Las autoridades europeas declararon el estado de alerta en bases militares, embajadas y edificios oficiales, mientras persisten las interrogantes sobre la autoría de los atentados terroristas de hoy en Estados Unidos.
El rey Juan Carlos y el jefe del gobierno de España, José María Aznar, el presidente ruso Vladimir Putin, los primeros ministros Tony Blair, de Gran Bretaña, y Lionel Jospin, de Francia, expresaron su condena más enérgica a los ataques y se solidarizaron con el gobierno y el pueblo estadounidense.
Luego de los atentados, Aznar y el presidente de la Unión Europea, Romano Prodi, que participaban en una reunión en Estonia, interrumpieron sus actividades y emprendieron el regreso, uno a Bruselas y el otro a Madrid.
En Bruselas, el Parlamento Europeo interrumpió sus sesiones y su sede fue desalojada.
Casi al mismo tiempo, todas las cadenas de televisión recogieron las declaraciones de condena a los atentados del presidente palestino Yasser Arafat y del movimiento fundamentalista islámico Talibán, que controla la mayor parte del territorio de Afganistán.
Mientras, el temor se extendió mucho más allá de Estados Unidos, reflejado en la caída y el pánico en las bolsas de todo el mundo.
Dos horas después del desplome de las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, alcanzadas por dos aviones, la Bolsa de París cayó seis por ciento, la de Frankfurt ocho por ciento, la de Milán 7,4 por ciento, la de Bruselas 4,1 por ciento, la de Londres 4,13 por ciento y la de Madrid seis por ciento.
En sentido contrario, la cotización de la moneda europea, el euro, subió casi un dólar en el mercado de divisas, y los precios del petróleo subieron por primera vez en el año por encima de los 30 dólares el barril.
En varios países europeos se declaró el estado de alerta y se dispusieron medidas de seguridad sobre las bases militares y embajadas estadounidenses.
El profesor de relaciones internacionales y periodista de Televisión Española Felipe Sahagún recordó que cuando se cometió el atentado contra el edificio Alfred P. Murrah del gobierno federal estadounidense, en Oklahoma, el 19 de abril de 1995, de inmediato se adjudicó su autoría a extremistas islámicos.
Sin embargo, luego se concluyó que el atentado había sido cometido por el ultraderechista Timothy McVeigh, un héroe de la guerra del Golfo (1991). McVeigh fue condenado a la pena de muerte y ejecutado el 14 de junio último.
El periodista español Jesús Hermida, quien trabajó como corresponsal en Nueva York, señaló que los hechos de este martes «aguijonean al león, que está despierto y no dormido».
Esto es la guerra, aunque no se sepa contra quién, dijo Hermida, quien pronosticó que el presidente estadounidense George W. Bush «declarará la guerra, con una respuesta histórica».
«La dimensión del trauma rebasa todo lo imaginable y de ahí que sea virtualmente imposible predecir las consecuencias», dijo a IPS el profesor universitario español Joaquín Roy, residente en Miami.
Pero Roy consideró entre las posibilidades «el endurecimiento del sistema de protección estatal en Estados Unidos, con la consiguiente erosión de los derechos civiles».
«No se descartan los registros domiciliarios ni las escuchas telefónicas. El uso de Internet sufrirá una drástica regulación. El múltiple atentado dará pie a los defensores del sistema antimisiles para seguir adelante y las suspicacias ante la inmigración descontrolada oscurecerán el ambiente», afirmó.
Todo el mundo debería saber que no se trata de «un ataque selectivo contra Estados Unidos», lo cual es «un error garrafal», dijo Roy. Los atentados apuntan «todas las normas civilizadas», explicó.
«El mundo comprenderá el peso de la púrpura del gobierno y el pueblo norteamericanos, desgraciadamente y erróneamente identificados como enemigos de la humanidad», concluyó.
Sahagún advirtió de que estos atentados muestran la vulnerabilidad de la única potencia mundial, y dijo no creer que el presidente Bush se limite a cumplir su promesa de perseguir a los autores estén donde estén.
Ahora, esa promesa, repetida por todos los mandatarios estadounidenses, no quedará solo en las palabras, concluyó Sahagún.
Aznar, al condenar los atentados y expresar su solidaridad con Estados Unidos, señaló que el terrorismo es igual en todas partes y que España conoce bien ese problema, en alusión a la organización separatista vasca ETA.
Por ello, el presidente español pidió «una firme solidaridad internacional para erradicar el terrorismo allí donde se produzca». (FIN/IPS/td/mj/ip/01