/Integración y Desarrollo/ PAKISTAN: Refugiados afganos dan vida a próspera industria

Las alfombras artesanales de estilo afgano son la principal exportación de la Provincia de la Frontera Noroccidental, en Pakistán, debido a la maestría de miles de refugiados afganos alojados en campamentos de la zona.

En 1995, las exportaciones de alfombras y tapetes de la provincia sumaron 19 millones de dólares, en 1999 llegaron a 92,3 millones y en el actual año fiscal serán 130 millones de dólares, sostuvo el ministro provincial de Trabajo e Industrias, Owais Ahmed Ghani.

Sentada en una carpa, Zaro se dedica a hilar. Cada pocos segundos gira el chilak, nombre persa de su simple herramienta, y la lana cruda se vuelve un hilo fino y parejo.

A Zaro le lleva tres días hilar un kilogramo de lana para obtener una paga de algo menos de un dólar, vital para el sustento de su familia.

El hilado es la única actividad económica al alcance de los refugiados afganos que habitan el improvisado campamento de Jallozai, cerca de Peshawar, capital de la Provincia de la Frontera Noroccidental, y les permite comprar una comida diaria.

Los refugiados obtienen la lana sucia de tekhedars (intermediarios), y la devuelven hilada en madejas. Hombres, mujeres, niños y niñas participan de la tarea.

Sistemas parecidos funcionan en todos los campamentos de refugiados de la provincia, los cuales suministran buena parte de la lana utilizada en la próspera industria de las alfombras y los tapices afganos.

La industria de la tapicería casi no existía en Pakistán a comienzos de los años 80, cuando llegaron los primeros refugiados afganos para escapar de la guerra civil de su país.

La escasa producción de aquella época se concentraba en tradicionales alfombras de estilo persa y en las fabricadas en la nororiental provincia de Punjab y la sudoriental de Sindh.

La maestría de afganos para tejer alfombras implica un importante beneficio económico, y el gobierno paquistaní ha decidido otorgar visas de residencia a los artesanos, para evitar que sean acosados por la policía, en vez de esforzarse por repatriarlos como hace con los demás refugiados.

Las mejores lanas empleadas provienen de Afganistán, y las provincias paquistaníes de Sindh y Punjab suministran a la industria hilo de algodón.

Turistas de países occidentales se interesan cada vez más por las alfombras afganas, de lana hilada a mano a diferencia de las persas, en las cuales es frecuente el uso de lana hilada a máquina, afirmó Haz Murad, vendedor del barrio comercial de Shoba, en Peshawar.

«La última moda son las alfombras chobi», un modelo basado en tradicionales diseños persas en los cuales se introdujeron innovaciones, coloreadas con tinturas naturales extraídas de vegetales, provenientes de Afganistán, explicó Murad, quien trabaja para la firma exportadora Qandeel.

Qandeel, fundada hace cuatro años, es una empresa próspera, con oficinas en otras dos ciudades paquistaníes, que exporta 2.000 metros cuadrados de alfombras por mes, en su mayoría a Estados Unidos y Europa.

En la zona comercial de Shoba hay unas 15 grandes firmas exportadoras de alfombras, y cientos de tiendas que las venden.

También se producen alfombras afganas en Attock, a 100 kilómetros de Peshawar.

El año pasado, organizaciones ambientalistas aseguraron que las fábricas de alfombras producían contaminación, y el gobierno decidió trasladarlas a una zona rural. Eso causó la emigración de unos 1.000 tejedores, y es probable que la mayoría de ellos haya buscado trabajo en Turquía e Irán, según Ghani.

En la actualidad, el gobierno provincial construye con rapidez las instalaciones del llamado Pueblo de las Alfombras Chamkani, a seis kilómetros de Peshawar, sobre 40 hectáreas de tierras agrícolas y con un costo de 30.000 dólares, donde se prevé albergar a más de 150 unidades manufactureras.

Allí residirán unos 50.000 artesanos, dedicados a tareas de tejido, corte, teñido y lavado.

«No queremos acosar a los tejedores, sino consolidar el negocio, al reunirlos en un solo lugar», explicó Ghani.

El gobierno paquistaní planea construir otro centro de producción de alfombras en el actual campamento de refugiados Khorasan, al norte de Peshawar. (FIN/IPS/tra-eng/ny/js/dc- mp/dv/01

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