TRABAJO-EEUU: Juicio a obreros con represión sindical de fondo

Cinco obreros portuarios serán sometidos a juicio en esta ciudad de Carolina del Sur, Estados Unidos, y podrían ser condenados a cinco años de prisión como consecuencia de lo que fuentes sindicales consideran una guerra de funcionarios locales contra los sindicatos.

Los estibadores Elijah Ford, Ricky Simmons, Peter Washington, Jason Edgerton y Kenneth Jefferson están acusados de provocar disturbios a raíz de una manifestación sindical en el puerto de Charleston, uno de los mayores de este país, el 20 de enero de 2000.

Los cinco, cuatro de ellos negros y uno blanco, irán a juicio el próximo mes, pero mientras permanecen en detención domiciliaria, no pueden abandonar sus casas después de las 19 horas, salvo para trabajar, y deben utilizar sensores electrónicos en los tobillos para que las autoridades puedan rastrear su paradero.

«El estado de Carolina del Sur declaró la guerra a los sindicatos y a los obreros negros en especial», dijo Bill Fletcher, del instituto George Meany Centre, dependiente de la AFL- CIO, la principal confederación sindical del país.

Carolina del Sur tiene el menor porcentaje de trabajadores sindicalizados de Estados Unidos, pero los estibadores de Charleston, todos de ellos negros salvo dos, pertenecen en su totalidad a la filial Local 1422 de la Asocación Internacional de Estibadores.

El año pasado, la compañía naviera danesa Nordana anunció que contrataría trabajadores no sindicalizados para la carga y descarga de sus barcos.

«Cuando nos enteramos (de lo que haría Nordana), sabíamos que no podíamos tolerarlo. Pasamos 40 años luchando por salarios dignos para que los trabajadores pudieran enviar a sus hijos a la universidad», recordó el presidente del Local 1422, Ken Riley.

La policía cooperó con los estibadores cuando procedieron a realizar la protesta contra Nordana, pero el procurador general del estado, Charles Condon, envió a 600 soldados de caballería a escoltar el ingreso de los trabajadores no sindicalizados al puerto, con la ayuda de helicópteros y vehículos blindados.

El sindicalista Riley fue golpeado por un soldado en la protesta y llevado en ambulancia, lo cual generó una trifulca generalizada, tras lo cual fueron detenidos los cinco obreros que ahora esperan su juicio.

Cuando un juez rechazó las acusaciones contra los trabajadores arrestados, Condon condenó el fallo, convocó a un gran jurado y procesó a los cinco. Entonces reveló su «plan para lidiar con la violencia sindical de los portuarios: cárcel, cárcel y más cárcel».

«Carolina del Sur es un estado con gran respeto por el derecho al trabajo. El derecho de los ciudadanos a no sumarse a un sindicato es absoluto y será protegido plenamente», dijo Condon.

Condon es candidato a gobernador del estado y presidió la campaña electoral local del presidente George W. Bush. «Utilizó nuestra situación en su propaganda política, al anunciar que Carolina del Sur debía elegir a Bush para aplastar a los sindicatos», sostuvo Riley.

«Cuando (Condon) anunció que se postularía al cargo de gobernador, la razón que dio fue que Carolina del Sur debía liberarse de los sindicatos», agregó Riley.

No es una amenaza gratuita. La oficina pública de desarrollo económico de Carolina del Sur procura atraer la inversión internacional mediante una campaña de información que destaca que la productividad estatal es una de las más elevadas del país, mientras los salarios son 20 por ciento inferiores a los más altos.

Por eso las empresas europeas construyen fábricas en el estado y en otros vecinos, pero sus obreros no están sindicalizados.

«Es un área con grandes posibilidades de sindicalización, si el movimiento sindical se alía a los afroestadounidenses», explicó Fletcher.

A contrapelo de lo que ocurría en todo el país, Carolina del Sur aprobó una ley que prohíbe que las empresas fijen salarios mínimos superiores al salario mínimo fijado por el gobierno federal.

Y cuando el gobernador propuso que Riley integrara la comisión portuaria del estado, Condon se opuso al nombramiento y presentó un proyecto de ley que hubiera prohibido la presencia de sindicalistas en comisiones públicas.

La hostilidad legislativa ha sido una reacción a la capacidad del Local 1422 de unir a los trabajadores negros y blancos, y a los sindicatos con la comunidad negra, lo cual podría cambiar la representación política del sur estadounidense, según observadores.

Durante la manifestación contra Nordana, los sindicalistas del Local 1422 tuvieron el apoyo del sindicato de empleados portuarios, Local 1771, integrado en su totalidad por blancos.

La Red Progresista, un conjunto de 38 organizaciones de base de Charleston, también se reúne en la sede del Local 1422. Como reacción a la amenaza del juicio, la AFL-CIO convocó una campaña nacional encabezada por Fletcher para liberar a los estibadores.

A principios de julio miles de sindicalistas se congregaron en Charleston para exigir la liberación de los cinco.

Pero Condon calificó las críticas de la Red Progresista de «truco propagandístico producto de simpatizantes sindicalistas» cuyo único fin era «desviar la atención de las graves acusaciones penales de disturbio y conspiración para provocar disturbios», sostuvo.

Pero los sindicalistas negros, como Fletcher y Riley, están convencidos de que el próximo juicio contra los cinco trabajadores portuarios es parte de una campaña más amplia contra el movimiento sindical y los negros. (FIN/IPS/tra-en/db/aa/aq/lb hd/01

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