AMBIENTE-SRI LANKA: En las garras de la sequía

Grupos ambientalistas y organismos estatales de Sri Lanka se culpan mutuamente por la crisis de agua y energía provocada por la sequía, que ha puesto en peligro la supervivencia de un millón de pequeños agricultores.

Mientras los ecologistas acusan al gobierno de no hacer nada más que esperar la lluvia, las autoridades culpan a aquéllos por haber bloqueado planes de construcción de centrales termoeléctricas e hidroeléctricas que hubieran prevenido la actual crisis.

Esta isla del océano Indico, dependiente de las lluvias monzónicas para la irrigación agrícola, el agua de consumo y la generación de energía, está experimentando su peor sequía en una década y ni una nube gris se observa en el horizonte. En iglesias, templos y mezquitas, la gente reza por la lluvia.

Los meteorólogos pronosticaron precipitaciones para fines de este mes, pero ahora no están tan seguros.

«Estamos en medio de una gran crisis de agua y energía y nadie, mucho menos el gobierno, ha ofrecido una solución», afirmó un economista.

«Las agencias estatales de energía miran al cielo esperando que llegue el monzón en cualquier momento. No tienen ninguna otra solución a la actual crisis», agregó.

Las represas hidroeléctricas de la región central montañosa satisficieron todas las necesidades de energía hasta principios de los años 90.

Desde entonces, la energía termoeléctrica derivada del gasoil o el gas abastece más de 50 por ciento del mercado, pero su capacidad no ha sido maximizada porque resulta muy costosa para el consumidor promedio.

El ministro de Energía Anuruddha Ratwatte y funcionarios de la estatal Junta de Electricidad de Ceilán, que posee el monopolio de la distribución de energía, acusan a grupos ambientalistas y religiosos de haber frustrado la construcción de centrales termoeléctricas o hidroeléctricas.

Algunos políticos opositores y representantes de la comunidad empresarial coinciden en que la demora en la construcción de nuevas centrales ha agravado el problema.

La propuesta central a carbón en la ciudad noroccidental de Norochcholai fue planificada para satisfacer casi 20 por ciento de la necesidad de energía de Sri Lanka para 2002 o 2003, pero su construcción fue rechazada por organizaciones ambientalistas y la Iglesia Católica.

Estos grupos arguyeron que el proyecto desplazaría a las familias residentes en el área y también impediría la visita de peregrinos a una iglesia del lugar que atrae a miles de personas cada año para una fiesta religiosa.

Japón, que financiaba el proyecto, retuvo los fondos debido a la incertidumbre.

El otro proyecto polémico es el de una central hidroeléctrica en las siete cascadas de la región central. El grupo Environmental Foundation Ltd. bloqueó el proyecto a través de una orden judicial que determinó que el plan arruinaría la belleza del paisaje y degradaría el área.

«Cada vez que se propone un proyecto hídrico, los ecologistas protestan. Sin embargo, no plantean ninguna solución para generar energía; eso no parece preocuparles», lamentó el ex ministro de Energía P. Dayaratne.

Aunque admitió que algunos proyectos de desarrollo pueden provocar cierto daño ambiental, Dayaratne señaló que se pueden tomar medidas para minimizar el impacto en lugar de abandonar del todo los proyectos.

Líderes empresariales exhortaron a los ambientalistas a ser más prácticos, porque el país enfrenta una situación de vida o muerte agravada por la inestabilidad política.

Por otra parte, los ecologistas señalaron que su oposición a los proyectos se basa en daños reales al ambiente, y acusaron a la Junta de Electricidad de Ceilán de corrupción y de carecer de un plan nacional para satisfacer las necesidades futuras.

«Los actuales cortes de energía no son consecuencia de la demora en la construcción de nuevas centrales, porque la conclusión de los nuevos proyectos estaba programada para 2002 y 2003», arguyó Hemantha Withanage, directora ejecutiva de Environmental Foundation Ltd.

«¿Cuáles son los planes de la Junta para 2001?», preguntó Withanage.

Se teme que los apagones de dos horas diarias deban extenderse a ocho horas en las próximas dos semanas.

Muchos coinciden en que la corrupción imperante en la Junta de Electricidad de Ceilán ha sido un factor muy importante en esta crisis.

Algunos periódicos denunciaron en los últimos meses pérdidas equivalentes a 90 millones de dólares desde 1994 debido a demoras de la Junta en el encargo de centrales termoeléctricas no controvertidas y a actos de corrupción en la concesión de las respectivas licitaciones.

Suranjith Kodituwakku, del Movimiento Verde de Sri Lanka, arguyó que 50 por ciento de la energía utilizada por los sectores público y privado podría ahorrarse.

«Tenemos 12 horas y media de luz de día. Si las instituciones estatales y privadas dejaran de usar parte de la luz eléctrica, aparatos de aire acondicionado y ventiladores, y también si se suspendieran los programas radiales y televisivos en vivo, ahorraríamos mucha energía», declaró al Sunday Observer.

El Grupo de Desarrollo de Tecnologías Intermedias lamentó que el gobierno no haya promovido la recolección de agua de lluvia en las áreas habitualmente afectadas por la sequía, además de la instalación de unidades de energía eólica.

La sequía ha puesto en peligro la supervivencia de hasta un millón de personas en el sur, centro y norte de este país.

El gobierno pidió ayuda internacional para esas personas el mes pasado. Desde entonces, comenzó a llegar asistencia alimentaria, y un equipo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas visitó las áreas más afectadas por la sequía.

El equipo anunció a la cancillería que el PMA planea ayudar a 250.000 familias en las próximas semanas con raciones secas y otros suministros. La mayoría de las víctimas son pequeños agricultores cuyos cultivos de arroz y verduras se arruinaron por la seca. (FIN/IPS/tra-en/fs/ral/mlm/fs/ral/mlm/en-dv/01

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