El gobierno de Siria y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Yaser Arafat procuran coordinar una política común en el conflicto de Medio Oriente, luego de años de distanciamiento y recelo.
Arafat visitará oficialmente Damasco el 12 de septiembre, por primera vez desde 1996, anunció el ministro palestino de Cooperación Internacional, Nabil Shaath.
Shaath y el canciller sirio Farouk Al Sharaa, se reunieron el último fin de semana en Damasco para establecer la agenda de la visita.
El líder palestino y el presidente sirio Bashar Assad considerarán medios de «detener la violencia israelí y apoyar el levantamiento palestino, y una posible acción árabe conjunta para resistir la agresión», explicó Shaath.
Fuentes cercanas a la negociación dijeron a IPS que Assad aspira a que Arafat cumpla una «visita prolongada», con el fin de alcanzar una comunicación fluida para acciones futuras. La demanda de retiro de Israel de todos los territorios ocupados y la continuación de la intifada son los puntos básicos de acuerdo.
También se discutirá la apertura de una embajada palestina en Siria y la devolución de propiedades de la Organización para la Liberación Palestina (OLP) confiscados por el gobierno sirio en 1983, cuando se enemistó con Arafat, dijeron las fuentes.
Otros asuntos de la agenda serán las condiciones de vida en los campamentos de refugiados palestinos en Damasco y Beirut.
El asesinato del jefe del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), Abú Alí Mustafá, el lunes en la sede del FPLP en la ciudad cisjordana de Ramalá, podría acelerar el acercamiento entre Arafat y Assad.
Mustafá, un aliado de Arafat, es el principal líder palestino muerto en un operativo israelí desde que se inició la última intifada (levantamiento) contra la ocupación de Israel, en septiembre.
El dirigente de 64 años fue fulminado por los misiles de un helicóptero israelí, que atravesaron las ventanas de su oficina y lo alcanzaron de lleno.
Las relaciones del líder de la OLP con Siria fueron muy tensas en los años 80 y el proceso de paz por separado que los palestinos comenzaron en 1991 con Israel y con el auspicio de Estados Unidos no mejoró la situación.
El entonces presidente sirio Hafez Assad pretendía que los palestinos coordinaran posiciones políticas con su país, Líbano y Jordania, apoyándose en las resoluciones de la ONU sobre Palestina y en el principio de paz por territorios como piedra angular de las negociaciones con Israel.
Hafez Assad, padre del actual presidente y muerto en 2000, montó en cólera cuando Arafat firmó un acuerdo bilateral con Israel en 1993. Assad lo acusó de traición y de hacer concesiones a Israel.
Según Siria, ese convenio no reconocía derechos palestinos básicos y perjudicaba la unidad árabe en las conversaciones de paz. En 1994, también Jordania firmó un tratado de paz con Israel, aislando a Siria y Líbano.
Las conversaciones entabladas entre Damasco y Tel Aviv fracasaron debido al rechazo israelí de la principal condición de su contraparte, que exigía su retiro inmediato de los altos del Golán, un territorio sirio capturado en la guerra de 1967.
Arafat visitó la capital siria en 1996 y dialogó con Hafez Assad tras la elección del derechista Benjamín Netanyahu como primer ministro de Israel.
El dirigente palestino no regresó hasta el año pasado, cuando se autorizó su asistencia al funeral de Hafez Assad. El viaje no incluyó ninguna actividad oficial, pero el beso con el que Arafat saludó al ministro de Defensa Mustafá Tlass fue una señal de su deseo de restaurar las buenas relaciones.
Un año antes, Tlass lo había llamado «hijo de 60.000 prostitutas» y «desnudista», por las concesiones hechas a Israel.
Arafat dio este mes un gran paso hacia la reconciliación, enviando a Damasco al secretario general de la OLP, Mahmoud Abbas, también conocido como Abú Mazen, quien negoció los contenidos centrales del diálogo previsto para el mes próximo.
«La distancia entre Arafat y Damasco fue grande, pero cuando Siria vio que éste no estaba dispuesto a dar concesiones a Israel a pesar de la política del terror en curso, las diferencias se hicieron menos importantes», comentó Anwar Abdel Habi, asesor del departamento político de la OLP.
«Los sirios nunca nos pidieron que cambiáramos nuestra política. Nunca lo aceptaríamos, no sólo de Siria, sino de cualquier otro país árabe», aseguró Yaser Abed Rabbo, el portavoz del presidente palestino.
«Este Assad no es el presidente que intentó liquidar a Arafat en Líbano en 1983», dijo un diplomático árabe, en referencia a los hechos posteriores a la ruptura de Siria con la OLP.
«Y es más fácil para este Assad que para su padre olvidar el hecho de que Arafat traicionó políticamente (a Siria) varias veces», agregó.
Otro diplomático sostuvo que Damasco «aún actúa con mucha cautela», y que examinará la actitud palestina en cualquier intento de paz con Israel antes de «un acercamiento mayor» a Arafat.
Por otra parte, la prensa oficialista siria reitera a diario la necesidad de una postura árabe común contra Israel. «El gobierno de Ariel Sharon debe recibir el claro mensaje de que los árabes están dispuestos a movilizar todos sus recursos para defender sus derechos», sostuvo el diario Tishrin. (FIN/IPS/tra- eng/gb/rj/aa/dc/ip/01