Datos religiosos y étnicos fueron desvirtuados en el último censo de población de Nepal para aparentar que la fe hinduista y el idioma nepalés siguen siendo dominantes, aseguraron grupos minoritarios
Algunas minorías étnicas denunciaron intentos de presentarlas como hindúes, cuando en realidad no lo son. La Oficina Central de Estadísticas también determinó que el nepalés es la lengua materna de muchos grupos étnicos, pero en realidad gran parte de éstos tienen su propio idioma y cultura.
Según el censo realizado en junio y julio de este año, la población de Nepal tuvo un crecimiento anual de 2,27 por ciento desde 1991 y es ahora de 23,21 millones de personas.
La población puede ser pequeña en comparación con la de China e India, países vecinos a Nepal, pero los problemas que enfrenta este reino del Himalaya no son pequeños, como lo demuestran los resultados del censo.
Por ejemplo, los demógrafos están preocupados por el aumento de la proporción de mujeres y por el alto crecimiento de la población en áreas urbanas como la capital, Katmandú.
Si estas tendencias continúan, podrían producirse trastornos sociales a corto plazo, advirtieron.
Pero la mayor controversia se relaciona con los datos que sitúan al hinduísmo, la religión oficial, como la fe mayoritaria.
Los ancianos de Satungal, una pequeña aldea cercana a Katmandú, protestaron al saber que los resultados del censo los presentaban como 80 por ciento hindúes.
«Somos de esta aldea y sabemos cuál es su constitución religiosa. La mayoría de nosotros declaramos que nuestra religión era el budismo, pero los funcionarios del censo simplemente lo ignoraron», declaró el aldeano Nhuchhe Maharjan.
«Lo que pasó en Satungal es sólo un ejemplo de los esfuerzos concertados por producir falsas estadísticas en Nepal», advirtió Krishna Bhattachan, un sociólogo de la Universidad de Tribhuvan, en Katmandú. «Esto empaña todo el censo».
La cuestión del idioma y la religión es muy importante en Nepal, una sociedad multicultural y multiétnica con una mezcla de culturas aria, mongol y tibeto-birmana.
Pese a su identidad claramente difierenciada, la expresión cultural de estos últimos dos grupos fue reprimida, en un intento por forjar la «identidad nacional», durante los largos períodos dictatoriales.
Los otros grupos culpan por esta situación a los brahmines y los chhettris, que representan a la cultura hindú aria.
Aunque en 1990 Nepal volvió a la democracia multipartidaria y actualmente se toleran distintas expresiones religiosas y culturales, los críticos afirman que existen sutiles intentos por demostrar que la mayoría de los nepaleses son hindúes y hablan nepalés, por motivos políticos.
Autoridades de gobierno y funcionarios del censo negaron las acusaciones.
«Los resultados del censo no están comprometidos», afirmó Prithvi Raj Ligal, vicepresidente de la Comisión Nacional de Planificación, pero admitió que «ocurrieron irregularidades en apenas uno a dos por ciento de las áreas».
Aparte de ese problema, preocupa el gran crecimiento de la población, de 2,1 por ciento anual en 1991 a 2,27 por ciento este año.
Funcionarios de gobierno señalaron que el resultado del censo de 1991 es poco confiable y que es probable que en ese entonces el crecimiento demográfico fuera de 2,4 por ciento, superior al actual.
Sin embargo, persiste la preocupación por el crecimiento de la población, en especial en las áreas urbanas.
En el distrito de Katmandú, que forma una pequeña parte del valle de Katmandú, la población llegó a 1,2 millones, presionando los límites de la infraestructura urbana construida hace medio siglo.
Más de 90 por ciento de la población era rural en 1991, pero actualmente sólo 85 por ciento vive en el campo.
La principal razón de ese asombroso ritmo de urbanización es la concentración de infraestructura en las ciudades, sostuvo Ligal.
«Esto se debe a una toma de decisiones centralizada. Ahora debemos dar prioridad a la descentralización para contrarrestar esta tendencia», exhortó.
Otra tendencia preocupante es el desequilibrio entre la población femenina y la masculina.
El último censo reveló que las mujeres superan a los hombres en más de 500.000, en una sociedad muy conservadora y patriarcal que prefiere a los hijos varones.
El fenómeno «puede deberse a que la mayoría de los hombres emigran hacia India en busca de empleo», aventuró Radha Krishna G.C., subdirector de la Oficina Central de Estadísticas.
«Los hombres emigran más que las mujeres», observó.
Pero no todos los datos del censo son preocupantes. Una tendencia positiva es la reducción del número promedio de integrantes de cada hogar, de 5,56 a 5,38.
La fertilidad de las nepaleses también disminuyó considerablemente, de 6,3 a 4,8 hijos por mujer.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer en materia de población.
«Deseamos alcanzar un crecimiento anual de 1,5 por ciento en los próximos 20 años. La reducción de la fertilidad nos infundió optimismo y esperamos llegar a esa meta en dos décadas», dijo Ligal. (FIN/IPS/tra-en/sp/js/mlm/pr/01