Los casos de extorsión cometidos por insurgentes izquierdistas y paramilitares de derecha aumentan en Colombia, donde sólo esta semana fueron secuestradas con el fin de obtener rescate 50 personas, entre ellas la ex ministra de Cultura Consuelo Araujo.
El director del grupo antisecuestros del ejército, coronel Joaquín Arévalo, informó que los últimos episodios se registraron entre el lunes y el miércoles en los septentrionales departamentos de César y Antioquia.
La cantidad de personas secuestradas con fines extorsivos ya era de 1.941 en los ocho primeros meses del año, según el Fondo Nacional para la defensa de la Libertad Nacional (Fondelibertad), la oficina del Ministerio de Defensa que lucha contra este flagelo.
La extorsión es una práctica en aumento que en algunos casos ni siquiera llega al secuestro, pues se utiliza la presión, como la exigencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de pago de un «impuesto revolucionario».
Eso ha llevado a una disminución de los secuestros de 21,7 por ciento entre enero y agosto de este año respecto del mismo lapso de 2000, cuando se registraron 2.480 casos.
«El secuestro ha bajado, pero ha aumentado la extorsión», explicó a IPS Sonia Estupiñan, portavoz de País Libre, una fundación dedicada hace nueve años a apoyar a las víctimas de este delito.
En cambio, Paulo Duque, de Fondelibertad, dijo a IPS que la disminución de los secuestros se logró «gracias al mejor accionar de las autoridades y a la solidaridad ciudadana».
Estadísticas de Fondelibertad indican que este año las fuerzas especiales de policía y del ejército rescataron a 424 personas retenidas por grupos irregulares, mientas otras 80 fueron liberadas debido a la presión militar.
Las FARC, la principal fuerza insurgente del país, y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que le sigue en importancia, son responsables de más de 50 por ciento de los secuestros con fines de financiación realizados en Colombia.
«Es 'secuestrable' tanto el que tiene bienes como el que lo aparenta, ya sea sólo propietario de una casa o un carro (automóvil), aunque lo esté pagando en cuotas», comentó a IPS Francisco Meza, director de Fundalibertad.
Las FARC han repetido en sus comunicados públicos que no secuestran a nadie, sino que sólo «retienen» personas y «únicamente a los que tienen un patrimonio superior al millón de dólares».
Esta guerrilla comenzó a reemplazar los secuestro extorsivos con su «Ley 002», de marzo de 2000, por la que intima a los civiles con patrimonio superior a un millón de dólares a pagar el impuesto revolucionario.
País Libre ha respondido con avisos de prensa y en televisión que dicen: «Tranquilo, usted no es secuestrable. A menos que tenga un capital superior a unos 45 dólares».
Mientras, expertos aseguran que, si los guerrilleros supieran de antemano la realidad financiera de sus víctimas, no realizarían ni 60 por ciento de los secuestros.
«Se equivocan, pero siempre exigen algo a cambio», observó un analista que pidió a IPS no revelar su nombre.
El jefe guerrillero Martín Villa explicó que aquellos que «no quieren que los secuestren, deben arreglar por las buenas (negociar), para darnos parte de la riqueza que nos corresponde».
«Si no quieren venir, cualquier día los capturamos para que paguen», amenazó Villa.
Según un informe publicado por la revista Cambio, más de 2.000 empresas fueron citadas en junio por los guerrilleros a enviar representantes a Uribe, uno de los cinco municipios de la zona desmilitarizadas del sudeste en que se desarrolla el diálogo entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC.
La revista añadió que 1.200 empresarios acudieron al llamado y y pagaron millonarias sumas por su seguridad.
El fin de semana pasado se informó que una de las firmas sancionadas fue la empresa cervecera Bavaria, del Grupo Santodomingo, el segundo consorcio económico del país.
Las FARC mantienen bloqueada la distribución de la popular cerveza Bavaria en 82 localidades, para castigar el incumplimiento de la «Ley 002.
Las autoridades militares sostienen que el secuestro extorsivo permitió a las FARC y al ELN recaudar unos 200 millones de dólares sólo el año pasado.
Pero esta práctica también es utilizara por los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), pese a que dicen luchar contra ese delito .
