La globalización turística representa grandes peligros y desafíos para el Caribe insular, donde muchas economías dependen casi en forma exclusiva de la también llamada industria del ocio, advirtieron expertos cubanos.
Ese proceso está marcado en los últimos años por el movimiento de capitales en busca de alternativas más lucrativas, que ha llevado a la fusión de grandes empresas del sector, lo cual está modificando el escenario turístico como se conocía desde los años 70.
Los especialistas citan los casos de Alemania y Gran Bretaña a modo de ejemplo de lo que ocurre en este proceso de concentración de capital, que podría llevar a que en 2010 sólo existan no más de cinco compañías dominando el mercado europeo.
Las fusiones empresariales han llevado a que en la actualidad sólo dos grupos alemanes, Preussag y C and C/Touristic, controlen el movimiento de 40 millones de clientes, 179 aviones y 180.000 camas. A su vez, los consorcios británicos Airtours y First Choice dominan 20 millones de clientes y 82 aviones.
Para el Caribe insular, que carece de líneas aéreas propias y donde la firma estadounidense American Airlines controla 70 por ciento del mercado, «esta globalización representa un peligro de incalculables dimensiones», advirtió el viceministro cubano de Turismo, Eduardo Rodríguez.
El caso requiere de una previsión muy exacta del futuro y el diseño en la región de «una política turística conciliada», que esté por encima de intereses individuales de propietarios e inclusive de países, opinó.
La industria turística del Caribe insular atrae a más de 20 millones de personas por año, sobrepasa los 18.000 millones de dólares en ingresos y brinda unos 900.000 puestos de trabajo.
Las estadísticas indican que 45,6 por ciento de los viajeros que llegan a la región proceden de Estados Unidos y 25,5 por ciento lo hacen de Europa.
El embargo económico y comercial que aplica Washington contra Cuba desde los años 60 trata de privar a la isla de recibir turistas estadounidenses, pero no ha podido impedir la presencia de visitantes canadiense y europeos.
Desde 1996, Cuba figura entre los cinco estados del Caribe insular, junto con Puerto Rico, República Dominicana, Bahamas y Jamaica, que reciben más de un millón de turistas anuales.
El viceministro Rodríguez indicó que la región también debe tener en cuenta que una infraestructura sanitaria inadecuada y una desigual distribución de la riqueza, caldo de cultivo de violencia y desestabilización social, pueden afectar el potencial turístico.
«La facilidad con que las enfermedades cruzan océanos y fronteras, aumenta las posibilidades de brotes y epidemias», incluyendo el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), «todo lo cual actúa sobre las motivaciones de viaje», advirtió Rodríguez en el periódico turístico Destinos de esta quincena.
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida) calcula que entre los 12 países americanos con mayor prevalencia de sida nueve son caribeños.
Estas son realidades que, a juicio de Rodríguez, obligan a los gobiernos de la región a la adopción de un programa integrado y urgente para afrontar estos desafíos cada vez más actuales.
En los primeros meses de este año, la decisión de operadores y líneas aéreas de Alemania y de Gran Bretaña de suprimir o disminuir los destinos al Caribe causó especial preocupación en autoridades y directivos del sector turístico.
Sólo la racionalización de los vuelos de Britannia Airways desde Alemania a República Dominicana habría significado el cierre de siete hoteles dominicanos y amenaza con llevar a la quiebra a otras empresas, estimaron en mayo varios medios periodísticos.
«Es evidente que la situación turística en el Caribe se ha deteriorado respecto de los vuelos, y nuestros países deben unirse para enfrentar la situación», advirtió al respecto, Jean Holder, secretario general de la Organización de Turismo del Caribe.
Expertos indicaron que este hecho fue sólo un botón de muestra de la vulnerabilidad de las pequeñas economías caribeñas ante las decisiones adoptadas en sus principales mercados.
Estadísticas del Banco Mundial señalan que la economía del planeta crecerá sólo 2,2 por ciento este año, casi la mitad del incremento de cuatro por ciento en 2000, en especial por la desaceleración de Estados Unidos, de Europa y de Japón.
El informe anual del Banco Mundial pronosticó que el ritmo de crecimiento de las naciones industrializadas caerá de 3,6 por ciento en 2000 a 1,6 por ciento este año. (FIN/IPS/pg/dm/if/01