Los palestinos sitiados por Israel en Gaza y Cisjordania podrían quedarse sin comida a corto plazo, advirtió el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.
Casi 270.000 palestinos ya no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias debido al bloqueo de sus territorios por el ejército israelí, afirmó la agencia.
«Las familias pobres deben tomar decisiones muy difíciles», dijo el martes Mushtaq Qureshi, portavoz del PMA. «Las más afortunadas todavía cuentan con sus ahorros, mientras otras ya comenzaron a reducir sus gastos y a vender sus bienes».
Es probable que las familias menos pudientes comiencen a modificar sus hábitos de alimentación de manera que afecte su estado nutricional, en particular el de las mujeres y los niños, señaló Qureshi.
El PMA lanzó una acción de emergencia para ayudar a los palestinos bajo sitio. En una exhortación a la comunidad internacional, anunció que precisará 11,5 millones de dólares en los próximos seis meses para ofrecer 26.000 toneladas de alimentos a los palestinos más necesitados.
La mayoría de estos palestinos son trabajadores jornaleros que perdieron su empleo como consecuencia directa de las restricciones de seguridad israelíes.
La segunda «intifada» (levantamiento palestino contra la ocupación israelí), iniciada a fines de septiembre pasado, dejó hasta ahora unos 530 palestinos y 130 israelíes muertos, además de miles de heridos.
Las calles de todas las aldeas y localidades de Cisjordania están bloqueadas por puestos de control del ejército israelí y sus habitantes no pueden tener contacto con sus conciudadanos ni acceso a servicios básicos como la atención médica, señalan informes de la prensa europea.
Los israelíes justifican sus acciones por motivos de seguridad, pero el bloqueo «tiene un grave impacto sobre muchos palestinos pobres de la Franja de Gaza y Cisjordania cuya única fuente de ingreso es el trabajo ocasional en Israel», señaló Qureshi.
Las restricciones de seguridad obstruyen gravemente el movimiento de trabajadores y bienes, enlenteciendo todas las actividades económicas. «Miles de palestinos ya no tienen oportunidad de empleo», sostuvo el PMA.
Fuerzas israelíes invadieron el lunes la localidad palestina de Jenín, en una acción que generó la condena de la comunidad internacional.
La semana pasada, tomaron la Casa de Oriente, la sede de la Organización para la Liberación de Palestina en Jerusalén Oriental, como represalia por un atentado suicida en una pizzería del centro de Jerusalén que dejó 15 muertos y unos 90 heridos, reivindicado por la organización radical islámica Hamas.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) urgió el lunes a Israel a poner fin a su ocupación de propiedades relacionadas con instituciones palestinas en Jerusalén Oriental, la parte árabe de la ciudad.
La ocupación de la Casa de Oriente fue «una medida insensata» que puede causar más fricción y violencia, previno Annan.
Las fuerzas israelíes invadieron Jenín desde cinco direcciones y destruyeron dos puestos de control en su camino al centro de la ciudad, donde encerraron la casa del Gobernador, relató Nasser al- Kidwa, observador permanente de Palestina ante la ONU, en una carta dirigida este martes al Consejo de Seguridad.
«Esta acción de Israel representa otra escalada en la sangrienta campaña militar que aplica contra el pueblo palestino desde septiembre», agregó.
El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, «actúa con la mentalidad de la ocupación y está determinado a arrastrar a toda la región a la confrontación y la guerra», afirmó Al-Kidwa.
«Este gobierno es responsable de crímenes de guerra y otras atrocidades contra el pueblo palestino, por las cuales debe ser responsabilizado», añadió el embajador, en un llamado a la intervención de la ONU.
Qureshi observó que la situación en los territorios ocupados obligó a muchos trabajadores palestinos «a vivir al día».
La tasa de desempleo entre los palestinos se disparó de 11 por ciento a mediados de 2000 a casi 50 por ciento en mayo de este año, según estimaciones de la ONU.
Al mismo tiempo, los ingresos derivados de los salarios ganados por trabajadores palestinos en Israel se redujeron 75 por ciento.
Hasta ahora, la pérdida total se estima en 2.200 millones de dólares, equivalentes a 40 por ciento del producto interno bruto proyectado para el actual año fiscal.
«En medio de este derrumbe de la economía, el desempleo prolongado en el tiempo seguramente llevará a muchas familias a la miseria y el hambre», vaticinó Qureshi.
Ya a fines del año pasado, el Banco Mundial estimó que 32 por ciento de la población palestina vivía en la pobreza, lo que representa un aumento de 50 por ciento desde el estallido de la nueva intifada.
Así mismo, el Banco predijo que la tasa de pobreza superaría 40 por ciento para fines de este año.
La población palestina de Gaza y Cisjordania se calcula en 3,2 millones. Además, unos cinco millones de palestinos viven fuera de esos territorios, incluso en Israel. (FIN/IPS/tra- en/td/mlm/ip-hd/01