AFRICA: Europa hace la vista gorda a diamantes de la guerra

Los diamantes de la guerra siguen ingresando a Europa por la vía del contrabando, pues los gobiernos ignoran sus propias normas y las decisiones de la ONU para impedir un tráfico que financia guerras en Africa, advirtió una red de organizaciones no gubernamentales (ONG).

En los últimos tres años la ONU (Organización de Naciones Unidas) adoptó varias resoluciones para prohibir la importación de diamantes explotados en beneficio de grupos armados en Angola, Sierra Leona y República Democrática del Congo, o exportados indirectamente de esos países desde Liberia.

Pero según un estudio realizado sobre Gran Bretaña, Bélgica y Holanda, tres países que manejan el grueso del comercio europeo de diamantes, el contrabando continúa por la aplicación de estadísticas inadecuadas, escasos controles fronterizos e insuficientes recursos humanos.

Los diamantes de la guerra representan entre cuatro y 15 por ciento del comercio mundial de diamantes en bruto, que alcanza a 7.500 millones de dólares por año.

Entre 70 y 80 por ciento de diamantes brutos del mercado mundial pasan por el puerto belga de Amberes.

Gran Bretaña, la sede europea del gigante industrial De Beers, también es un importador importante de diamantes, que superó incluso a Bélgica en 1999.

Según el estudio «Diamantes de la guerra: ¿Cruzando la frontera europea?» -encargado por la red Transacciones Mortales, una iniciativa de cinco ONG europeas-, Bélgica es el país que más avanzó en el cumplimiento de las sanciones, mientras Gran Bretaña y Holanda «fracasaron en forma notoria».

«Estos dos países no aclararon qué medidas toman para cumplir con el embargo. Más aún, sus sistemas de verificación de origen son demasiado frágiles», afirmó Myriam van der Stychele, autora del informe e integrante del Centro de Investigación sobre las Corporaciones Multinacionales, con sede en Amsterdam.

Según la investigadora existen «enormes disparidades» en los sistemas de inspección y control nacionales, que presentan carencias de fondos y de personal.

Ni Holanda ni Gran Bretaña cuentan con procedimientos para verificar los certificados de origen que son completados por las aduanas y hay poca transparencia acerca de las normas y controles fronterizos.

Esto «es especialmente preocupante en el caso de Gran Bretaña, que siguió importando diamantes de Angola y Sierra Leona incluso después de adoptar el sistema de certificación de origen», afirma el estudio.

La decisión de prohibir la importación de diamantes de la guerra se produjo en 2000, cuando organizaciones de derechos humanos documentaron que el rebelde Frente Unido Revolucionario aprovechaba su control sobre las minas de diamantes de Sierra Leona para sustentar una brutal guerra civil.

«Los ingresos por el contrabando de diamantes otorgan financiación esencial para los rebeldes que combaten no sólo contra las fuerzas gubernamentales, sino que matan y mutilan brutalmente a civiles, instituyen el trabajo esclavo y provocan desplazamientos masivos y devastación económica en las zonas que controlan», asegura el informe.

El año pasado autoridades de más de 30 países productores e importadores de diamantes, representantes de la industria y ONG acordaron un sistema de certificación internacional de diamantes «libres de guerra y contrabando» para todos los países comprendidos en la explotación y comercio de las gemas.

El estudio fue presentado en la última semana de septiembre en la sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, en un encuentro de legisladores y funcionarios de la Unión Europea, representates de la industria, autoridades aduaneras y ONG.

El trabajo busca despertar la conciencia pública acerca de la complicidad de las compañías occidentales en la financiación de conflictos internos de Africa, afirmó Judith Sargentini, coordinadora internacional de Transacciones Mortales.

La iniciativa reclama a la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, que «suministre mecanismos para analizar las irregularidades de las estadísticas comerciales de los países miembro que se relacionen con la comercialización o el contrabando de diamantes de la guerra».

La falta de transparencia en la industria de diamantes hace casi imposible lanzar una campaña para embarcar a las compañías en prácticas correctas para promover el comercio, dijo Christian Dietrich, analista del Servicio de Información para la Paz Internacional, de Bélgica.

Incluso si se cumplen los controles necesarios en los centros importadores de Europa y otras regiones «subsiste una red de comerciantes e intermediarios africanos y extranjeros que compran piedras del origen que quieran», advirtió.

«Los controles europeos ignoran estos aspectos ya que ninguna empresa es obligada a revelar la fuente de sus diamantes y cuánto venden de los mismos», explicó.

La UE como bloque no adoptó una regulación que obligue a sus miembros a controlar estrictamente la importación de diamantes procedentes de países africanos sospechosos de comerciar diamantes de la guerra, asegura el informe.

«Los países de la UE podrían adoptar una posición común para avanzar en el proceso de certificación, pero no lo han hecho», destacó el informe.

Transacciones Mortales recomendó que la UE exija la declaración de origen de todos los productos de los comerciantes de diamantes.

Lo más importante que debería hacer la comunidad internacional es controlar el flujo de piedras desde las minas hasta los exportadores, opinó Marc van Bockstael, autor del sistema de verificación creado por la industria.

«Esa es la parte africana y, lamento decirlo, pero no creo que lo que hacen aquí tenga algún impacto allá. Mientras los países (productores) sigan dispuestos a validar cualquier documento seguiremos en problemas», dijo. (FIN/IPS/tra-en/bk/mn/dc/aq/ip dv/01

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