Dos cuestionados candidatos encabezan la carrera por la presidencia de Honduras, que se definirá el 25 de noviembre. Se trata de Rafael Pineda Ponce, del gobernante Partido Liberal, y del empresario de origen panameño Ricardo Maduro, del opositor Partido Nacional.
Pineda Ponce, de 71 años y presidente del parlamento, compite con Maduro, de 55, por el gobierno de uno de los países más pobres de América Latina, agobiado por el hambre, el atraso, la deuda externa y las pandillas juveniles.
El Informe de Desarrollo Humano Honduras 2000 señaló que la pobreza golpea a 65 por ciento de los seis millones de hondureños. Sin embargo, analistas locales sostienen que ese es un dato optimista y que en realidad en esa situación se encuentra entre 75 y 80 por ciento de la población.
La miseria se puede apreciar en la mayoría de las urbes, los pueblos rurales y sobre todo en Tegucigalpa, cercada de laderas pobladas de cientos de chabolas.
Políticos y expertos explican que el desarrollo es muy difícil de alcanzar mientras el país deba hacer frente a una deuda externa de 5.500 millones de dólares.
«Cualquiera de los candidatos que gane las elecciones tendrá que afrontar un panorama muy sombrío», comentó el analista Irvin Jerez ante la consulta de IPS.
Las últimas encuestas realizadas por la firma Cid-Gallup, divulgadas en julio, ubican primero a Maduro, con 46 por ciento de la intención de voto de los consultados, seguido de Pineda Ponce con 35 por ciento en promedio.
Jerez, de la Asociación de Organismos no Gubernamentales de Honduras (Asonog), advirtió que el sucesor del presidente liberal Carlos Roberto Flores estará atado de manos, pues «deberá cumplir con los compromisos ya asumidos y negociar luego una nueva carta de intenciones con el Fondo Monetario Internacional».
Esa nueva carta profundizará «las medidas neoliberales, las privatizaciones y en general el malestar social», añadió.
El experto muestra poca confianza en los candidatos con mayores posibilidades de acceder a la presidencia pues, según indica, Pineda Ponce no tiene conocimientos claros de la economía hondureña, mientras que Maduro es una amenaza para la industria local debido a sus vínculos con inversionistas de El Salvador.
La campaña electoral comienza a tomar color y pasión en Tegucigalpa, tanto en las conversaciones cotidianas como en el panorama visual de la ciudad.
En centenares de postes del alumbrado eléctrico ya se aprecian pancartas de color rojo y blanco de los liberales, de centroizquierda, con promesas de mayor seguridad, trabajo y bienestar.
En tanto, los nacionalistas, de tendencia centroderechista y conocidos aquí como los «cachurecos», hacen sentir su propaganda y sus colores distintivos azul y blanco en especial en la televisión y en las radios.
Pero también hay un sector importante de la población que se manifiesta desinteresada de tanta propaganda y muestra su escepticismo político.
«Yo no sé si voy a votar, porque al final los dos son lo mismo, pero tal vez me decida en los últimos días», comentó a IPS Manuel Lagos, un taxista de 28 años de Tegucigalpa.
Pero el abogado Jorge Ramón Hernández Alcerro, director de imagen y campaña del Partido Nacional, advirtió a IPS que «en las próximas elecciones Honduras se juega muchísimo», ya que en la actualidad «está sumido en una severa crisis social, económica y educativa».
Un ejemplo de eso es que, de 200 días del año lectivo, niñas y niños reciben en promedio sólo 100 días de clases en las escuelas, pues los maestros no se presentan o están en huelgas», apuntó.
Hernández Alcerro, quien fue juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ex embajador del país ante la Organización de las Naciones Unidas, afirmó que Maduro presenta un plan detallado de gobierno, mientras que Pineda Ponce es un político desgastado.
Sin embargo, ex presidentes liberales, entre ellos Carlos Reina (1994-1997), están interviniendo en la campaña en favor de su partido y no creen que Pineda Ponce esté muy anciano para asumir el gobierno.
Reina y otros dirigentes de su partido puntualizaron que, si Maduro llega al poder, se repetirán los escándalos de corrupción de anteriores gobiernos nacionalistas.
Uno de los aspectos que más ha provocado polémica en esta campaña es el hecho de que Maduro nació en Panamá y se nacionalizó hondureño sólo en 1982, cuando tenía 36 años.
Maduro, aunque su familia paterna es panameña y su madre nació en Guatemala, alega que su abuela materna nació en Tegucigalpa.
Mientras, los dos candidatos de los partidos de mayor arraigo en el país apelan a distintas estrategias para aumentar el apoyo de los votantes, como es el intento de aprovechar la popularidad de los jugadores de fútbol.
Maduro lanzó un anuncio en televisión en el que aparece junto con el delantero de la selección de Honduras Milton «Tyson» Núñez, mientras que Pineda Ponce lo siguió y divulgó un aviso con el capitán de ese equipo, Amado Guevara.
También los partidos políticos han apelado a la red mundial de computadoras para difundir las virtudes de sus respectivos candidatos, como es el caso del sitio www.pinedaponce.net, de los liberales, y el identificado como www.maduro.hn, de los nacionalistas.
En las calles, las calcomanías y las banderas de uno y otro partido cada vez se hacen más visibles en las principales ciudades de Honduras. (FIN/IPS/nms/dm/ip/01