Expertos en derechos humanos de 12 países de Asia, reunidos en la capital tailandesa, repudiaron los ataques terroristas del martes en Estados Unidos, pero pidieron a Washington que no tome represalias al margen de las normas internacionales.
Los actos de terrorismo en Nueva York y Washington que «causaron la muerte de miles de incocentes civiles» fueron «crímenes contra la humanidad», afirmaron el miércoles en una declaración los especialistas, quienes se habían reunido en Bangkok para promover la creación de la Corte Penal Internacional (CPI).
Los responsables de esos crímenes violaron leyes nacionales e internacionales, y «la destrucción de tantas vidas inocentes no puede ser justificada», enfatizó Gotham Arya, presidente de la Fundación Foro Asiático, una organización no gubernamental (ONG) regional defensora de los derechos humanos, con sede en Bangkok.
«Llamamos a esto un crimen contra la humanidad porque eso es. No afectó sólo a Estados Unidos, sino a todos nosotros», opinó Ahmed Ziauddin, asesor de la ONG Red Asiática por la CPI.
Los firmantes de la declaración pidieron al gobierno estadounidense que se abstenga de «reacciones militares unilaterales e indiscriminadas, que han sido su respuesta a anteriores actos de terrorismo, ya que podría causar más muertes de inocentes y un ciclo de reproches, venganzas y terrorismo».
Los atentados cometidos el martes destacan la necesidad de que Washington reconozca el valor de la CPI, como sistema de cooperación de la comunidad internacional para «poner fuera de la ley, investigar y procesar a quienes cometan gravísimos crímenes contra la humanidad como éstos», alegaron.
Tal sistema permitiría aplicar fuertes procedimientos legales internacionales en este caso, apuntó Basil Fernando, director ejecutivo de la ONG Comisión Asiática de Derechos Humanos, con sede en Hong Kong.
«Aplicar el criterio de 'ojo por ojo' pondría a Estados Unidos contra el terrorismo, pero sería mejor poner a todo el sistema internacional contra el terrorismo, con base en normas judiciales», arguyó Gotham.
Otras reacciones en Asia expresaron profundo rechazo a los ataques de terroristas que secuestraron tres aviones de pasajeros y los usaron para hacer impacto contra las dos torres del World Trade Center de Nueva York, que se derrumbaron, y el edificio del Pentágono, sede del Ministerio de Defensa en Washington.
Entre esas expresiones de repudio estuvieron las de gobernantes de países musulmanes, de especial importancia porque en Estados Unidos se tiende a responsabilizar de los ataques a «terroristas islámicos».
La presidenta indonesia Megawati Sukarnoputri, gobernante del país musulmán más poblado del mundo, afirmó en una carta a su par estadounidense, George Bush, que el «brutal» ataque destacó la necesidad de «cooperación internacional contra los actos de terrorismo, en la cual Indonesia está preparada para participar».
En el noroccidental estado indio de Jammu y Cachemira, disputado por India y Pakistán y cuya población es en su mayoría musulmana, civiles y dirigentes de grupos separatistas condenaron los atentatados, según informes periodísticos.
«Condenamos este crimen atroz en los términos más duros. Esta hora oscura nos recuerda en forma terrible el poder y el alcance de los terroristas para destruir vidas inocentes y desafiar el orden de la civilización mundial», sostuvo en una carta a Bush el primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee.
En cambio, los informes sobre reacciones de funcionarios gubernamentales de China incluyeron tanto expresiones de solidaridad con Estados Unidos como afirmaciones de que la «arrogancia» de Washington había causado la desgracia.
En Irán, el reformista presidente Mohammed Jatami condenó los ataques e instó a la comunidad internacional a combatir el terrorismo.
El periódico iraní en inglés Teheran Times, alineado con grupos religiosos ultraortodoxos de gran peso en el gobierno, lamentó el miércoles la pérdida de vidas pero sostuvo que Estados Unidos «paga el precio de su ciego apoyo al régimen sionista».
El gobierno de Nueva Zelanda dispuso estrictas medidas de seguridad en los aeropuertos, que incluyen la inspección cuidadosa de todos los viajeros nacionales y extranjeros, y las autoridades de Hong Kong desplegaron policías armados en el aeropuerto internacional de esa ciudad.
La presidenta de Filipinas, Gloria Arroyo, ordenó al ejército custodiar las instalaciones estadounidenses en ese país, y envió una carta a Bush en la cual prometió proteger las vidas de los ciudadanos de Estados Unidos en el territorio que gobierna.
Los economistas de la región se preparan para escuchar malas noticias para muchos, desde aumento de los precios internacionales del petróleo hasta la caída de mercados bursátiles.
Los ministros de Comercio de Asia Meridional, reunidos en Hanoi para su encuentro anual, dijeron a periodistas que las repercusiones en esa región de los atentados del martes pueden ser «devastadoras».
El gobierno de Japón ordenó al Banco Central de ese país que garantizara la circulación sostenida de dinero en el mercado, para prevenir una eventual crisis financiera. (FIN/IPS/tra- eng/mmm/ral/mp/ip hd/01