DESARROLLO: Atentados contra EEUU cambian rumbo de globalización

Los ataques del día 11 en Nueva York y Washington, así como la respuesta de Estados Unidos, abren interrogantes sobre el futuro de la globalización y de los movimientos que cuestionan ese proceso.

El historiador y periodista italiano Gennaro Carotenuto y el periodista chileno Víctor Hugo de la Fuente advirtieron el riesgo de que se satanice a los movimientos globalifóbicos por sus críticas contra la hegemonía mundial de Estados Unidos.

«La reacción de muchos será la impuesta por los medios de comunicación: cualquier crítica al imperio (Estados Unidos) es hoy en día casi complicidad con el terrorismo», dijo a IPS Carotenuto desde su centro de trabajo en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Macerata, en Italia.

La posible prevalencia de ese tipo de enfoques sería «un golpe gravísimo» para los críticos de la globalización neoliberal, agregó Carotenuto, miembro del Foro Social de Génova, que promovió las protestas pacíficas durante la reunión del Grupo de los 8 países más ricos del mundo, realizada en julio en ese septentrional puerto italiano.

Por su parte, De la Fuente sostuvo en Santiago de Chile que «es evidente que Estados Unidos y los sectores más reaccionarios ya se han lanzado contra los movimientos que se oponen a la globalización neoliberal intentando demonizarlos».

«Pero nuestros movimientos son pacifistas y defienden valores y principios apreciados por la gran mayoría de la población, como son la justicia y la paz social», agregó el coordinador en Chile de ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana).

De la Fuente dijo a IPS que el presidente estadounidense George W. Bush «pretende chantajear a los países y habitantes del planeta señalando que se está con Estados Unidos o se está con el terrorismo».

Para Carotenuto, los ataques del día 11 contra las torres gemelas del World Trade Center, de Nueva York, y el edificio del Pentágono, sede del Departamento de Defensa, en Washington, son también «hijos de la globalización».

«Esto es así en el sentido de que realizaron lo que jamás había pasado en la historia de Estados Unidos: llevar la 'guerra' a su territorio. Aunque la idea de que haya sido un acto de guerra, según la versión de Bush, es funcional al sistema que él mismo preside», indicó el activista y académico italiano.

Washington «siempre pensó poder actuar en política exterior sin que ello tuviera consecuencias en la casa propia, y esa idea está completamente superada por los eventos del día 11», comentó Carotenuto.

Tras sentenciar que esos atentados «son condenables desde todo punto de vista», De la Fuente estimó que constituyen también un resultado de los intentos de implantar el capitalismo y la globalización neoliberal «como el único sistema y camino posible para la humanidad».

El coordinador chileno de ATTAC insistió en que la globalización ha acentuado las diferencias entre países ricos y pobres, y eso beneficia sólo a los grandes grupos económicos.

«Mientras se mantenga esa situación y exista una superpotencia que se arroga el papel de gendarme internacional, se seguirán generando odios y actitudes de violencia, incluso irracional como es el terrorismo», apuntó De la Fuente.

Los dos activistas coincidieron en que la decisión de Estados Unidos de encauzar la respuesta internacional a los ataques a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está acentuando la pérdida de influencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el mundo globalizado.

«Hoy, más que nunca, es necesario que existan organismos a nivel internacional como la ONU y la Corte Penal Internacional, para que ayuden a resolver los conflictos y no se imponga la ley del más fuerte», dijo el periodista chileno.

A su vez, Carotenuto apuntó que la última vez que la ONU y su Consejo de Seguridad tuvieron algún protagonismo fue en la guerra del Golfo, en 1991, porque entonces todavía existía la Unión Soviética.

Una de las dudas planteadas es si de esta crisis emergerá un sistema internacional caracterizado por un rumbo más militarizado de la globalización y con una mayor presencia hegemónica de los Estados Unidos.

Según la canciller de Chile, Soledad Alvear, el gobierno de Bush está haciendo «un esfuerzo diplomático importante» por alejarse de esa posibilidad y generar una respuesta conjunta de la comunidad internacional contra el terrorismo.

Alvear apuntó que las convenciones mundiales y hemisféricas, como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en 1947, deben ser adecuados a una nueva realidad, que cambie sus parámetros iniciales inspirados en la guerra fría y se sitúen frente a las «nuevas amenazas» del terrorismo y el narcotráfico.

Carotenuto no descartó que Estados Unidos, debido a la necesidad de buscar apoyos para ganar militarmente su «guerra contra el terrorismo», deba ceder en aspectos de la ortodoxia neoliberal con que se rige en sus relaciones económicas internacionales.

Es probable que, como consecuencia de esas concesiones, surja un mundo más multilateral en lo económico luego de esta crisis, comentó el historiador y periodista italiano.

«Lo que sí es seguro es que habrá una dramática disminución de los derechos civiles», en el contexto de las medidas de seguridad que se están adoptando después de los atentados en Estados Unidos.

«¿Hasta cuándo será obligatorio presentarse tres horas antes a tomar un avión?», se preguntó Carotenuto.

Se aceptan esas restricciones porque «hay miedo y patriotismo», pero no se sabe hasta cuándo las soportará la economía neoliberal, señaló.

En estas condiciones, al movimiento antiglobalización le resulta «mucho más difícil volver a salir a la calle», concluyó el dirigente del Foro de Génova. (FIN/IPS/ggr/dm/dv/01

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