La postergación de las elecciones sindicales de Venezuela, previstas para transformar el movimiento obrero, es una maniobra del gobierno para ganar tiempo, aseguraron dirigentes laborales opuestos al presidente Hugo Chávez.
Grupos sindicales que disputan la dirección de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) calificaron de «maniobra gubernamental» la decisión del Consejo Nacional Electoral de aplazar un mes las elecciones en esa central programadas originalmente para el 25 de septiembre.
El 1 de septiembre comenzarán los comicios sindicales de base, que darán paso a las elecciones en las federaciones y luego de la nueva dirección de la CTV.
La resolución del consejo electoral fue respaldada por la Federación Bolivariana de Trabajadores (FBT), una organización creada a iniciativa de Chávez para disputar la central sindical a los dirigentes tradicionales.
Con la postergación, que se agrega a una decisión anterior del Tribunal Supremo de Justicia referida a los sindicatos de la educación, el gobierno «trata de arrebatar la autonomía de organizarse sindicalmente a los trabajadores venezolanos», opinó Daniel Santoro, presidente de la comisión electoral de la CTV.
El Tribunal Supremo de Justicia decidió la semana pasada, después de recibir un recurso de amparo, posponer las elecciones sindicales en el sector de educación, debido a las vacaciones escolares que finalizan el 15 de septiembre.
Por su parte, Carlos Navarro, candidato a presidente de la CTV, señaló que las autoridades judiciales y electorales «han tomado decisiones para beneficiar al gobierno y darle tiempo a que organice sus candidatos y planchas para los comicios».
De hecho, hasta este martes, un día antes de que venciera el plazo máximo acordado en un principio, se desconocía el nombre del postulante para disputar la presidencia de la CTV por el sector sindical afín al gobierno de Chávez.
Navarro, representante de la llamada Alianza Independiente y durante años ligado a organizaciones demócrata cristianas, recordó que la decisión del tribunal viola lo decidido en el referéndum del 3 de diciembre.
En esa consulta, impulsada abiertamente por el gobierno, se preguntó a los ciudadanos si estaban de acuerdo con la renovación completa del movimiento sindical, y se dio un plazo de 180 días para procesar ese cambio.
El sí obtuvo la mayoría en esa oportunidad pautada por una abstención de 70 por ciento de los habilitados a pronunciarse.
Ese referéndum fue rechazado por la mayoría de los sectores sindicales, que, sin embargo, reconocieron el mandato y se han dedicado en los últimos meses a prepararse para un complejo proceso electoral simultáneo en unos 3.000 sindicatos, una docena de federaciones y una confederación nacional.
Nicolás Maduro, líder del FTB y diputado por el gobernante Movimiento V República (MVR), se manifestó de acuerdo con la postergación decretada por el Consejo Nacional Electoral.
«Estamos ante una profunda desorganización del movimiento sindical, y en la CTV no hay archivos de los afiliados ni registros de los que votarán», se quejó Maduro, para quien con un lapso mayor se podrían organizar mejor las elecciones.
Maduro, en compañía de un juez, se presentó este martes en varias oficinas de sindicatos «para confirmar la inexistencia de los registros que permitan desarrollar cabalmente el proceso».
A su vez, Santoro dijo que la dirigencia sindical venezolana está ante una serie disyuntiva. Una de ellas es hacer valer la autonomía que le reconocen los convenios internacionales y llevar a cabo las elecciones, aunque las desconozca el Consejo Nacional Electoral.
En tanto, si acepta la postergación se abre la puerta para que este proceso sea impugnado, en vista de que se viola el lapso máximo de 180 días dispuesto por el referéndum de diciembre pasado, el cual fue abierto para todos los votantes del país.
Jesús Urbieta, coordinador de la junta de conducción de la CTV, pidió a los afiliados «impedir que se consuman los planes desesperados y totalitarios del oficialismo, ya que la potestad de fijar la fecha de las elecciones sindicales corresponde a cada organización y a nadie más».
Analistas coinciden en que la postergación de los comicios beneficia a los sectores ligados al gobierno de Chávez, en vista de que no han definido candidaturas, equipos de trabajo y propuestas.
Además, los comentaristas apuntan que la desunión entre distintos sectores que respaldan a Chávez y que quieren transformar la CTV puede provocar, paradójicamente, que triunfe el dirigente Carlos Ortega, ligado históricamente «al viejo sindicalismo» del país.
El presidente Chávez fue elegido con un amplio respaldo popular y comenzó su llamada «revolución social bolivariana» apenas asumir el cargo, en febrero de 1999.
Este proceso ha implicado profundas transformaciones políticas e institucionales, dentro de las cuales se ha querido incluir al movimiento sindical.
La batería gubernamental, que lanzó el propio Chávez a fines del año pasado para «refundar el movimiento sindical», apunta a la CTV, que estuvo durante largos años dominada por Acción Democrática, el partido que más veces ejerció el gobierno en los últimos 42 años.
La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres había asegurado que la consulta de diciembre violó los artículos 87 y 98 del convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual establece que cualquier modificación de las organizaciones sindicales corresponde sólo a los afiliados.
Tras un recurso legal de la CTV, el máximo tribunal de justicia venezolano decidió en forma unánime que el referéndum no violó el convenio de la OIT ni la Constitución Bolivariana de Venezuela, y que la consulta y la decisión emanada de ella significaban la intervención o suspensión de los sindicatos.
En Venezuela, según confirmó a IPS el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, la afiliación sindical es baja. Llega a 12,6 por ciento de los 10 millones de personas que conforman la población económicamente activa.
En cambio, la sindicalización crece hasta 58 por ciento en el sector público, lo cual, según analistas, está relacionado con la importancia que le da el gobierno de Chávez a la cuestión e las elecciones sindicales. En el área privada es de sólo seis por ciento.
La reducida afiliación a las organizaciones sindicales se relaciona directamente con el creciente mercado informal de trabajo.
Siete de cada 10 empleos en los años 90 en Venezuela fueron creados en el sector informal de la economía, aseguran investigaciones académicas. (FIN/IPS/ac/dm/lb/01