VIETNAM: Ganancias y penurias por fiebre inmobiliaria

Las obras públicas de infraestructura propagaron la fiebre inmobiliaria en las grandes ciudades de Vietnam, y aunque algunos vietnamitas se benefician con ganancias fáciles, muchos siguen sin vivienda digna.

Obras de caminería, limpieza de cursos de agua y mejora de servicios de electricidad, agua y saneamiento, dinamizaron el sector inmobiliario y valorizaron zonas deprimidas.

Tran Van Thuan compró en 1995 una pequeña parcela cerca de un arroyo contaminado en la meridional Ho Chi Min. La propiedad de 100 metros cuadrados costaba 7.000 dólares, pero el mal olor del canal Nhieu Loc, al que los pobladores llamaban «río hediondo», había alejado a muchos compradores.

Thuan, sin embargo, construyó allí una casa de tres pisos con un costo adicional de 10.000 dólares. Y el «río hediondo» se convirtió en un arroyo transparente en 2000 gracias a un plan para la limpieza de cursos de agua financiado por el Banco Mundial.

El proyecto incluía la limpieza de las riberas del canal, embelleciendo el pequeño callejón donde se encuentra la casa de Thuan. «Esta ubicación privilegiada me permitió vender la casa en 130.000 dólares», dijo el hombre.

Tras vender su casa frente al canal, Thuan compró una vivienda más modesta y después de algunas refacciones volvió a vender obteniendo buenos beneficios.

Las obras de infraestructura también efectuadas en Hanoi, Danang y Hai Phong elevaron el valor de muchas propiedades. El trazado de nuevas calles jerarquizó las propiedades adyacentes.

La renovación incluye igualmente el mejoramiento de la red eléctrica, el suministro de agua, el saneamiento, el transporte, las telecomunicaciones y las viviendas en ciudades más antiguas.

El sector inmobiliario, casi moribundo tras la crisis económica de Asia sudoriental de 1997 y la quiebra de notorios especuladores en bienes raíces, está aprovechando los frutos de las inversiones y obras gubernamentales.

«La gente pone su dinero en el mercado inmobiliario porque los márgenes de ganancia son más altos que las tasas de interés de los bancos», explicó el director del Eximbank Vietnam, Truong Van Phuoc.

La burbuja inmobiliaria es dinero fácil para algunos, pero buena parte de la población no puede afrontar los costos excesivos que han alcanzado incluso las viviendas más modestas.

Además, las obras exigieron la demolición de construcciones y la reubicación de los residentes.

Ese fue el caso de Nguyen Thi Lan, quien vivía en la misma manzana donde estaba la casa de Thuan, pero cuya vivienda fue demolida para dar paso a las obras de limpieza del arroyo.

La desplazada familia de Lan obtuvo el derecho a comprar un apartamento en un edificio destinado a la población perjudicada por las obras públicas. El apartamento de 60 metros cuadrados costaba 10.344 dólares. Lan debió pagar la mitad al contado y el resto en un plazo de cinco años.

«Al principio el apartamento parecía estar bien, pero después de algunas lluvias, el agua comenzó a gotear del cielorraso», explicó Lan.

Hallar una vivienda rentada adecuada a los ingresos familiares es cada vez más difícil para muchos de los inquilinos vietnamitas, cuyo salario mensual se mantiene en 50 dólares.

Mientras la demanda habitacional en las ciudades crece rápidamente, la inversión estatal para darle respuesta es insuficiente en este país de 80 millones de habitantes.

En Hanoi y Ho Chi Min, cada una con más de tres millones de habitantes, proliferan las empresas constructoras de apartamentos para la población desplazada por las obras públicas y para los empleados de bajos ingresos. Pero las viviendas suelen presentar defectos constructivos y sus precios son excesivos.

Las obras de infraestructura en todo Vietnam no sólo han elevado el precio de la tierra, también han impulsado la conversión de tierras agrícolas en urbanas.

Cuando las autoridades locales de Ho Chi Min iniciaron el proyecto del corredor este-oeste, una extensión de la carretera que une Vietnam meridional con la vecina Camboya, la tierra por donde pasa la nueva vía se hizo «tan valiosa como el oro», dijo un habitante de la zona.

No es sorprendente que las empresas consultoras y comercializadoras de bienes raíces broten en todas las ciudades y en sus nuevas áreas suburbanas. Hasta el Banco Comercial de Asia promueve un «supermercado inmobiliario» abierto los siete días de la semana.

Los sitios inmobiliarios en la red mundial de computadoras Internet ofrecen desde tasaciones de viviendas y terrenos, hasta consejos sobre construcción, diseño y decoración de interiores.

Los analistas inmobiliarios señalan que la demanda habitacional en las principales ciudades excede la oferta. «Casi 70 por ciento de nuestros clientes quieren comprar, no vender», informó Vu Duy Tan, director de una firma de bienes raíces.

Las casas más requeridas son propiedades de 200 metros cuadrados, construidas para la población de altos recursos, cuyo precio oscila en 110.000 dólares. «La mayoría de los compradores son comerciantes que tratan de hacer dinero rápidamente», explicó.

Muchos inversores ven en el sector la manera más sencilla de colocar dinero. La burbuja crece con la especulación y los rumores que lanzan agentes inmobiliarios, empresas constructoras e inversores.

Uno de esos rumores afirmaba que el gobierno autorizaría a los vietnamitas residentes en el exterior comprar propiedades en Vietnam y obtener derechos de uso de la tierra sin restricciones en áreas residenciales.

En verdad, la Asamblea Nacional decidió en su última sesión otorgar ese derecho sólo a un puñado de empresarios e intelectuales residentes en el exterior en reconocimiento a «su contribución al desarrollo de Vietnam». (FIN/IPS/tra-en/tdtl/ccb/dc/aq/if pr/01

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