Rusia puso a sus Fuerzas Armadas en alerta máximo y el primer ministro Mijaíl Kasyanov debió presentarse en la televisión para frenar una corrida cambiaria contra el dólar, como consecuencia de los atentados del martes en Estados Unidos.
Fueron prohibidos los vuelos sobre Moscú y San Petersburgo y se incrementaron los controles sobre los aviones extranjeros y nacionales que atraviesan el espacio aéreo ruso, informó el comandante de la fuerza aérea, Alexander Drobyshevsky.
También aumentaron las medidas de seguridad en torno de los principales edificios gubernamentales en la capital y las Fuerzas Armadas fueron puestas en estado de alerta máximo, comunicó la agencia de noticas rusa Interfax.
Así mismo, el gobierno se sumó a la condena internacional contra los atentados suicidas en Nueva York y Washington, en los que pueden haber muerto miles de personas, y reclamó una acción internacional concertada contra el terrorismo.
Las «bárbaras acciones terroristas contra personas inocentes causaron indignación en Rusia» , afirmó el presidente Vladimir Putin en un telegrama dirigido al mandatario estadounidense George W. Bush. También destacó la «simpatía rusa con los familiares de las víctimas y con el pueblo de Estados Unidos».
Después de conocidos los ataques, el dólar cayó frente al rublo, la moneda rusa. En el mercado paralelo, la venta de dólares a la mitad de su valor oficial siguió hasta bien entrada la noche, provocando escasez de rublos en el mercado oficial.
El primer ministro Kasyanov se vio obligado a enfrentar a través de la televisión estatal las reacciones de pánico que impulsaban la venta de dólares.
«Pese al horror de los ataques de ayer, la economía estadounidense sigue siendo fuerte. No hay razón para creer que el valor del dólar caerá», expresó Kasyanov. Según analistas, los atentados de Estados Unidos no tendrán efecto inmediato en la economía rusa.
El gobierno decretó un minuto de silencio en todo el país para el mediodía de este jueves y anunció que dispone de aviones y personal de tareas para enviar a Nueva York, donde continúa el rescate de personas aprisionadas entre los escombros del World Trade Center.
Los ataques perpetrados son «crímenes sin precedentes contra el pueblo estadounidense y contra toda la humanidad», reza el decreto firmado por Putin.
«Los rusos comprenden la tristeza y el dolor, pues Rusia también ha padecido el terrorismo. Estos actos inhumanos no pueden quedar impunes y toda la comunidad internacional debería unirse a la lucha conta el terrorismo», dijo Putin.
Más de 300 personas murieron en septiembre de 1999 por atentados con explosivos contra edificios de apartamentos en Moscú y en otras dos ciudades.
El gobierno atribuyó los ataques al movimiento separatista de la república autónoma rusa de Chechenia, en el Cáucaso, que habría sido apoyado por el multimillonario saudita Osama bin Laden, sospechoso también de los atentados de este martes en Estados Unidos.
En respuesta, Moscú lanzó un amplio operativo militar que redujo a escombros a la capital de Chechenia, Grozny. Desde comienzos de los años 90, el movimiento islámico checheno procura independizar Chechenia de Rusia.
Occidente acusó reiteradamente a Moscú de violar los derechos humanos en esas operaciones de represalia. Putin rechazó las críticas, arguyendo que las medidas convencionales probaron su ineficacia para combatir el terrorismo internacional.
El presidente se reunió este martes con altos funcionarios de seguridad y dispuso reforzar las medidas de control en todo el país, en particular en las zonas cercanas a Chechenia.
Los hechos de Nueva York y Washington «confirman que el terrorismo internacional es una amenaza global», sostuvo el general Sergei Lebedev, director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), informó Interfax.
«El SVT trabaja junto a los servicios estadounidenses así como con nuestros pares de Europa occidental, Medio Oriente y Asia central. Se necesita acción conjunta para impedir más ataques», dijo Lebedev.
Varias personas se congregaron el martes frente a la embajada de Estados Unidos en Moscú llevando flores rojas. «Estadounidenses, lloramos sus pérdidas», rezaba un cartel fuera de la sede diplomática. La policía dispersó a un grupo de jóvenes que portaban una pancarta con la leyenda «Recuerden a Serbia».
La televisión no transmitió un partido de fútbol por la Copa de Campeones en Moscú, en el que también se cumplió un minuto de silencio, pues todos los canales se concentraron en la cobertura de los hechos en Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-eng/sb/mn/dc- ff/ip/01