ARGENTINA: Víctimas de atentados piden a EEUU evitar venganza

Familiares de las víctimas de los atentados en Argentina contra la embajada de Israel, en 1992, y contra una asociación judía, en 1994, expresaron hoy solidaridad con los parientes de los muertos en los ataques en Estados Unidos y pidieron evitar el camino de la venganza.

La condena de los atentados y el pedido de mesura a la hora de la respuesta de Washington fueron expresados en la marcha en reclamo de justicia que Memoria Activa, el grupo de familiares de las víctimas de los ataques en Argentina, realiza cada lunes desde hace siete años frente al palacio de tribunales de Buenos Aires.

Memoria Activa, que expresa posiciones distintas a las del resto de entidades judías argentinas, promueve estas asambleas semanales con el apoyo de legisladores, activistas humanitarios, artistas, escritores y personalidades de distintas áreas.

Una de las asistentes a la movilización este lunes fue la anciana Nair Amoedo, integrante de la organización Madres de Plaza de Mayo, que reclama justicia y conocer el destino de sus hijos desaparecidos durante la dictadura militar que se instaló en Argentina entre 1976 y 1983.

Con la cabeza cubierta por un pañuelo blanco, un símbolo de los reclamos de justicia para los miles de desaparecidos, Amoedo también llevó en su pecho la foto de su hija y de su yerno tomada el día de la boda, hace 28 años.

El matrimonio fue secuestrado por efectivos de la fuerza aérea en 1976, cuando ella tenía 18 años y dos hijos, uno de 45 días y el otro de dos años.

«Yo los crié y me dicen mamá», comentó Amoedo a IPS, poco antes de que por los altavoces del acto se mencionara al grupo de Madres de Plaza de Mayo como «un ejemplo estremecedor de justicia y no de venganza».

El sonido del shofar, el cuerno con el que era convocado tradicionalmente el pueblo judío a las asambleas y a la oración, precedió a los discursos que este lunes estuvieron teñidos por «un nuevo golpe a la humanidad».

Los manifestantes se refirieron así a los ataques del día 11, cuando comandos terroristas utilizaron tres aviones comerciales para destruir el Word Trade Center en Nueva York y parte del Pentágono (Departamento de Defensa) en Washington. Un cuarto aparato no logró su objetivo y se estrelló en un descampado en el estado de Pensylvania.

Tras varios días de trabajo incesante de bomberos y personal de rescate, se suceden en Nueva York las imágenes de familiares de miles de víctimas colocando aquí y allá la foto de sus parientes desaparecidos.

Rostros sonriendo a la cámara cuelgan del pecho de sus deudos, que no se resignan a que se ponga fin a la búsqueda hasta que el cuerpo de su pariente no aparezca.

Reclaman saber qué pasó, con la misma angustia e impotencia que los familiares de las víctimas de la dictadura argentina, de las 29 del atentado de 1992 contra la embajada israelí en Buenos Aires y de las 86 del ataque en 1994 contra la Asociación de Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

«Un escenario distinto y el mismo horror, otro vehículo suicida impactando en un blanco civil, un sinnúmero de muertos, la escena dantesca de edificios cayendo, cuerpos desaparecidos, olor a muerte, gritos de espanto. Otro país, el mismo atentado», resumió Enrique Churba, familiar de un muerto en la AMIA.

Diana Malamud, miembro de Memoria Activa, comentó a IPS el horror que experimentó por el ataque perpetrado la semana pasada en Estados Unidos. Recordó el sentimiento de venganza que la invadió hace siete años, cuando se enteró que su marido había perecido en el ataque a la AMIA.

La investigación en torno a la destrucción de la AMIA tendrá una instancia clave el día 24, cuando comience el juicio oral contra varios miembros de las fuerzas de seguridad argentina, imputados en los que se denomina la «conexión local».

«Yo creo que el camino no es la venganza, sino la justicia. La venganza sólo trae más muertes, en cambio la justicia frena la impunidad, que es la base para seguir cometiendo estos crímenes», apuntó Malamud.

El espeso de Malamud era arquitecto y el día del atentado realizaba refacciones en el edificio de la AMIA, destruido por un vehículo cargado con explosivos.

«Al principio quería venganza, pero después de pasado el primer impacto empecé a pensar en mis valores, en los que tenía mi marido, y en nuestros dos hijos, y me di cuenta que para la sociedad es mejor sentar a los culpables ante la justicia, y no empujar actos de venganza que desatan más violencia», dijo.

Cerca de Malamud en la marcha callejera se encontraba, Adriana Resel, quien también evocó a su hermana, víctima del atentado contra la mutual.

«Era asistente social y hacia una guardia semanal para atender a jubilados y personas que iban a pedir subsidios. El día del ataque no le tocaba ir, pero tuvo que reemplazar a una compañera», narró Resel a IPS.

No obstante el horror de aquel acto, Resel tampoco cree en las soluciones revanchistas.

«Nunca buscamos venganza, siempre pedimos justicia, y estos tremendos atentados en Estados Unidos deberían servir para redoblar ese pedido nuestro, para que se empujen estas investigaciones como un todo», reclamó.

Resel entiende que el camino está lejos del que transitan el gobierno de Estados Unidos y la propia Argentina, que se ofreció a apoyar las acciones antiterroristas que decida Washington.

«No queremos que mueran civiles, queremos a los que cometieron los crímenes, a ninguno más ni a ninguno menos», aclaró.

Por su parte, Carlos Jusevich, padre de una de las víctimas del ataque a la embajada de Israel, destacó que los atentados en Estados Unidos muestran que «nadie está a salvo».

También lamentó que tuviera que cometerse una «masacre horrible y tremenda» como esa «para que se tome conciencia de lo que es vivir en una sociedad jaqueada por el terrorismo».

La hija de Jusevich murió en el atentado contra la legación diplomática israelí junto a otras 28 personas. En más de nueve años de investigaciones encabezadas por la Corte Suprema de Justicia no se ha podido obtener pistas firmes de los responsables.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), una organización humanitaria fundada por el padre de una desaparecida durante la dictadura, también expresó su condena por los atentados en Estados Unidos, al tiempo de remarcar su «rechazo absoluto» a cualquier acto de violencia.

«La lucha contra el terrorismo debe consistir en investigar los hechos, en la identificación, juzgamiento y castigo de sus responsables. Las acciones que se emprendan no pueden consistir en represalias generalizadas ni apartarse del estricto respeto de las normas del derecho internacional», señaló el CELS

Mientras, el acto de Memoria Activa de este lunes siguió sumando adherentes. Se reunieron distintas personalidades y más familiares que se abrazan conmovidos por los recuerdos que el ataque sobre Estados Unidos removió en sus memorias.

Al final, el orador repitió la frase de cada lunes: «Por los muertos en las masacres de la embajada y de la AMIA pedimos…», y los presentes claman todos en un grito: ¡Justicia!». (FIN/IPS/mv/dm/ip hd/01

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