Honduras incrementó su deuda externa para construir puentes, carreteras y edificios que ya no existen, porque fueron arrasados por catástrofes naturales, advirtió la Asociación de Organismos No Gubernamentales (Asonog).
«Es injusto que sigamos pagando la deuda externa», de 5.600 millones de dólares, dijo a IPS el economista Raf Flores, asesor de la Asonog.
Flores consideró necesario que los países acreedores condonen a Honduras el endeudamiento por infraestructura destruida, pues de lo contrario el país seguirá sumido en un círculo vicioso de pobreza.
Honduras es un país de seis millones de habitantes, 65 por ciento de los cuales viven en condiciones de pobreza, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Antes del huracán Mitch, de noviembre de 1998, la deuda externa de Honduras ascendía a 3.800 millones de dólares, calculó la Asonog. Luego de esa catástrofe, que cobró la vida de 5.600 hondureños y dejó 1,5 millones de damnificados, aumentó más de 1.700 millones de dólares.
«La deuda externa de Honduras es insostenible» y en la actualidad constituye «el principal freno para el desarrollo», afirmó Flores.
El servicio de la deuda -consistente en el pago de los intereses más un pequeño abono al capital- entre 1981 y 1999 ascendió a 4.150 millones de dólares, una cantidad equivalente al endeudamiento total en 1999, de acuerdo con los datos de la Asonog.
Por cada dólar que ingresa, Honduras debe desembolsar seis para pagar el servicio anual de deuda, calculó el Banco Mundial, uno de los acreedores.
Según Flores, a la par del desequilibrio financiero, la deuda externa tiene un costo humano pues impide al Estado hondureño no puede cumplir con sus obligaciones en materia de educación, salud, vivienda y apoyo al crecimiento económico.
«Lo peor de todo es que seguimos contrayendo deuda para pagar infraestructura destruida, cuando esos recursos deberían destinarse a reconstruir el tejido social y productivo», afirmó el experto.
Tras el huracán Mitch, alrededor de 35.000 hondureños emigraron cada año en busca de mejores oportunidades, según cálculos de la Asomog.
«Esas cifras demuestran que en los últimos años la principal exportación de Honduras es la de seres humanos», dijo a IPS el analista político José Ramón Hernández.
No es de extrañar, dada la crisis económica y las consecuencias de la deuda externa, que la cuarta parte de la población de Honduras desee abandonar el país, dijo Hernández, ex embajador de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas.
Cerca de 60 por ciento de la deuda externa de Honduras ha sido contraída con organismos financieros multilaterales, en especial el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La Asonog sostuvo que tanto el BID como los otros acreedores deberían condonar la totalidad de esa deuda, pues ya se ha pagado económica y humanamente. La organización también propuso que con los recursos así liberados se cree un Fondo Nacional de Combate a la Pobreza.
«La deuda externa es un peso muy grande», no sólo por su magnitud sino al incidir en la crisis económica general del país, dijo a IPS la socióloga Julieta Castellanos, profesora de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
«Los precios internacionales del café y del banano han caído y los productores agrícolas afrontan serios problemas», agravados por la actual sequía, comentó.
«Estamos pasando por un problema crítico, realmente crítico», puntualizó. (FIN/IPS/nms/mj/dv if/01