El hambre que se propaga en Guatemala está directamente relacionada con el desgaste de los suelos, producto del descuido ambiental y del mal manejo de los recursos naturales, advirtió la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).
Las tierras del departamento de Chiquimula, ubicado a 100 kilómetros al este de la capital de Guatemala y el más afectado por la hambruna, eran aptas para la agricultura hace 20 años, según el informe de la Asies.
El gobierno de Alfonso Portillo declaró el estado de emergencia a fines de agosto en Chiquimula, donde este año murieron 48 personas de inanición.
Portavoces de Asies, un grupo no gubernamental de estudios académicos, dijeron a IPS que los suelos están totalmente desgastados, cuando eran áreas muy fértiles en el pasado.
«Estamos asombrados» con lo sucedido en sólo dos décadas en este departamento, comentó a IPS el matemático Pablo Pira, quien realizó el estudio de la Asies junto a la ingeniera agrónoma Celia Marcos.
Los científicos que estudiaron el ecosistema y el subsuelo de Chiquimula descubrieron que en los municipios de Jocotán, Camotán y Olopa el suelo cultivable apenas alcanza los 10 centímetros de profundidad, lo cual hace que las raíces de las plantas no tengan espacio para desarrollarse.
Fotografías y registros bibliográficos de hace más de dos décadas demuestran que Chiquimula era una región verde y florida, mientras que hoy es seca y con escasa vegetación.
«En menos de 20 años el cambio ha sido alarmante, y todo se debe a que no hubo ni buen manejo de los recursos ni prácticas de conservación de suelos», explicó Marcos a IPS.
La población de Jocotán, Camotán y Olopa es de unas 64.000 personas, la mayoría de las cuales viven por debajo de la línea de pobreza y más de 73 por ciento son descendientes de distintas etnias indígenas mayas.
La hambruna en estos tres municipios ha asombrado al resto de Guatemala y a la comunidad internacional, pues se desconocía que allí hubiera problemas severos de producción de alimentos.
La dramática imagen de Mirna Pineda, que a los dos años tiene el peso de una niña de seis meses, ha sido difundida por varios medios de comunicación. Pero Mirna es tan sólo una entre muchas personas que hoy sufren desnutrición en Guatemala.
«Es irónico, pues esos pueblos que ahora sufren por el hambre tienen nombres asociados a tres productos comestibles, como son el jocote, el camote (boniato) y el elote (maíz)», destacó Pira.
El experto puntualizó que, aunque en el pasado estas tres comunidades fueron conocidas por sus labores agrícolas, en los últimos años su productividad fue disminuyendo paulatinamente a medida que el suelo se erosionaba.
Los científicos de Asies explicaron que la tierra de los municipios afectados siempre ha tenido poca profundidad y un mal drenaje, por lo que hubiera sido más conveniente la producción forestal antes que la de alimentos.
La crisis actual es el producto de «una mala gestión de los recursos naturales y la ausencia de un plan de desarrollo, a lo que se suma el problema del cambio climático que ha acelerado el proceso de desertificación», señala la conclusión de la investigación de Asies.
Mientras y a pesar de que el gobierno decretó el estado de emergencia en el departamento de Chiquimula, el vicepresidente Francisco Reyes sostuvo que la hambruna es un montaje o «show» preparado por la oposición.
Tras la lluvia de críticas en respuesta a esas declaraciones, el gobierno de Portillo decidió enviar alimentos, medicinas y personal capacitado en este tipo de crisis a los municipios azotados por la tragedia.
Las autoridades informaron que se repartirán semillas a cientos de productores, con el objetivo de que sirvan para reflotar la agricultura.
Asies cuestionó esta resolución, pues entiende que el presidente Portillo está mal asesorado en materia agrícola.
«Aunque siembren un millón de semillas, la tierra ya no dará buenas cosechas, debido a que el suelo está desgastado», explicó la politóloga Carmen Ortiz a IPS.
Ortiz sostuvo que la sociedad guatemalteca debe atender la crisis de manera inmediata, pero también buscar una solución a largo plazo teniendo en cuenta las recomendaciones científicas. (FIN/IPS/nms/dm/dv/01