El examen de los atentados en Estados Unidos a la luz de los derechos humanos dejó unánimes expresiones de condena, pero también de inquietud por la suerte de la población afgana y por la vigencia del derecho humanitario en el mundo.
Estos son momentos difíciles para los derechos humanos y para las libertades cívicas, advirtió este martes la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson.
Atentados como los del día 11, que destruyeron el World Trade Center, de Nueva York, y parte del Pentágono (Departamento de Defensa), en Washington, son delitos contra la humanidad, sostuvo Robinson.
La funcionaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) comparte el temor de grupos de la sociedad civil en que la reacción de los gobiernos contra el terrorismo cause un desgaste de los derechos humanos.
Los ataques terroristas en Estados Unidos fueron examinados por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en una reunión informal celebrada este martes en Ginebra.
La sesión del máximo cuerpo especializado de la ONU mostró que existe una toma de conciencia universal sobre la gravedad de los atentados y la solidaridad plena con el país agredido, resumió el presidente de la Comisión, el argentino Leandro Despouy.
La Comisión también discutió la respuesta militar puesta en marcha por Estados Unidos y estudió el informe presentado por el relator especial de la ONU sobre Afganistán, Kamal Hossain, donde se indica que el pueblo de ese país asiático atraviesa «por una situación terrible».
El relator designado por la ONU para evaluar la situación de los derechos humanos en Afganistán presentó un informe que describe una situación «históricamente compleja» en ese país.
Hossain, ex canciller de Bangladesh, aseveró que el pueblo afgano, ya diezmado por décadas de guerras, es víctima ahora del régimen fundamentalista del movimiento Talibán y, al mismo tiempo, vive bajo el terror del posible ataque de Estados Unidos.
La población de Afganistán, de alrededor de 23 millones de personas, es en estos momentos la más vulnerable del mundo, opinó Robinson.
Un informe de las agencias humanitarias de la ONU estimó que actualmente dependen de la asistencia internacional para sobrevivir unos cinco millones de afganos, 60 por ciento de los cuales son mujeres y niños, precisó Robinson, en un llamado a detener esa catástrofe humanitaria «ya evidente».
La representación de Afganistán reconocida por la ONU, que integran grupos opositores al movimiento Talibán, mostró también ante la Comisión de Derechos Humanos su preocupación por la suerte de la población.
El pueblo afgano «de ninguna manera aparece implicado» en los ataques terroristas, sostuvo.
Los expertos de la ONU en derechos humanos evaluaron que los autores de esos atentados «superaron el límite» y perpetraron un delito contra la humanidad.
Los estatutos del Tribunal Penal Internacional definen a los delitos contra la humanidad a todo aquel ataque en gran escala y deliberado contra la población civil.
Robinson encontró esos elementos en los atentados en Washington y en Nueva York, pues se registraron secuestros de aviones civiles, con los tanques llenos de gasolina, que fueron estrellados de manera deliberada contra edificios que alojaban a miles de ciudadanos inocentes.
La funcionaria puso de relieve la reacción de la comunidad internacional, que se alineó de inmediato para apoyar a la ONU y a Estados Unidos con el propósito de llevar a la justicia los responsables del crimen.
Sin embargo, Robinson observó que existen preocupaciones legítimas ante la coalición internacional que se está formando para combatir contra el terrorismo.
Los resultados de la reunión de ministros de Justicia y de Interior de los países europeos celebrada la semana pasada pueden prevenir sobre futuras erosiones de algunas libertades en el continente, dijo.
Otra consecuencia, podría ser una mayor severidad en el clima y en el contexto que rodea a los refugiados y a los solicitantes de asilo en Europa. En otras palabras, un endurecimiento de la mentalidad de «Europa como fortaleza», advirtió Robinson.
En nombre de la lucha contra el terrorismo, se hará más difícil la vida para los miembros vulnerables de las poblaciones que con desesperación procuran huir de las duras realidades que soportan, insistió.
La Alta Comisionada de la ONU encontró preocupaciones similares en las organizaciones de la sociedad civil de Estados Unidos, con las que se reunió durante su último viaje, después de los atentados.
Esas inquietudes se relacionan con los procedimientos en el sistema de migraciones de Estados Unidos, que permiten retener personas durante largos periodos e inclusive procesarlas por razones de seguridad.
Robinson dijo que no le caben dudas de que, para luchar contra el terrorismo, algunos gobiernos reprimirán a los activistas de los derechos humanos.
Este es un momento difícil para los derechos humanos y para las libertades cívicas, insistió. (FIN/IPS/pc/dm/hd/01