uruguayo Alberto Domínguez, de 65 años y ex campeón nacional de ciclismo en 1953, que estaba radicado en Australia.
En Perú, el comité creado para rastrear la situación de los nacionales que trabajaban en los edificios siniestrados, confirmó la muerte de un joven trabajador.
En todos los países que tiene colonias importantes en Nueva York se establecieron servicios telefónicos gratuitos para que los emigrantes se comunicaran con los familiares, y los consulados abrieron servicios especiales de ayuda. (FIN/IPS/kl/dm/ip/01