Pese a los atentados suicidas que demolieron los edificios del World Trade Center de Nueva York, los urbanistas chinos prevén construir sus propias torres gemelas, fascinados por el símbolo de poderío de los rascacielos.
Cuando se celebren los Juegos Olímpicos 2008 Beijing tendrá dos torres idénticas de 500 metros, para albergar el Centro Internacional de Comercio del futuro Parque Olímpico Verde.
Interrogado acerca de si los atentados suicidas del día 11 en Nueva York y Washington en los que murieron más de 6.800 personas podían desalentar la construcción de las torres, un funcionario del gobierno municipal contestó que es improbable que las mismas sean blanco de atentados.
«La falta de financiamiento puede ser una razón más seria para que el proyecto fracase», dijo a IPS el funcionario.
En lugar de frenar los planes, estos atentados deberían impulsar a los diseñadores a mejorar las medidas de evacuación, opinó Li Guohong, director de planificación de la Oficina del Distrito Financiero Central.
«El World Trade Center de Nueva York solía afirmar que la evacuación de cada torre llevaba menos de 30 minutos. Si eso hubiera sido cierto no habrían muerto tantas personas», agregó.
La obra del Parque Olímpico estaba prevista originalmente como un único rascacielos.
«Estas torres honrarán a nuestra nación. Una se ve algo solitaria, pero dos tendrán simetría y armonizarán con la arquitectura general de la ciudad», dijo al diario Economic Daily Jiang Wai, funcionario del Instituto de Diseño Arquitectónico de la Municipalidad de Beijing.
La simetría es una de las principales características de la antigua capital imperial de China, pero muchos no están de acuerdo en extender ese concepto al cada vez más poblado bosque de rascacielos.
«Es una idea extraña. Poner dos torres en el eje principal del trazado urbano obstruiría el panorama de la Ciudad Prohibida que es el verdadero monumento tradicional de Beijing», opinó el profesor Peng Pigen, de la Universidad de Qinghua.
A consecuencia de los atentados terroristas del 11 de este mes las grandes compañías internacionales consideran abandonar los rascacielos de las zonas céntricas, símbolos de poderío económico, en favor de edificios suburbanos bajos.
Pero esa tendencia parece no afectar los proyectos arquitectónicos y urbanísticos de largo aliento en China.
El gobierno de Beijing otorgó este año a la empresa estadounidense Johnson Fain Partners autorización para iniciar los planes de un nuevo distrito financiero completo que comprenderá 55 rascacielos.
Para fines de 2001 se elevará la estructura de 460 metros del Centro Mundial de Finanzas de Shangai, ubicado en el distrito de Pudong, que será el edificio más alto del mundo, quitándole el lugar a las torres Petronas en Kuala Lumpur, Malasia.
China ya tiene cuatro de los edificios más altos del mundo, el mayor de los cuales es la Torre Jinmao de Shangai, con 420 metros. Los constructores consideraron incluso agregarle una pagoda en la cima para llegar al primer lugar.
Si bien la idea no prosperó, proliferan los diseños de edificios de gran altura. A los ojos de algunos urbanistas los rascacielos personifican la modernización y el orgullo nacional.
Sin embargo, otros especialistas lamentan esta obsesión, señalando que se trata de un despliegue erróneo de ideas modernas y poderío económico.
«Si los edificios más altos del mundo aparecen en China, significará que nuestra nación carece de una adecuada comprensión de las tendencias arquitectónicas del siglo XXI. La era de los rascacielos consumidores de energía ya llegó a su fin», argumentó Wang Mingxian, director de la revista especializada Arquitecto.
Antes de la construcción de la Torre Jinmao, Wang combatió la manía de los rascacielos, pero finalmente se rindió.
«Esta manía se está propagando a todas las ciudades, desde Shenzhen, donde apareció el primer rascacielo, hasta Shangai y Beijing. Es probable que la moda termine en unos 20 años, pero entonces será muy tarde para resolver numerosos problemas», afirmó. (FIN/IPS/tra-en/ab/ral/dc/aq/dv/01