Niños y niñas consultados en una encuesta en 17 países de Asia-Pacífico son conscientes de sus derechos a la educación, salud y alimentación, pero saben poco sobre sus derechos a la información y de expresión.
La encuesta fue realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), mediante entrevistas con 10.073 niños y niñas de 9 a 17 años de edad, durante la primera mitad de este año, y es la primera de su tipo, por la amplitud de su alcance y de los asuntos tratados.
El informe sobre los resultados, titulado «¡Haciéndose oír! Voces de niños y adolescentes en Asia-Pacífico», se divulgó en vísperas de la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre el estado de la infancia en el mundo, que comenzará el 19 de este mes.
Casi 72 por ciento de los consultados afirmaron que conocían sus derechos a recibir educación, cuidados de la salud y alimentación adecuada, a jugar y a ser amados.
Pero sólo 61 por ciento dijeron saber «algo» sobre el derecho a la libertad de expresión, y apenas 50 por ciento indicaron que tenían algún conocimiento acerca del derecho a la información.
Los consultados indicaron su percepción del valor que tienen sus opiniones en sus hogares y en sus comunidades.
«Sólo dos de cada cinco consultados dijeron que la libertad de 'expresar lo que se piensa' era 'muy importante' en sus familias, mientras de 69 a 85 por ciento señalaron que los valores de no robar, decir la verdad, respetar y ayudar a otros eran promovidos con fuerza en sus hogares», apuntaron los autores del informe.
Esos hallazgos no sólo «han creado una oportunidad para que comprendamos mejor» a la infancia de la región, sino que también ayudan a «identificar algunas grandes áreas problemáticas, a las cuales hay que prestar atención de inmediato», escribió Mehr Khan, directora regional del UNICEF para Asia-Pacífico, en la introducción del estudio.
«Las entrevistas se realizaron con una muestra representativa de unos 300 millones de niños y niñas de ese tramo de edades en la región», aseguró.
Más de 10 años después de la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de la Infancia, «muchos niños y niñas de la región aún no son concientes de que poseen derechos humanos básicos», destacó.
De hecho, una de las principales razones de la realización de la encuesta fue contribuir al ejercicio de uno de los derechos establecidos en esa convención: el derecho de la infancia a que su voz sea escuchada por el resto de la sociedad, en especial para tomar decisiones que la afectan.
Casi 90 por ciento de los consultados dijeron que tenían una «buena» o «muy buena» relación con sus madres, y casi 89 por ciento evaluó del mismo modo la relación con sus padres, pero en esta materia la excepción fue Camboya, donde sólo 76 por ciento consideraron positiva la relación con sus padres.
Cerca de 40 por ciento indicaron que sus sentimientos y opiniones no eran tenidos en cuenta «lo suficiente» o «en absoluto» en sus hogares, para tomar decisiones que los afectaban.
También en esa cuestión las respuestas se apartaron mucho del promedio en Camboya, donde 74 por ciento de los consultados dijeron que eran ignorados en sus hogares. Esa respuesta fue brindada por la mitad de los entrevistados en China, Corea del Surm, Malasia y Papúa-Nueva Guinea.
La encuesta registró que 93 por ciento de los consultados asistían a la escuela, pero un número considerable de ellos, que llegó a 31 por ciento en Corea del Sur, 21 por ciento en Vietnam y cuatro por ciento en China, dijeron que habían tenido problemas para discutir asuntos escolares con sus maestros.
«Muchos consultados pensaban que sus opiniones eran ignoradas cuando los gobiernos locales de sus comunidades tomaban decisiones que afectaban a la infancia», señalaron los autores del informe.
Sólo 46 por ciento de los entrevistados dijeron que sus opiniones importaban en esos casos, 39 por ciento opinaron que no importaban, y 15 por ciento respondieron que no estaban seguros, destacaron.
«Esas percepciones pueden expresar un sentimiento más amplio de aislamiento en la comunidad», comentaron.
«La percepción de discriminación contra 'algunos niños' fue escasa entre los consultados en Birmania (cuatro por ciento) y muy extendida en Australia, Camboya, Laos y Mongolia (con más de 70 por ciento en todos los casos)», subrayaron.
Varias preguntas de la encuesta buscaron detectar conocimientos sobre el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante de ese mal, indicaron.
Casi 69 por ciento de los consultados de entre 14 y 17 años de edad dijeron que sabían que las relaciones sexuales sin protección pueden causar infección por VIH, pero «sólo 20 por ciento eran concientes de que los niños y niñas pueden ser contagiados por sus madres antes de nacer o al nacer», apuntaron.
La conciencia del riesgo de contagio del VIH en relaciones sexuales sin protección fue alta entre los consultados de Camboya, Laos, Papúa-Nueva Guinea, Tailandia y Vietnam, con promedios de 90 por ciento de información correcta en algunos países, pero baja en Birmania, China y Corea del Sur.
Cerca de 39 por ciento de los entrevistados dijeron que conocían a alguien de su edad que había fumado, y 26 por ciento que conocían a alguien de su edad que había consumido alguna bebida alcohólica.
«Los testimonios sobre niños y niñas que consumían bebidas alcohólicas pero no fumaban fueron más entre los consultados en áreas urbanas», señalaron los autores del informe.
Esos testimonios provinieron de entre 59 y 66 por ciento de los consultados en Indonesia, Mongolia y Papúa-Nueva Guinea, y los países con menos testimonios en la materia fueron Camboya, Laos y Tailandia, con menos de 20 por ciento entre los entrevistados, comentaron.
Uno de cada cinco consultados dijo que conocía a alguien de su edad con adicción al consumo de tabaco, y las mayores proporciones de esos testimonios se registraron en Mongolia y en Papúa-Nueva Guinea.
Khan opinó que los resultados de la encuesta deben impulsar a la acción a los defensores de los derechos de la infancia.
«Quienes fueron consultados respondieron en forma sincera, con la clara esperanza de que lo que tenían para decirnos podía cambiar de algún modo sus vidas, y las vidas de otros millones de niños y niñas de la región», agregó. (FIN/IPS/tra- eng/mmm/ral/mp/hd/01