LITERATURA: Jorge Amado contribuyó a trazar el perfil de Brasil

Jorge Amado, el novelista más popular que tuvo Brasil, murió el lunes de noche, dejando una obra ampliamente difundida que ayudó al país a reconocerse como una nación de características y cultura propias.

«Los personajes que (Amado) creó se hicieron tan o más conocidos y reales que su autor», destacó el presidente y sociólogo Fernando Henrique Cardoso, luego de saberse que el escritor había muerto de un paro cardíaco en un hospital de Salvador, capital del nororiental estado de Bahía.

Amado escribió más de 50 obras, muchas de ellas traducidas a unas 40 lenguas. Entre las más conocidas internacionalmente se cuentan «Gabriela, clavo y canela», «Doña Flor y sus dos maridos», «Capitanes de la arena» y «Tieta do Agreste».

Fue un campeón de venta de libros. La cifra divulgada es de 21 millones de ejemplares colocados en Brasil, pero se refiere sólo a los últimos 24 años, ya que no hay estadísticas anteriores. Sumadas las ventas que logró en el exterior, se calcula que el total supera los cien millones.

Varias de sus novelas fueron llevadas al cine o sirvieron de base a telenovelas, ampliando su repercusión y la identificación de los brasileños con los personajes negros, mestizos, trigueños, pobres y a veces marginados de Amado.

Fue, en ese sentido, un factor importante en la defensa de la identidad cultural brasileña, ante la invasión del cine estadounidense, con su lujo y sobre todo sus héroes rubios, que llevaron a tantos latinoamericanos renegar el color de su piel.

Pero su calidad literaria es cuestionada por muchos críticos, para quienes nunca fue un gran escritor, sino un buen narrador de historias que hizo importantes concesiones al populismo, al mercado y a la militancia política.

A los 19 años, en 1931, Amado publicó su primera novela, «El país del carnaval», a la que siguieron otras cinco en la misma década. Reveló desde el inicio sus preocupaciones sociales y su eterna fidelidad a los temas de Bahía, especialmente a su gente pobre.

Adhirió al Partido Comunista y por eso fue preso en 1936 y 1937. Eran los años de dictadura de Getulio Vargas, impuesta de 1930 a 1945.

En aquel período, varios libros de Amado fueron secuestrados y quemados por la policía, especialmente «Capitanes de la arena», protagonizada por niños abandonados que vivían en las calles de Salvador.

Con el fin de la dictadura, el escritor asumió publicamente su militancia comunista y en 1946 fue elegido para integrar la Asamblea Constituyente. Pero una año después perdió el mandato, cuando el Partido Comunista fue proscripto, y se exilió en Paris y Praga.

En los años 40 y 50 publicó varias obras netamente militantes, como «El Caballero de la Esperanza», una biografía del principal líder histórico del comunismo brasileño, Luiz Carlos Prestes. Sacrificó la literatura y no reconoció los crímenes del stalinismo, según sus críticos.

Pero en 1956 abandonó la militancia política y en 1958 inauguró su nueva etapa de su trayectoria literaria, con «Gabriela, clavo y canela», su mayor éxito.

Se trata de una novela picaresca sobre el amor de un inmigrante árabe por su empleada «color de canela» y acerca de la transición política en Bahía, determinada por la transformación de los «coroneles» o caciques rurales en políticos urbanos, sagaces y trapaceros.

Vinieron después «Doña Flor y sus dos maridos», «Tienda de los Milagros», «Tereza Batista» y «Tieta do Agreste», todas con mucha sensualidad, erotismo, humor y fuerte simpatía por los humildes.

Los libros de Amado, impresos o convertidos en películas y telenovelas, cruzaron las fronteras, proyectando también una imagen de Brasil al exterior y dando popularidad internacional principalmente a sus sensuales personajes femeninos, como Gabriela, Doña Flor y Tieta.

Los oprimidos y socialmente despreciados, como prostitutas, pescadores, estibadores, trabajadores rurales, negros, ganan humanidad en las páginas de Amado, que rescatan al pueblo brasileño pobre.

El mestizaje, el sincretismo religioso y otras manifestaciones culturales bahianas y brasileñas son otros elementos permanentes de su obra.

Amado cumpliría 89 años este viernes. Tenía problemas de salud desde 1993, cuando sufrió un ataque cardiaco. La diabetes y su virtual ceguera lo forzaron a la inactividad en los últimos años. Sin poder leer y escribir, cayó en la depresión.

Varias hospitalizaciones marcaron su agonía, aunque nunca le faltó el apoyo de su esposa, la también escritora Zelia Gattai, con quien vivió 56 años y tuvo dos hijos.

Paloma Amado, hija del novelista, y la Fundación Casa de Jorge Amado y la Casa de Cultura Jorge Amado, dos instituciones instaladas en Salvador, mantendrán la memoria del escritor, con sus libros, fotos, documentos y objetos personales. (FIN/IPS/mo/ff/cr/01

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