La expectativa del FMI de mejoramiento el año próximo de la economía de Estados Unidos por la fuerza de un redoblado gasto militar puede diluirse, advirtió un experto al analizar el informe anual del organismo multilateral.
El economista jefe del FMI (Fondo Monetario Internacional), Kenneth Rogoff, cree que el esperado gasto del gobierno de George W. Bush en defensa e infraestructura y la ayuda a aerolíneas y compañías de seguros afectadas por los atentados del 11 de este mes podrían romper la recesión.
Estados Unidos, que por sí solo representa cerca de un cuarto del producto interno bruto mundial (PIB), arrastra a la baja a la economía internacional, con el debilitamiento de su actividad productiva y financiera y con la pérdida de confianza de sus consumidores.
Henry Aaron, economista del centro de estudios especializados Brookings Institution, replicó a Rogoff que Estados Unidos no ingresa a una guerra tradicional, su enemigo sigue indefinido y el conflicto inminente podría librarse sin uso masivo de armas.
Por lo tanto, la prevista guerra contra el terrorismo internacional podría tener escaso impacto en la producción industrial, señaló Aaron.
El gasto militar de Estados Unidos fue de 40 por ciento del PIB durante la segunda guerra mundial y se convirtió entonces en palanca del crecimiento económico. Pero actualmente es de tres por ciento y en ningún caso se aproximará a aquel máximo histórico, agregó.
El FMI calculó en su informe «Panorama Económico Mundial», divulgado el miércoles, que la economía estadonidense crecerá 1,3 por ciento este año. Rogoff dijo inclusive que el aumento podría ser casi nulo, para recuperarse el año próximo, cuando llegaría a 2,2 por ciento.
La economía mundial ya iba camino a su peor desempeño anual desde 1993, incluso antes de los atentados contra Nueva York y Washington, según el FMI.
El organismo multilateral preparó su informe antes de los atentados contra Nueva York y Washington, cuyo impacto en la economía internacional es objeto de especulación.
Rogoff dijo que el ataque terrorista del día 11 está «teniendo un efecto negativo en la actividad en muchas regiones del planeta», pero «es prematuro intentar cuantificar su efecto» en la economía de Estados Unidos y del resto del mundo.
Los técnicos del FMI desestiman el temor de que los atentados, que causaron la muerte a más de 6.800 personas, mantengan deprimida la economía mundial durante varios años.
En lo inmediato, los bancos centrales actuaron velozmente para sostener los sistemas de pago, evitando una catastrófica pérdida de confianza de los mercados financieros.
La semana pasada, la Reserva Federal (banco central) estadounidense bajó 0,5 puntos la tasa de interés anual interbancaria, que se sitúa ahora en tres por ciento, y su ejemplo fue seguido por otros bancos centrales del mundo.
La sacudida del 11 de septiembre fue grave para las finanzas. El índice industrial Dow Jones cayó 14 por ciento en cinco días, lo cual representa una pérdida de 1,4 billones de dólares para los inversores.
Los ataques determinaron el despido de 100.000 personas de las industrias aérea y aeroespecial de Estados Unidos. Los países cuyo presupuesto dependen del turismo verán desmoronarse sus ingresos.
Sin embargo, «aún hay razones para el optimismo a largo plazo. Todo depende de que logremos impedir el comienzo de un ciclo negativo en el ámbito doméstico y global. Esa es la gran tarea y la gran incógnita», señaló Gene Sperling, que fue consejero económico del presidente Bill Clinton (1993-enero 2001).
El FMI redujo su previsión de crecimiento económico mundial para este año de 3,2 por ciento, la tasa que había calculado hace cinco meses, a 2,6 por ciento, frente al resultado de 4,8 por ciento en 2000.
El pronóstico para el mundo en desarrollo es de un aumento este año de 4,3 por ciento, ante 5,8 por ciento el año pasado.
En cuanto a la expansión de América Latina, caerá de 4,2 por ciento en 2000 a 1,7 por ciento este año, debido fundamentalmente a la crisis financiera de Argentina y a la crisis energética y política de Brasil.
Antes de los ataques contra Nueva York y Washington, los economistas creían que la recuperación de Estados Unidos se produciría para Navidad. Ahora, «el primer cuatrimeste del año próximo puede ser el punto de inflexión», dijo Sperling. (FIN/IPS/tra-eng/em/aa/rp-dc/ff/if/01