/BOLETIN-AMBIENTE/ AMAZONIA: Creciente mercado para productos sustentables

La creciente demanda de productos «ecológicamente correctos» abre un amplio campo para la explotación comercial sustentable de la biodiversidad de la Amazonia, según un foro realizado en la capital colombiana.

Un ejemplo del mercado ya existente lo presenta la filial brasileña de la empresa alemana Mercedes Benz, importante cliente de campesinos amazónicos que transforman la cáscara de coco en fibra para la elaboración de partes de automóviles.

«Eso demuestra que en el comercio de productos y servicios de la biodiversidad el problema no es el mercado, sino la oferta», dijo a IPS Nazareth Imbira, secretaria general del programa Bolsa Amazonia, en la que convergen los países de la cuenca.

Imbira fue una de las asistentes al V Taller «Comercio y valoración de la biodiversidad e impacto de megaproyectos de infraestructura», realizado esta semana con el auspicio de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y por el Banco Interamericano de Desarrollo.

El propósito de la reunión fue unificar estrategias entre los responsables del área ambiental y los empresarios de la CAN, conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, para responder con coherencia a la demanda de productos ecológicamente correctos.

La prioridad de la Bolsa Amazonia, un programa surgido en 1998 con el apoyo de la Iniciativa Biotrade de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), es ayudar a las pequeñas comunidades agrícolas a mejorar la calidad de sus productos y a comercializarlos, explicó Imbira.

Una forma de auspiciar las relaciones comerciales de los productores amazónicos es a través del sistema de información SIMBA, mediante el cual, por ejemplo, empresas de Holanda pueden negociar harina de plátano o castañas de Brasil, añadió.

Los sectores que trabajan con fibras naturales son los que han manifestado mayor dinamismo en campos antes no explorados, como es el caso de la utilización de la cáscara de coco para la industria automovilística.

Las posibilidades de que los países andinos y Brasil desarrollen el uso sustentable de la biodiversidad son inmensas, proporcionales a su riqueza biológica, que además está gravemente amenazada.

Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil son los países con mayor riqueza en plantas y animales, pero el diagnóstico de su conservación es negativo.

Estudios indican que en Colombia ya han desaparecidos 98 por ciento de los bosques secos de la costa caribeña, 78 por ciento de los bosques andinos, 48 por ciento de los humedales y 14 por ciento de los manglares.

Los datos fueron aportados a IPS por Aurelio Ramos, del Instituto Alexander Von Humboldt, adscrito al Ministerio de Medio Ambiente, que dirige en Colombia el programa Biocomercio Sostenible, en conjunto con el Instituto de Comercio Exterior.

El proyecto pretende incrementar el comercio de bienes y servicios de la biodiversidad, incluidos elementos silvestres y domesticados, como resultado del uso de buenas prácticas ambientales y sociales.

Con ese criterio, el programa de Colombia premiará los tres mejores proyectos comunitarios y de pequeñas y medianas empresas con ayuda especial.

La Corporación Andina de Fomento financiará 75 por ciento del costo de esos proyectos, con crédito de bajo interés, mientras que 25 por ciento restante será a través de la cooperación estatal técnica no reembolsable.

En cuanto a Ecuador, el Ministerio de Medio Ambiente aseguró que ha desaparecido 68 por ciento de la cobertura boscosa original de la costa, 43 por ciento de la sierra y 50 por ciento de la amazonia.

Mientras, Ramos señaló que la producción «amigable con la biodiversidad», puede ser un muy buen negocio, aunque requiere inversión y paciencia.

«Hay productores de café orgánico en Colombia que reciben por su producto el doble de lo que se paga por uno no certificado y la demanda de productos elaborados con tecnologías limpias es cada vez mayor. Eso explica que dos de los principales ingenios azucareros estén ensanchando sus plantas», agregó.

Datos de la Unctad indican que los países andinos exportaron el año pasado productos asociados a recursos biológicos por valor de 4.800 millones de dólares. Ecuador tuvo la mayor participación, con 1.170 millones.

En cuanto al comercio mundial, las cifras más recientes datan de 1997, cuando las exportaciones de los productos obtenidos de las plantas medicinales, animales y madera alcanzaron los 136.000 millones de dólares, según el documento «Las cuentas de la vida», citado en el foro de Bogotá.

Thomas Mitschein, presidente de programa Pobreza y Medio Ambiente, con sede en la brasileña Universidad Federal de Pará, comentó a IPS que América Latina «tiene una riqueza virtual gigantesca, acompañada de una profunda pobreza de la mayoría de las poblaciones».

Para avanzar hacia un futuro sustentable en la región y aprovechar la biodiversidad «tenemos que focalizar nuestras políticas en resolver esa contradicción», precisó.

Sin embargo, Mitschein cree que la región tiene más esperanza que Africa y algunas regiones del Asia, porque «aquí surgen cada vez más movimientos de la sociedad civil y los procesos de democratización contribuyen a definir perspectivas nuevas en conjunto».

Por su parte, la venezolana Lupe Guinand opinó que la serie de cinco talleres desarrollados este año, uno en cada país de la CAN, sienta las líneas de acción para la próxima década.

Puntualizó que el biocomercio «se tiene que mirar desde un punto de vista regional, porque la biodiversidad no conoce fronteras y en ella radica una de las principales ventajas de nuestros países». (FIN/IPS/mig/dm/dv en/01

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