Una versión cinematográfica de la novela «Carmen» se perfilaba como la mejor película del año en Senegal, luego de haber sido proyectada en el festival de Cannes y aplaudida por la crítica foránea, hasta que provocó la ira de sectores musulmanes.
El director Joseph Gai Ramaka fue testigo de cómo su película «Karmen», basada en la novela original del francés Prosper Mérimée y en la ópera de Georges Bizet, desapareció este mes de las salas senegalesas, luego de que grupos musulmanes la calificaran de «blasfema» e incluso de «satánica».
La heroína de Ramaka se llama Karmen, le roba el futuro esposo a una novia el día de su boda y seduce a la carcelera de la prisión donde se encuentra detenida. Tras huir, dirige una organización contrabandista y convence a un policía que abandone su trabajo legítimo para regentearle el negocio.
Ramaka ubicó su argumento en la actualidad, asegurando que la capital senegalesa ofrece un escenario perfecto para una historia de romance turbulento y trágica pasión.
Al promover el filme, Ramaka defendió «el mantenimiento de una frontera estricta entre la sensualidad y el erotismo» y no se disculpó por las hazañas de la heroína.
Una coproducción francesa, senegalesa y canadiense, «Karmen» fue estrenada en Dakar en julio. Los promotores de la película afirman que ninguno de los miembros del gobierno que la vieron entonces expresaron objeción alguna a la misma. Entre los líderes religiosos tampoco hubo protestas.
Pero todo cambió este mes. Una proyección programada para el 8 de septiembre en la sala cinematográfica Bel Arte, en las afueras de Dakar, fue suspendida «en interés de la seguridad pública» luego de que manifestantes musulmanes iniciaran una vigilia frente al cine, exigiendo la cancelación de la película.
La directora de Bel Arte y una de las actrices de «Karmen», Aissatou Diop, se enteró de la situación por sus amigos. «Me dijeron que había un grupo grande de manifestantes, armados con garrotes y machetes. No podía creerlo».
Los participantes en la protesta provenían en su mayoría de la congregación religiosa musulmana Mourides, que cuenta con cientos de miles de seguidores en Senegal, incluso al presidente Abdoulaye Wade.
Uno de sus portavoces más destacados ha sido Maitre Abdoulaye Babou, abogado y dirigente de la opositora Alianza de las Fuerzas Progresistas.
Babou aseguró que su objeción a la película no parte de la franqueza de las imágenes sexuales, sino del uso inapropiado de la música religiosa.
En el filme, la directora de la cárcel, interpretada por Stephanie Biddle, se suicida tras su relación fallida con Karmen. Los funerales se realizan con el acompañamiento de «Khassaides», un salmo muy familiar para todos los Mourides, con los poemas del fundador de la congregación, Cheikh Amadou Bamba.
Para Babou la yuxtaposición del lesbianismo y la santidad es despreciable.
«Recito los Khassaides todos los días. Estos poemas fueron escritos en adoración de Dios y del Profeta y además son de la propiedad de la familia de Cheikh Amadou Bamba. Esa secuencia del filme es un insulto a todos los Mourides», sostuvo.
Ramaka, quien viajaba hacia el Festival Internacional de Cine de Toronto (6-15 de septiembre) cuando estalló la tormenta de críticas, no se disculpó por la secuencia y aseguró que las críticas más fuertes proceden de quienes no vieron la obra.
El director y aquellos que lo apoyan expresaron su sorpresa porque las críticas se hayan producido tanto tiempo después de la aparición del filme.
Diop resaltó que «Karmen» había sido exhibida en Ouakam, un suburbio de Dakar, con una audiencia formada por residentes locales. «Allí había Mourides disfrutando del filme. No hubo ni una señal de protesta», dijo la actriz.
Los realizadores dijeron que ellos siempre fomentaron la discusión sobre la película, permitiendo un debate en sala sobre la misma después de cada exhibición.
Babou asegura que el diálogo es posible, pero sólo si la secuencia ofensiva es sacada del filme. El abogado admite no haber visto nunca «Karmen» y que supo de su contenido «blasfemo» sólo luego de que una emisora de radio local llamó a sus oyentes a la acción.
Muchas de las protestas de los Mourides han seguido al radiodifusor Serigne Moustapha Diakhate, quien denunció la obra en su emisora, Diamono FM.
Diakhate tampoco ha visto el filme y sus acusaciones parten del testimonio de periodistas. Entrevistado por el diario senegalés Le Matin, Diakhate dijo que el uso de los Khassaides sin haber consultado a los líderes de Mourides era una injuria y una muestra de arrogancia por parte del director de la película.
El radiodifusor afirmó también que los poemas de Cheikh Amadou Bamba nunca debían haberse incorporado a una escena que muestra a «alguien que ha cometido suicidio, no es musulmán y ha pasado toda su vida en la perversión».
Ahora el futuro de «Karmen» está en duda. Cauteloso ante la posibilidad de ser acusado de imponer la censura, el gobierno de Senegal revivió a la moribunda Comisión Nacional de Control Cinematográfico para definir si el filme debe exhibirse o no.
Babou rechazó las acusaciones de intolerancia. «Como abogado, yo puedo decirle que su libertad termina donde comienza la mía. Esto no es Europa. Nosotros tenemos una realidad cultural diferente. Tenemos el derecho de protestar, porque este filme es satánico, nada más y nada menos», aseguró. (FIN/IPS/tra-en/cs/mn/aq/cr/01