Los frecuentes cortes de energía eléctrica en Soweto, el extenso suburbio de Johannesburgo, la capital sudafricana, empeoran aun más las condiciones de vida allí y se vinculan con un aumento de la violencia doméstica.
Casi 70 por ciento de los tres millones de habitantes de Soweto cuentan con energía eléctrica, pero sufren a menudo apagones por fallas del servicio, y en especial cortes del suministro por falta de pago.
«Cuando se corta la energía antes de que la cena esté lista, muchos hombres se ponen furiosos y hay más violencia doméstica. Otros se ausentan de sus casas hasta la hora de dormir, por la falta de calefacción», dijo Virginia Setshedi, de 31 años e integrante de la Comisión de Crisis de Electricidad de Soweto.
«Todo es frustrante cuando hay apagón», añadió.
Las estadísticas indican que 30 por ciento de las mujeres sudafricanas han padecido algún tipo de violencia doméstica, y que las violaciones de mujeres ocurren en promedio cada 36 segundos.
Setshedi está desempleada, es madre de tres niños y vive en una casa de cuatro habitaciones en Diepkloof, una de las áreas de Soweto. Su marido pasó más de un año desempleado hasta conseguir trabajo en junio.
El hogar en que vive no dispone de energía eléctrica, y enciende fogatas fuera de su casa, al igual que otras mujeres, para cocinar y brindar calefacción a su familia, con sillas viejas o madera que busca en basurales.
En las noches frías, envía a su hijo más pequeño, de cuatro años, a dormir a casa de su abuela.
«Las mujeres reúnen madera, y los hombres jamás piensan en ayudar. Las fogatas afectan la salud, porque debemos respirar el humo y a veces sufrimos quemaduras», explicó.
Además, la ausencia de iluminación pone a las mujeres en peligro cuando vuelven a sus casa después del anochecer.
«Las mujeres soportan la peor parte, porque aún se las considera únicas responsables de mantener el hogar», dijo Trevor Ngwane, presidente de la comisión, que fue creada en abril del año pasado y lleva a cabo reconexiones ilegales cuando la firma Eskom, proveedora del servicio, lo corta por falta de pago.
«Eskon dice que es el distribuidor más barato del mundo, pero sus precios son elevados para los usuarios domésticos» de Soweto, sostuvo.
La comisión ya ha ayudado a unas 500 personas a reconectarse en forma ilegal a la red eléctrica, y muchas otras realizan las reconexiones sin ayuda.
Eskom exige el pago de 30 por ciento de la deuda para restaurar el servicio a los morosos.
Las reconexiones ilegales son irresponsables e inconvenientes para otros usuarios, dijo Angie Dubbini, portavoz de la firma.
«Hasta ahora la tarea (de reconexión) ha estado reservada a los hombres, pero ya hay mujeres que se entrenan para realizarla», dijo Ngwane, quien aseguró que la comisión toma todas las precauciones que puede.
Setshedi sabe que podría morir electrocutada o ser detenida por la policía, pero dice que está «dispuesta a enfrentar las consecuencias, porque lo que hace Eskom es injusto».
«Es importante que las mujeres puedan hacer las reconexiones, porque los hombres no siempre se dan cuenta de las urgencias», afirmó.
La comisión sostiene que la falta de servicios básicos como el de suministro de energía eléctrica muestra que el gobierno no ha cumplido las promesas que realizó durante la campaña electoral.
«Debemos empezar a tomar en serio la Constitución y entender que los servicios básicos no pueden convertirse en mercancías», arguyó Patrick Bond, profesor de la Facultad de Administración de la escuela para graduados Wits.
Bond participó en una investigación realizada con el objetivo de que el gobierno «comprenda» la relación entre la electricidad y la potenciación de la población, en especial de los sectores de bajos ingresos.
Ese estudio incluyó una encuesta de hogares en las zonas de Diepkloof y Orlando Oriental, de Soweto, cuyos resultados se darán a conocer este mes. (FIN/IPS/tra-eng/uh/ll/mn/dc-mp/dv/01