La organización Fuerzas Revolucionarias del Pueblo (FARP), de México, que esta semana hizo estallar pequeños explosivos en edificios bancarios, se enfrenta a la sociedad y sabotea las protestas sociales, aseguró hoy el gobierno.
Una puerta rota y el deterioro de algunas paredes fueron el resultado de la explosión de tres artefactos el miércoles de noche en la capital. Las FARP explicaron un día después que se trató de «una acción de hostigamiento militar limitado, con carácter propagandístico».
Adolfo Aguilar, consejero de seguridad del gobierno del presidente Vicente Fox, declaró este viernes que las autoridades están en condiciones de perseguir a las FARP «con toda energía».
Las actividades de ese grupo, cuya fuerza y número de hombres no se conoce, aunque los observadores creen que es limitado, «sabotean las protestas sociales que se expresan a través de cauces institucionales» y su propósito no es el enfrentamiento con el Estado, «sino con la sociedad», afirmó Aguilar.
Los atentados contra sucursales del banco Banamex-Citigroup, de capital estadounidense, colocaron en primer plano a un grupo que hizo su aparición en abril de 2000, cuando 12 de sus miembros dispararon al aire y pintaron consignas en muros de las afueras de la capital.
Las FARP indicaron en un comunicado que su última operación fue en protesta por la venta de Banamex (Banco Nacional de México) a la corporación Citigroup, concretada el lunes.
También fue una manifestación de rechazo al neoliberalismo, a las semillas transgénicas, al gobierno de Estados Unidos y a la persistencia del conflicto en el sur del país entre el gobierno de Vicente Fox y la guerrilla zapatista.
Otros motivos, según dijeron, fueron la muerte en Italia de un activista contra la globalización, supuestas actitudes intolerantes del gobierno de Fox y el proyecto de reformar las leyes fiscales y de gravar alimentos y medicinas.
La apertura democrática, el pluralismo político y el desplazamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI) del poder crearon garantías de expresión por los «canales institucionales», por lo que la sociedad rechaza acciones como las de las FARP, afirmó Aguilar.
El gobierno de Fox, instalado en diciembre, es el primero en 71 años surgido de fuerzas políticas ajenas al PRI.
«El del miércoles fue un lance inocuo. Pero pudo no haberlo sido. Es sano situar el asunto en sus justas dimensiones y no provocar intranquilidad», aunque es necesario encarar con seriedad la presencia de las FARP, comentó el analista del diario Reforma Miguel Angel Granados.
Las FARP se reconocen como una escisión del Ejército Popular Revolucionario (EPR), una organización armada que en junio cumplió cinco años.
Varias investigaciones indican que las FARP, el Ejército Villista Revolucionario Popular, el Comando Justiciero 28 de junio, y el Ejercito Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) fueron parte del EPR
Esos y otros 12 grupos se dieron a conocer en los últimos años mediante comunicados y apariciones fugaces en zonas aisladas. Pero las autoridades sostienen que sólo el EPR, el ERPI y ahora las FARP son organizaciones estructuradas, aunque de modo limitado.
El grupo armado más conocido es el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se sublevó en enero de 1994, aunque dos semanas después de su irrupción en el escenario político aceptó una tregua y no ha realizado desde entonces operaciones violentas.
Todos los partidos reconocidos rechazaron la última acción de las FARP, aunque el izquierdista Partido de la Revolución Democrática consideró esos hechos «un llamado urgente para avanzar en nuestra transición a la democracia con contenido social».
Fox, del centroderechista Partido Acción Nacional, propuso a la oposición un pacto nacional para consolidar la democracia y acordar una agenda política común, pero su iniciativa aún no ha tenido eco. (FIN/IPS/dc/ff/ip/01