/BOLETIN-AMBIENTE/ PERU: El nuevo Niño puede afectar glaciares andinos

El retorno de El Niño, pronosticado por expertos para el próximo verano austral, causó inquietud en Perú, uno de los países más expuesto a este cíclico fenómeno climático nacido en las profundidades del océano Pacífico.

La Organización Meteorológica Mundial calculó que esta vez El Niño será menos intenso que en 1998.

El fenómeno se origina en una corriente de agua cálida en el océano Pacífico, frente a Australia, en ciclos de entre tres y siete años y se desplaza hasta las costas de América. Esa corriente altera el clima, provocando fuertes temporales y las consecuentes inundaciones en la costa y severas sequías en la sierra.

La presunción de la Organización Meteorológica Mundial de que El Niño del próximo verano no será tan intenso como en años anteriores ha originado reacciones diversas en Perú.

Pablo Lagos, presidente del Instituto Geofísico de Perú (IGP), manifestó cierto optimismo por el pronóstico de que el próximo fenómeno será «un Niño débil».

«No provocará las catastróficas inundaciones de los años de mayor intensidad, aunque aumentará las lluvias y con ello beneficiará la agricultura», comentó.

Por su parte, Benjamin Morales, presidente del Instituto Andino de Glaciología y Geoambiente, se manifestó preocupado al señalar que «de todos modos, el calentamiento del clima acelerará el proceso de desglaciación».

Morales se refirió así al proceso de reducción de la masa de hielo, como la existente en la zona alta de la cordillera de los Andes, un inquietante fenómeno que estudia la comunidad internacional, vinculado al recalentamiento de la atmósfera terrestre.

El problema más acuciante es que la desglaciación se retroalimenta a sí misma, pues es provocada por un aumento de la temperatura ambiental y ese proceso contribuye a acelerar ese incremento, como lo demuestran las observaciones científicas en las últimas dos décadas.

El hidrometeorólogo Aquize Jaén, quien trabaja en Puno, situado en el extremo sudoriental de Perú, señaló que la temperatura en esa altiplánica región cordillerana pasó de nueve grados promedio al año en la década del 60 a 11 grados en la actualidad.

«Esa variación ha dado lugar a que el proceso de evaporación de las aguas del lago Titicaca sea más rápido y que aumenten las precipitaciones», explicó Jaén. El lago Titicaca, ubicado en una altiplanicie de la cordillera de los Andes a 3.812 metros sobre el nivel del mar, es compartido entre Perú y Bolivia.

La desglaciación es una amenaza a largo plazo para los habitantes de los valles andinos y costeros de Perú, pues disminuirá la futura provisión de agua de los ríos, que se origina en los deshielos, y como consecuencia afectará la generación de energía hidroeléctrica.

Morales añadió que un impacto inmediato de El Niño es la aceleración de la desglaciación, lo cual produce embalses que, a su vez, originan aludes de lodo y agua que pueden sepultar aldeas completas y cultivos.

El experto señaló que aluviones originados por la desglaciación provocaron cuantiosos desastres en el pasado en los valles de Perú, como el de 1941 en Huaraz, en 1942 en Urubamba, en 1945 en Chavin y en 1962 en Ranrahirca.

La mayor catástrofe causada por este fenómeno ocurrió en 1970, cuando un alud sepultó a la ciudad de Yungay, en la sierra norte peruana, matando a casi todos sus 20.000 habitantes.

En Perú, con 723 glaciares en sus 18 picos cordilleranos, se concentra 80 por ciento de estas masas de hielo situadas en la zona tropical del planeta.

«Esos glaciares son los termómetros naturales más sensibles del mundo por su reacción ante los menores cambios de temperatura, de modo que el avance del recalentamiento global y el efecto invernadero pueden medirse con exactitud en la sierra de Perú», precisó Morales.

Por su parte, Tomas Unger, experto en desarrollo y divulgación científica, dijo que «la acelerada desglaciación de la cordillera andina es uno de los índices del ciclo de calentamiento en el que está entrando la Tierra, y es un fenómeno que podría provocar catastróficos impactos a corto plazo, como aluviones, sequías e inundaciones».

Unger explicó que «la actividad humana, especialmente el creciente consumo de combustibles fósiles, provoca la emisión de dióxido de carbono, culpable del fenómeno conocido como efecto invernadero, factor que está precipitando el ciclo de recalentamiento del planeta», comentó.

«El cambio climático es un asunto de primera importancia para la humanidad y la negativa de Estados Unidos a ratificar el Protocolo de Kyoto lo ha convertido en un conflicto político», agregó.

El Protocolo de Kyoto, suscrito en 1997, compromete a las naciones industrializadas a reducir la generación de los gases que provocan el llamado «efecto invernadero» y originan el recalentamiento del planeta.

Pero el presidente estadounidense, George W. Bush, se niega a proponer su ratificación en el Congreso, alegando que sería muy costoso para la industria de su país implementar los requerimientos técnicos necesarios para reducir la emisión de dioxido de carbono. (FIN/IPS/al/dm/en/01

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