El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, recibe críticas dentro y fuera de su país un día después de su visita al monumento de Yasukuni, que honra a los japoneses caídos en guerra, entre ellos a algunos criminales convictos.
El lunes, dos días antes del aniversario de la rendición de Japón en la segunda guerra mundial, el mandatario visitó el monumento, donde están inscriptos los nombres de 2,5 millones de japoneses muertos en conflictos, y declaró que su país «nunca más debe transitar el camino de la guerra».
Koizumi se transformó así en el tercer primer ministro japonés en visitar el lugar desde 1978, año en que Yasukuni pasó a honrar también a criminales de guerra ejecutados por las fuerzas aliadas luego de terminada la segunda guerra mundial.
Cuatro ministros del gabinete de Koizumi tienen planeado visitar el sitio este miércoles, en el día del aniversario. Pero, como comentó un observador, «el daño ya está hecho; no pueden empeorarlo».
Aunque Koizumi no fue el primer jefe de gobierno japonés en visitar el monumento ni sus ministros los primeros en hacerlo, su decisión -anunciada en su campaña electoral- fue polémica dadas las expectativas de cambio desde que se transformó en primer ministro.
«Junichiro Koizumi, que es primer ministro, realizó una visita sincera. Eso es todo», declaró.
Se prevé que las consecuencias diplomáticas y las críticas continuarán por algún tiempo.
Algunos expresaron temor a que la visita de Koizumi sea interpretada como una confirmación o justificación del pasado belicista de Japón y de la influencia de sus fuerzas militaristas y de derecha, una cuestión sensible para los países que alguna vez colonizó.
«El cambio de fecha de la visita (del 15 al 13 de agosto) no sirvió a ningún fin positivo. El hecho es que el primer ministro visitó el sepulcro», comentó este martes el diario de lengua inglesa Japan Times.
«No mitiga las críticas de China y Corea del Sur ni estimula la confianza de los países asiáticos en Japón como una nación comprometida con el pacifismo. Sólo hace a muchos japoneses sospechar que su máximo líder carece de integridad», agregó.
El periódico también advirtió sobre el deterioro de los vínculos de Japón con sus vecinos.
La reacción de las naciones invadidas en los años 30 y 40 por el Imperio Japonés, en especial de China y Corea del Sur, fueron rápidas y airadas. También hubo protestas en Hong Kong y Malasia.
El diario China Daily advirtió que la visita de Koizumi deterioraría los vínculos bilaterales y estimularía el militarismo japonés.
«Como político de carrera, Koizumi debe comprender lo que el sepulcro de Yasukuni significa para las víctimas de guerra de Japón», señaló.
Así mismo, el diario calificó la visita de «cruda indiferencia» ante el sufrimiento de las ex colonias. Ni siquiera el cambio de fecha cayó bien al China Daily, que señaló que el 13 de agosto es recordado en China como la fecha en que Japón bombardeó la ciudad de Shangai, en 1937.
En Seúl, 20 hombres nacionalistas se mutilaron públicamente un dedo meñique en señal de protesta.
Los vínculos con Corea del Sur ya son tensos. Seúl suspendió los ejercicios militares conjuntos y los intercambios culturales tras la aprobación por Tokio de textos escolares de historia que, según los críticos, minimizan las atrocidades cometidas por Japón durante la guerra.
Sin embargo, cabe destacar que 90 por ciento de las escuelas públicas de Japón no tienen intención de utilizar esos textos.
Algunos expresaron temor por la Copa Mundial de Fútbol 2002, a realizarse en Japón y Corea del Sur, pero ambos gobiernos aclararon que esta cuestión política no afectará al torneo.
Durante la visita de Koizumi al sepulcro, algunos lo vivaron y le agradecieron, pero otros lo criticaron.
«No complacerá a nadie, porque por un lado enojó a aquellos opuestos a la visita, y por otro decepcionó a quienes esperaban que cumpliera su promesa de visitar Yasukuni el 15 de agosto», opinó un residente.
La visita del primer ministro a Yasukuni «demuestra a China y Corea del Sur que a Japón no le importa su interferencia», declaró el político Hideaki Kase, quien se considera neoliberal (no nacionalista porque suena muy peligroso, dijo).
Koizumi «sabe que Japón es importante para esos países» y por lo tanto la visita no tendrá mayores consecuencias, agregó, en referencia al programa de ayuda al exterior de Tokio, gran parte del cual se destina a países vecinos.
En 1999, Japón otorgó a China 1.220 millones de dólares en ayuda.
Según el periódico Japan Times, el primer ministro intentó alcanzar dos objetivos con su visita. «Por un lado, reconocer la fuerte oposición a su visita, y por otro, satisfacer los deseos de las organizaciones religiosas shinto, que constituyen gran parte del electorado del gobernante Partido Liberal Democrático».
A sus electores, Koizumi les dijo sentirse «avergonzado» por no haber cumplido plenamente su promesa de visitar Yasukuni el 15 de agosto.
A las ex colonias japonesas, les dijo que «luego de una política nacional equivocada durante cierto período, Japón causó mediante su régimen colonial y de agresión indescriptibles sufrimientos a los pueblos de los países asiáticos vecinos».
«Ante estos hechos lamentables consumados, ofrezco mi profundo remordimiento y sinceras condolencias a todas las víctimas de la guerra», agregó.
A diferencia de mandatarios anteriores que aclararon si visitaban Yasukuni en carácter público o privado, Koizumi no lo dejó claro, observó el periódico Asahi Shimbun. (FIN/IPS/tra-en/ek-js/js/mlm/ip-hd/01