Máscaras de látex con el rostro de Osama bin Laden, acusado de ordenar los atentados contra Nueva York y Washington, y otras del presidente estadounidense George W. Bush son vendidas juntas en México para animar diferentes celebraciones.
«No tratamos de ofender a nadie, pero nuestro trabajo es estar al día y brindar opciones al consumidor», dijo Ricardo Esponda, director del grupo Caretas Rev y Plásticos y Vinilos.
La empresa espera que las máscaras sean adquiridas para animar fiestas privadas, como la celebración de Halloween (Día de Brujas) el 31 de octubre y el Día de los Muertos, el 2 de noviembre.
En México, tras la apertura política de hace una década, las imágenes de presidentes y políticos que antes se consideraban intocables pasaron a ser parte de representaciones humorísticas en caricaturas, el teatro y en máscaras.
El escritor Germán Dehesa comentó que esa apertura ha permitido que todos tengan la libertad y el derecho de reírse y recrear lo que antes era intocable.
Máscaras del presidente Vicente Fox, el primero que no pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 71 años, circulan hoy libremente y se las utiliza para distintas celebraciones.
Sin embargo, apenas tres años atrás la policía ordenó incautar todas las máscaras que circulaban del entonces presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), con el argumento de que violaban «los derechos de autor».
La firma Caretas Rev y Plásticos y Vinilos tiene entre sus clientes a consumidores de Estados Unidos, pero Esponda indicó que las máscaras de Bin Laden y de Bush no se venderán por ahora en ese mercado, aunque en el futuro no se descarta.
Bin Laden es señalado por el gobierno de Bush como el principal sospechoso de ser el autor intelectual de los atentados del día 11 que destruyeron el World Trade Center, de Nueva York, y una parte del edificio del Pentágono (Departamento de Defensa) en Washington, dejando como saldo más de 7.000 personas muertas.
Esponda justificó la creación de máscaras con el rostro de Bin Laden y de Bush señalando que se debe trabajar con personajes conocidos por el público y que pueden causar hilaridad.
Para animar la venta de las últimas creaciones de la firma, en algunos comercios de la capital se le colocaron máscaras de Bin Laden y de Bush a personas que representaban enfrentarse en una pelea de boxeo, cuyo juez era un tercer actor con el rostro de Fox.
La presencia de máscaras en celebraciones mexicanas es una herencia de la época precolombina, cuando los indígenas las usaban para ritos sagrados, pero también para divertirse, indicó el historiador Carlos Sánchez.
Uno de las personalidades locales más representadas en máscaras en los últimos años fue el ex presidente Carlos Salinas (1988- 1994), quien se autodenominó «el villano favorito de México» debido a las críticas y decepción que provocó su gestión.
A pesar del paso de los años, aún se observan en algunas calles de la capital a pequeños niños que, con una máscara de látex de Salinas y disfraz de preso, hacen malabares a cambio de una moneda.
El ex mandatario, uno de los políticos más odiado por los mexicanos luego de la crisis económica que estalló a fines de 1994, se transformó en una de las figuras centrales de los comediantes locales.
Roberto, un adolescente de 16 años que junto a sus hermanos de ocho y 11 años se coloca de lunes a viernes al lado de un semáforo de un cruce de automóviles en la capital para representar a Salinas, dijo que le agradaría usar la máscara de Bin Laden.
«A ese señor ya lo conocen todos, hasta nosotros. Creo que podríamos sacarle una buena lana (dinero)», expresó el menor