Los atentados terroristas del martes en Estados Unidos aumentaron la incertidumbre respecto de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) prevista para noviembre en Doha, pero las autoridades de la institución descartan por ahora una postergación.
Mike Moore, director general de la OMC, se negó a conjeturar sobre una suspensión de la conferencia o un cambio de sede debido a los ataques cometidos el martes contra sitios emblemáticos de Nueva York y Washington.
La realización de la conferencia ya había sido cuestionada por algunos países debido a las discrepancias que existen sobre la perspectiva de que los ministros acepten en esa reunión convocar a una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales.
Pero Moore dijo este viernes que la OMC se encuentra concentrada en los preparativos de la reunión programada del 9 al 13 de noviembre en la capital de Qatar.
No es conveniente especular en este momento, insistió Moore, ex primer ministro de Nueva Zelanda, cuyo mandato al frente de la OMC expira en septiembre de 2002.
Sin embargo, algunos negociadores comerciales que prefirieron mantenerse en el anonimato expresaron temores ante posibles alteraciones de la seguridad durante la conferencia.
Las fuentes aludieron al riesgo de que Estados Unidos lance sus anunciadas represalias contra los supuestos responsables del atentado antes de la conferencia, y de que esas acciones golpeen algún país cercano a la sede de la reunión ministerial de la OMC.
En esas circunstancias, la realización de la reunión en Doha se vería seriamente comprometida, insistieron.
El secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell reconoció que uno de los sospechosos de haber ordenado los ataques es el magnate saudí Osama bin Laden quien, según diversas versiones, se refugia en Afganistán, país que tiene fronteras con Irán, cuyas costas en el Golfo se encuentran frente a Doha.
Qatar es uno de los ricos países petroleros ribereños del Golfo, con una población de mayoría árabe.
El eventual traslado de la conferencia de la OMC a otra sede preocupa a los países árabes, reconoció el embajador de Marruecos, Nacer Benjelloun-Touimi, durante una reunión del Grupo de los 77 realizada esta semana en Ginebra.
Benjelloum instó al bloque de países en desarrollo constituido en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a sostener la sede de Doha.
El diplomático marroquí dijo que funcionarios responsables de Estados Unidos, de Qatar y de la OMC, consultados después de los atentados de Nueva York y Washington, le habían comunicado su opinión de mantener la sede ya establecida.
Otra alternativa, mencionada por fuentes comerciales en Ginebra pero también desechada por Moore, aludió a la posibilidad de realizar la conferencia en este siudad de Suiza, sede de la OMC, pero sin participación de los ministros de comercio.
Las resoluciones adoptadas en esa eventual reunión de Ginebra, según esa versión, se enviarían luego a las capitales para que los ministros las endosaran.
Hasta este martes, cuando la violencia terrorista alteró el escenario internacional, la sede de Doha parecía una de las más apropiadas para hospedar a los ministros de una institución tan polémica como la OMC.
Junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el bloque de las potencias industriales más Rusia (G-8), la OMC constituye uno de los blancos preferidos de los militantes que se oponen a algunos aspectos del proceso de globalización.
En Qatar, donde el acceso es limitado y las visas de ingreso restringidas, los ministros de comercio podrían sesionar sin disturbios como los que han conmovido las últimas reuniones de los otros organismos internacionales.
Pero la preparación de la conferencia ministerial ya se presentaba complicada por los desacuerdos profundos que subsisten entre distintos bloques de los 142 países que integran la OMC.
Las diferencias en el estricto plano comercial quedaron en evidencia durante la reunión restringida a ministros de 17 países que se realizó en México, a principios de septiembre.
Desde 1995, cuando se estableció la OMC y se aplicaron los acuerdos de la Ronda Uruguay, los países industriales mantienen el proteccionismo comercial en sectores vitales como la agricultura y los textiles y aplican barreras al ingreso de los productos de naciones en desarrollo.
La Unión Europea, que necesita seguir aplazando la apertura de su mercado agrícola por razones políticas internas, pretende una nueva ronda de negociaciones con una gran agenda para diluir entre muchos asuntos el intervencionismo estatal que ejerce en su agricultura.
Durante una reunión de México, los europeos dieron señales de alguna flexibilidad en materia de agricultura, pero la condicionaron a un compromiso, de los países en desarrollo, sobre cuestiones de ambiente relacionadas con el comercio.
En la cuestión más delicadas para los países pobres, la aplicación de las cuestiones aún pendientes de la Ronda Uruguay, los países industriales se mostraron inflexibles, dijo una fuente negociadora que participó de la reunión de México.
Aún antes de los atentados de Estados Unidos, el panorama de la conferencia ministerial era incierto debido a las divergencias que se registran principalmente entre los bloques de países industriales y en desarrollo.
El negociador de Hong Kong, Stuart Harbison, presidente del consejo general de la OMC, el organismo supremo de la institución durante el receso de la conferencia ministerial, realiza actualmente consultas con los países miembros sobre el orden del día de Doha.
Harbison presentará a fines de septiembre un documento con el resultado de sus consultas, que contendrá las líneas generales de la declaración que se someterá a los ministros en Qatar.
Por su parte, los mismos 17 países que se reunieron en México volverán a encontrarse los días 14 y 15 de octubre en Singapur, en un nuevo intento por perfeccionar los temas de agenda de Doha. (FIN/IPS/pc/mj/ip cr/01