Analistas aseveran que los secuestros de las AUC son selectivos y brutales. Sus víctimas, aunque paguen, son asesinadas casi sin excepción.
El secuestro «es un delito que se encuentra en constante cambio y evolución», comentó País Libre.
A Eugenia (se omite su apellido por razones de seguridad) la retuvo el ELN, y cuando las FARC se enteraron, la reclamaron. «Ella es nuestra, pues vive en nuestro territorio», dijeron, y el ELN la entregó de inmediato.
También existe una alianza entre la delincuencia común y la guerrilla que, según David Buitrago, director del departamento jurídico de País Libre, es «una de las sociedades más peligrosas que se han hecho en Colombia».
Los llamados «levantadores» secuestran a sus víctimas en las ciudades. Algunas veces tienen acuerdos previos con las organizaciones insurgentes y en otros casos les venden la «mercancía» humana.
Una persona que fue secuestrada en Bogotá narró el drama que le tocó vivir. «Fui secuestrado cuando estaba en una tienda de venda de comestibles y me obligaron a comprar una tarjeta de teléfono móvil». A los pocos minutos apareció la guerrilla y los delincuentes trataron de convencer a los comandantes de las bondades de la «presa».
Estos, luego de varias llamadas y averiguaciones supieron que no tenía demasiados bienes y decidieron no quedarse con él. Pero los delincuentes no estaban dispuestos a perder «el negocio» y terminaron con su víctima en una café, acordando un pago a cambio de devolverle la libertad .
La delincuencia es más sanguinaria, más bárbara, pues utilizan cadenas y tortura a los cautivos, comenaron expertos.
Las FARC retienen a sus rehenes en «hoteles». Los hay en todo el país, incluida la zona de distensión, esos 42.000 kilómetros cuadrados donde los guerrilleros hablan de paz con el gobierno.
Quienes han estado cautivos en esos «hoteles» cuentan que allí todo está organizado: hay quienes cocinan, quienes vigilan. La comida es siempre igual: lentejas y arroz, al desayuno, almuerzo y comida.
La radio de baterías, dicen quienes han regresado, se convierte en el objeto más preciado. Escuchar los mensajes de programas dedicados únicamente a mantener lazos entre cautivos y libres -«La Voz del secuestro» y «En busca de la Libertad perdida»- les permite vivir .
En más de 25 por ciento de los casos, jamás se sabe quién fue el responsable. «A las FARC les gusta decir que son delincuentes, a la delincuencia, que son de las FARC, a los paramilitares, que son del ELN. Los únicos que siempre lo reconocen son los rebeldes», afirmó Meza.
Algunos, como a «Juan» -quien aún no sabe si fue cautivo de delincuentes comunes o de guerrilleros- les aplican la modalidad de «recupere la libertad hoy y pague después». Mediante mensajes y llamadas le recuerdan permanentemente que tiene una cuenta sin saldar.
«Tener un familiar secuestrado es ingresar a un submundo», repiten los que han pasado por esa instancia. Los términos de la negociación son tan fríos como si se tratara de una transacción con un bulto de arroz . «Esa gente es dura, sin alma».
Hasta agosto de este año, 166 menores de 18 años, y 84 mayores de 60 han vivido en cautiverio. El 18 de este mes, una niña de 11 años fue secuestrada en un autobús escolar. Tres hombres encapuchados- no se sabe si del ELN o delincuentes comunes- detuvieron el vehículo y se llevaron a la menor.
Las negociaciones por la libertad de funcionarios de empresas multinacionales son de mayor nivel. El gestor es un experto extranjero que ingresa en el país como turista y negocia la libertad del cautivo en dólares, una operación ilegal en Colombia.
Entre enero y agosto de este año hubo 22 extranjeros secuestrados. Tres son representantes de la agencia de Alemania para cooperación internacional y están retenidos desde julio por las FARC.
«Es posible reducir el secuestro en ciertas zonas; hacerlo más difícil, volverlo más breve. Pero, mientras exista la guerra, va a ser muy complicado acabar con él», advirtió Meza. (FIN/IPS/yf/dm/hd ip/01