BRASIL: Nueva estrategia para superar dependencia tecnológica

La mayoría de los registros de patentes en Brasil pertenecen a empresas extranjeras, una comprobación de la dependencia tecnológica que ahora se intenta superar.

Sólo tres por ciento de los más de 4.000 pedidos de patentes biotecnológicas recibidos por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial entre 1995 y 2000 fueron presentados por entidades brasileñas, aunque la mayoría de las investigaciones tengan como base la biodiversidad del país.

El gobierno, para cambiar la situación, organizó en Brasilia la Conferencia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que reunió a autoridades, investigadores y empresarios desde el martes a este viernes, con la finalidad de definir orientaciones para los próximos 10 años.

La conferencia puso en marcha el debate sobre una ley de incentivo a las innovaciones y aprobó nuevos fondos sectoriales, que ampliarán los recursos disponibles para el desarrollo tecnológico de la agroindustria, la aeronáutica, la biotecnología y el área de salud.

Brasil dispondrá entonces en el próximo año de 14 fondos de financiación, un mecanismo que ya el año pasado le permitió duplicar sus inversiones en investigación y desarrollo tecnológico en comparación con 1999, destacó el presidente Fernando Henrique Cardoso.

La nueva legislación y los fondos inaugurarán una «nueva etapa» más favorable a la innovación, facilitando la asociación entre universidades y empresas, que reducirá las compras de tecnologías extranjeras, resumió el ministro de Ciencia y Tecnología, Ronaldo Sardenberg.

Brasil destina a ciencia y tecnología sumas similares a los mayores países en desarrollo, como China, India y Corea del Sur. Pero la cantidad de patentes que eso genera es muy inferior a la coreana, por ejemplo.

Corea del Sur planificó su esfuerzo y concentró sus inversiones casi exclusivamente en tecnología, en la adaptación y y perfeccionamiento de productos hechos en otros países, y en las empresas, mientras que Brasil se dedicó a la ciencia básica en las universidades, reconoció Sardenberg.

Las empresas sólo tienen una participación de 40 por ciento en el gasto en investigación y desarrollo de Brasil, frente a 67 por ciento en Estados Unidos.

El mayor problema brasileño es el virtual monopolio de la universidad en materia de ciencia y tecnología. En Corea del Sur ocurre lo contrario: la industria se encarga de esas inversiones, favoreciendo la innovación y beneficiando a toda la sociedad, dijo el físico José Goldemberg, ex ministro de Educación.

En consecuencia, Brasil ocupó este año el lugar 43 de una lista de 72 países escalonados de acuerdo con el índice de desempeño tecnológico, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas. Está situado incluso por debajo de países más pobres y mucho más pequeños, como el caribeño Trinidad y Tobago.

Cardoso destacó que la universidad brasileña forma actualmente a 6.000 doctores al año, seis veces más que en 1993, y que los artículos publicados por científicos brasileños son ya cuatro por ciento del total mundial, con un crecimiento tres veces superior al del promedio internacionales de los últimos años.

Los científicos brasileños sorprendieron el mundo, por ejemplo, al avanzar rápidamente en la investigación genética, descifrando el genoma de bacterias importantes para la agricultura y aportando conocimientos sobre el DNA humano. Lograron acercarse a Estados Unidos y Gran Bretaña, los líderes mundiales en esa área.

El desafío ahora es convertir los progresos científicos en tecnologías e innovaciones para la actividad de las compañías, observó Sardenberg.

Las empresas brasileñas no desarrollaban sus propias tecnologías porque el mercado nacional era muy cerrado y protegido, explicó el ministro.

Pero la apertura comercial dispuesta en los años 90 las obligó a competir con los bienes importados y las inversiones en tecnología se volvieron indispensables para su supervivencia, señaló.

El escaso número de patentes se debe también a que la protección de sus conocimientos e innovaciones no ha sido asunto prioritario para los científicos y los empresarios brasileños, afirmó el presidente del Instituto Nacional de Propiedad Industrial, José Graça Aranha.

Así mismo, el sistema internacional de patentes, que Brasil y otros países desean modificar, favorece sólo a las naciones ricas que ya poseen alta tecnología. Ese hecho es especialmente evidente en materia de biotecnología.

Los productos desarrollados a partir de vegetales y microorganismos son en su inmensa mayoría patentados por países del Norte industrial, que acaparan así un mercado mundial estimado entre 500.000 y 800.000 millones de dólares anuales.

Pocas migajas quedan para las naciones que poseen la biodiversidad y el conocimiento tradicional que da origen a los productos biotecnológicos. (FIN/IPS/mo/ff/sc if/01

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