La ONU suspendió sus vuelos y retiró parte de su personal de Somalia, entre informaciones de inteligencia que señalan a ese país como el próximo destino del extremista saudita Osama bin Laden.
Randolf Kent, representante de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y coordinador de asuntos humanitarios en Kenia, aseguró que la decisión de interrumpir los vuelos, tomada esta semana, no se debió a razones de inseguridad en Somalia.
Kent dijo que el transporte aéreo se reanudará luego de negociaciones con la compañía de seguros que cubre todos los vuelos de la ONU.
El foro mundial retiró a 30 miembros de su personal de la septentrional localidad de Hargeysia y a 15 de la meridional Baidoa, debido a la expiración de las pólizas de seguros.
Pero aún cuenta en Somalia con un equipo de 560 integrantes, que permanecerán en funciones para «asegurar la efectiva provisión de servicios en este periodo», según un comunicado oficial.
Osama bin Laden, a quien Estados Unidos acusa del ataque del 11 de este mes contra Nueva York y Washington, que causó la muerte a 6.800 personas, podría trasladarse a Somalia desde Afganistán, según fuentes de inteligencia.
El gobernante movimiento Talibán, de Afganistán, se ha negado a entregar a Bin Laden a Estados Unidos y se prepara para resistir una anunciada invasión. Pero el consejo de clérigos islámicos solicitó al extremista saudita que abandone voluntariamente el país.
Miles de personas salieron el último fin de semana a las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia, en apoyo de Bin Laden, y quemaron banderas de Estados Unidos. También hubo manifestaciones contra Washington en Sudán y Kenia.
Somalia cayó en la anarquía en 1991, tras el derrocamiento del dictador Siad Barre. El aparato del estado se derrumbó y señores de la guerra apoyados en milicias se repartieron el país,
El gobierno de transición instalado el año pasado se comprometió a colaborar con la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo.
Pero las nuevas autoridades no controlan todavía a algunos señores de la guerra ni a grupos radicales a los que se adjudican vínculos con Al Qaeda (La Base), la red internacional de Bin Laden.
Kenia, que en agosto cerró la frontera con Somalia para evitar el ingreso ilegal de armas en su territorio, también se ha declarado dispuesta a apoyar la campaña de Estados Unidos contra el terrorismo.
Cerca de 16 por ciento de los 28 millones de habitantes de Kenia profesa el islamismo y se oponen a Washington.
Estados Unidos debe revisar su política exterior si desea "sobrevivir al desafío de una población mundial más enérgica y consciente», advirtieron los Amigos de Al Aqsa (Jerusalén), un movimiento islámico internacional que respalda a los palestinos contra Israel y se declara protector de los sitios sagrados de los musulmanes en Jerusalén.
Kenia y Tanzania confirmaron la recepción de una lista de 200 supuestos terroristas vinculados con Al Qaeda que habrían viajado a Africa oriental después de los atentados en Nueva York y Washington. Estados Unidos también entregó a Uganda una lista de sospechosos de terrorismo.
Washington acusó a Bin Laden de la voladura de sus embajadas en Kenia y Tanzania en 1998, dos atentados que mataron a 253 personas, entre ellas 12 estadounidenses, e hirieron a miles.
La prensa de Kenia informó la presencia de agentes del FBI (Buró Federal de Investigaciones, de Estados Unidos) en la región litoraleña del país, habitada por musulmanes de origen árabe.
La policía comunicó la detención de dos sospechosos con equipo telescópico cerca del aeropuerto de Nairobi, de donde parten la mayoría de los vuelos con personal de asistencia para Somalia y para el sur de Sudán, una región en guerra.
Sin embargo, el ex jefe de policía de Nairobi Geofrey Muathe aseguró que los dos detenidos no llevaban cámaras de fotos. (FIN/ IPS/tra-en/ja/mn/ff/ip/01
