ECONOMIA: Irrumpe la palabra «terrorismo»

Tres economistas españoles de distinto origen ideológico coincidieron hoy en señalar que la palabra «terrorismo» se incorporará al lenguaje económico, como consecuencia de los ataques contra Estados Unidos la semana pasada.

El actual ministro de Economía, el conservador Rodrigo Rato, el ex ministro de Economía socialista Carlos Solchaga y el director de opinión del diario El País, Joaquín Estefanía, coincidieron en esa afirmación al presentar el libro «Diccionario de la Nueva Economía».

La obra de Estefanía, publicada por la editorial Planeta, pretende aclarar las reglas y contradicciones de la nueva economía, a la que califica de «nuevo juego» y para el cual no se debe tener en cuenta sólo la economía sino también el resto de las ciencias sociales, dijo su autor.

Estefanía explicó que encaró su libro con un criterio interdisciplinario, porque es la única manera de que sea entendible.

Una de sus primeras conclusiones es que la globalización es un proceso inevitable, con aspectos positivos y negativos. En primer lugar, subrayó, no beneficia a todos por igual.

«En el tercer mundo no se puede hablar de nueva economía. Allí todavía debe llegar la revolución industrial. Allí se confunde pobreza con desigualdad. Hoy en día hay menos pobreza, pero una mayor desigualdad, una desigualdad que crece exponencialmente», dijo Estefanía.

Solchaga, ministro durante el gobierno de Felipe González, dijo que 200 años atrás los ricos tenían cuatro o cinco veces más cosas que los pobres. En cambio, en la actualidad, tienen cuatrocientas veces más «y esa diferencia se continuará acentuando», añadió.

Los tres economistas coincidieron en considerar vigente la teoría económica de los ciclos, según la cual hay periodos en los que la economía funciona bien y crece el producto interno bruto de los países, pero también otros de recesión, en que «la economía se enfría» y la producción deja de crecer.

La globalización de los mercados financieros internacionales y el desarrollo de las empresas tecnológicas por encima de fronteras parecía haber terminado con los ciclos, pero no es así. Lo que ocurre ahora lo demuestra, coincidieron.

Para Rato, la nueva economía es la antigua economía pero tecnificada. Así mismo, negó que la economía esté fuera del control de los Estados y de la democracia.

Como prueba mencionó la actitud concertada de Estados Unidos y la Unión Europea para sostener sus monedas y sus economías tras los atentados de la semana anterior.

También es tarea de los Estados la implementación de una política activa de apoyo a los países en mesarrollo, incluso una consideración especial en el costo de las patentes y de los medicamentos, agregó Rato.

Solchaga insistió en que la globalización aumentó las desigualdades Norte-Sur, entre países ricos y pobres, y también las desigualdades dentro de las sociedades nacionales, tanto del Norte como del Sur.

Aunque parezca una paradoja, en la nueva economía los pobres de los países ricos resultan perjudicados, pues sus empresas prefieren trasladar las factorías a los países en desarrollo, donde pagan salarios más bajos, afirmó.

Sin embargo, en los países pobres ese fenómeno se manifiesta en una mejora para los empleados de las transnacionales, dijo Solchaga.

Los tres también coincidieron en las escasas probabilidades de que se aplique la tasa Tobin, gravamen propuesto por el premio Nobel de Economía James Tobin a las transacciones en los mercados de cambio, con el fin de estabilizarlos y de obtener recursos para la comunidad internacional.

Estefanía calificó la tasa Tobin de «idea fuerza para regular los mercados financieros». Solchaga y Rato señalaron que, para aplicarla, se requeriría un acuerdo internacional, aparentemente inalcanzable.

Además, agregaron, se requeriría otro acuerdo de difícil aplicación acerca de la distribución del impuesto recaudado y de los mecanismos para hacerlo.

En lo que no coincidieron Rato y Solchaga fue en el pronóstico para los próximos meses. Según el socialista, en todo el planeta habrá un «crecimiento cero», o sea un estancamiento económico, por razones de la propia economía y también por influencia de los atentados en Estados Unidos.

Pero Rato no cree que vaya a ocurrir eso. «No habrá recesión y se tocará fondo antes de finalizar este año», afirmó.

Y para avalar su afirmación recordó que el funcionamiento de los mercados internacionales es positivo tras los atentados y en ese marco calificó de relevante la actuación conjunto de los organismos internacionales. (FIN/IPS/td/mj/if/01

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