El Ministerio de Salud de Brasil inició los trámites para autorizar la producción nacional del medicamento Nelfinavir, distribuido a los enfermos de sida, rompiendo los derechos de patente del laboratorio suizo Roche.
Esta medida, la primera de esa naturaleza en este país, fue necesaria porque la rebaja de precio ofrecida por Roche tras varios meses de negociaciones resultó «insatisfactoria», en contraste con la actitud de otra transnacional farmacéutica, Merck Sharp & Dome, dijo el ministro de Salud, José Serra.
El Nelfinavir es uno de los 12 medicamentos que el gobierno distribuye gratuitamente a cerca de 100.000 enfermos de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), en un programa elogiado internacionalmente que en Brasil redujo la mortalidad por esa enfermedad a menos de la mitad.
De los 303 millones de dólares que el Ministerio de Salud gasta anualmente en el programa, 88 millones se destinan a la importación de Nelfinavir, dijo Serra este jueves.
Esa desproporción en los gastos de un único medicamento se agravó por el encarecimiento de las importaciones a raíz de la depreciación del real, la moneda brasileña, de más de 25 por ciento este año.
Merck Sharp & Dome, que produce dos de los 12 productos que integran los tratamientos antiretrovirales usados en Brasil, aceptó reducir sus precios cerca de 70 por ciento. Pero Roche ofreció un descuento de apenas 30 por ciento, según Serra. La empresa había asegurado que propuso una rebaja de 35 por ciento.
Hubo «negociaciones durante meses, pero la empresa no atendió a las dos últimas reuniones pedidas por el Ministerio», lo que se interpretó como desinterés en mantener el diálogo, afirmó.
La medida anunciada por el ministro permitirá a laboratorios farmacéuticos instalados en Brasil producir Nelfinavir, pero no extinguirá las regalías debidas a Roche.
Las autoridades prevén reducir 40 por ciento los gastos por el uso de Nelfinavir, lo que representa un ahorro de 35 millones de dólares al año.
El objetivo es abaratar las drogas antiretrovirales indispensables para el tratamiento de los afectados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida), justificó Serra, quien afirmó estar dispuesto a llegar a un acuerdo con Roche si la compañía mejora su propuesta.
La empresa suiza manifestó en un comunicado su «sorpresa» ante la medida, pues las negociaciones transcurrían «en buenos términos» y el descuento ofrecido estaba muy cerca del pretendido por las autoridades brasileñas.
Además, no hubo un aviso previo, como establece el acuerdo alcanzado en julio por Brasil y Estados Unidos cuando Washington retiró su queja ante la Organización Mundial de Comercio contra la ley brasileña que permite la licencia compulsiva de patentes.
Pero el ministro advirtió que ya no se podía tolerar las dilaciones, pues será necesario iniciar la producción local en enero, pues en diciembre vencerá el contrato para la compra del medicamento a Roche.
Como Roche es suiza, su patente no estaría contemplada en el acuerdo con Estados Unidos. Sin embargo, la empresa afirmó que el Nelfinavir tiene patente estadounidense.
La ley brasileña de patentes, vigente desde 1997, autoriza la licencia compulsiva temporal en caso de emergencia o de abuso del poder económico por parte de las compañías poseedoras de los derechos. Por eso, Brasil sufrió fuertes presiones de Estados Unidos y de la industria farmacéutica transnacional.
«La decisión del Ministerio de Salud cuenta con nuestro apoyo», dijo a IPS el psicólogo Carlos Passarelli, asesor de proyectos de la no gubernamental Asociación Brasileña Interdisciplinaria de Sida, que propone políticas públicas de atención solidaria.
Es necesario bajar los costos del tratamiento antirretroviral porque «es el pueblo el que lo paga» y porque las ganancias de la industria farmacéutica son demasiado elevadas, argumentó Passarelli.
Los laboratorios justifican sus precios por las abultadas inversiones en investigación, pero no divulgan el gran aporte que reciben de recursos públicos, añadió.
Esa primera aplicación de la licencia compulsiva es importante también porque surgirán pronto nuevas disputas con compañías transnacionales, pues están en desarrollo nuevos medicamentos antisida, observó.
Además, sería importante ampliar la medida a otros tipos de medicamento de uso continuado, como los utilizados para el tratamiento de la lepra y de la tuberculosis, cuyo precio impide la curación de los pacientes pobres y elevan los gastos de los servicios públicos de salud, opinó Passarelli.
Brasil obtuvo el apoyo de centenares de organizaciones no gubernamentales e instituciones internacionales en su disputa con Estados Unidos por la ley de patentes, pues una condena en la Organización Mundial de Comercio podría afectar el programa de distribución gratuita de medicamentos a los portadores de VIH. (FIN/IPS/mo/mj/he/01