AFGANISTAN: La peor catástrofe humanitaria del mundo

Un eventual ataque de Estados Unidos a Afganistán, que ya ha sido devastado por 22 años de guerra, puede causar el peor escenario humanitario del mundo, advirtió la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Un millón de desplazados internos afganos se encuentran en situación desesperante y enfrentan una perspectiva más grave por la evacuación del personal de las instituciones de ayuda humanitaria, dijo Fred Eckhard, portavoz en jefe del foro mundial.

Otros seis millones de personas, casi 25 por ciento de la población afgana de 24 millones, se encuentran en situación «vulnerable» y necesitan alimentos y ayuda sanitaria de emergencia, agregó.

Por otra parte, ya hay 3,6 millones de refugiados afganos en campamentos de países vecinos, dos millones en Pakistán y 1,6 millones en Irán.

Varios millones más, demasiado pobres o que no pueden salir de sus aldeas, se ven igualmente afectados, sostuvo la portavoz de la Oficina de Coordinación de la ONU para Afganistán, Stephanie Bunker.

«Si tal como se prevé la situación continúa deteriorándose el año que viene, Afganistán se convertirá en escenario de la peor crisis humanitaria del mundo», advirtió.

Según la ONU, la nación de Asia central es uno de los 49 «países menos desarrollados», los más pobres del mundo, con un ingreso por persona menor a 300 dólares anuales.

Luego de más de dos décadas de guerras, la supervivencia de muchos afganos depende enteramente de la producción y el tráfico de drogas, que es combatido por el gobernante movimiento Talibán, sostienen funcionarios del foro mundial.

Entre 1979 y 1989 Afganistán sufrió la ocupación militar de la Unión Soviética y al retirarse las fuerzas invasoras se inició una guerra civil entre diversas facciones musulmanas. En 1996, el movimiento fundamentalista Talibán tomó Kabul y extendió su control a 90 por ciento del territorio.

El país tiene un presupuesto de defensa anual de 200 millones de dólares, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos con sede en Londres.

El gobierno de Estados Unidos identificó al extremista saudita Osama bin Laden, supuestamente refugiado en Afganistán, como el principal sospechoso de los atentados suicidas de la semana pasada en Nueva York y Washington, y con la amenaza de las armas exige al régimen afgano que lo entregue.

El Talibán, que en el pasado había rechazado la extradición de Bin Laden, negó en principio la participación del saudita en los ataques del día 11.

Una asamblea de ulamas (clérigos musulmanes) que debía decidir este martes qué hacer con Bin Laden, prolongará hasta el miércoles su sesión, para aguardar la llegada de algunos religiosos de provincias distantes.

Bin Laden sigue negando su participación en los atentados. Mientras tanto, el régimen empieza a considerar la posibilidad de resistir un ataque estadounidense.

Debido a la gravedad de la crisis, la ONU se propone continuar suministrando a la población afgana «toda la ayuda de emergencia que sea posible», dijo Bunker.

Ante el temor de un ataque, el foro mundial retiró la semana última a los 80 funcionarios que había destinado a Kabul, Jalalabad, Mazar-i-Sharif, Kandahar, Herat y Faizabad.

Pero la ONU afirma que mantiene a cientos de socorristas afganos que suministran asistencia básica a la población. Sin embargo, si la inestabilidad se profundiza, los programas de ayuda más importantes no podrán continuar.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció la semana pasada que ya alimenta a tres millones de personas sólo en las áreas rurales de Afganistán.

El PMA, en el pasado la presencia más notable de las agencias de la ONU en territorio afgano, mantiene silencio sobre las consecuencias que enfrentaría la población en caso de una guerra abierta y sobre sus propios planes para paliar la crisis.

El aislamiento internacional de Afganistán era casi total antes de los atentados. Sólo Pakistán, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos reconocen al Talibán como gobierno legítimo.

Washington impuso en 1999 sanciones económicas y militares a Afganistán por negarse a extraditar a Bin Laden, a quien acusó de los atentados a las sedes diplomáticas estadounidenses en Kenia y Tanzania, un año antes. En 2000, la ONU decretó un embargo similar, reforzado en agosto de este año.

Un eventual bombardeo sólo mataría a afganos pobres y desventurados, afirmó la periodista afgana Tamin Ansary en un diario de la ciudad estadounidense de San Francisco.

«Hablo como alguien que odia al Talibán y a Osama bin Laden. No tengo dudas de que son los responsables de la atrocidad (de la semana última). Estoy de acuerdo en que algo debe hacerse con esos monstruos», escribió Ansary en un artículo muy comentado en Estados Unidos.

La periodista arguyó que el movimiento Talibán y Bin Laden no son afganos. «Ni siquiera son el gobierno de Afganistán. El Talibán es un culto de psicóticos ignorantes que tomaron el poder en 1997», sostuvo.

El pueblo afgano no puede alzarse contra ellos pues «está famélico, exhausto, herido, incapacitado y sufriendo. Hay más de 500.000 huérfanos», agregó Ansary citando cifras de la ONU.

Sobre la perspectiva de bombardeos a gran escala, la periodista señaló «ya ocurrieron. Los soviéticos se encargaron de ello». (FIN/IPS/tra-eng/td/aa/dc-ff/dv ip/01

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