/Integración y Desarrollo/ AMERICA LATINA: Cumbre del Grupo de Río en Chile será distinta

La reunión de presidentes del latinoamericano Grupo de Río, la semana próxima en Santiago, será una cumbre «distinta», aseguró el gobierno de Chile, que prepara formas de diálogo de los gobernantes con la sociedad civil para contrarrestar las manifestaciones contra la globalización.

La cumbre, en que el presidente Ricardo Lagos será el anfitrión de otros 18 mandatarios, marcará los 15 años de existencia del Grupo de Río (G-Río), cuyo germen surgió a comienzos de los años 80 con el Grupo de Contadora, que promovió la pacificación de América Central.

Mario Artaza, director general de Política Exterior de la cancillería chilena, señaló que los asuntos centrales en la agenda de esta décimoquinta cumbre serán los de la sociedad de la información y el financiamiento para el desarrollo.

Las conclusiones en ambos casos quedarán consignadas en la Declaración de Santiago, que se emitirá el día 18 al término de la cumbre, y que incluirá también las cuestiones, hasta ahora desconocidas, que tratarán los presidentes en sus diálogos privados.

Se prevé que en esta segunda instancia, considerada la parte medular de la cumbre, el G-Río dará un respaldo colectivo a la gestión lanzada esta semana por Lagos y sus pares Vicente Fox, de México, y Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, ante la crisis de Argentina.

Los tres gobernantes enviaron una carta al presidente de Estados Unidos, George Bush, solicitándole que el Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo (G-8) apoye de manera resuelta al gobierno de Fernando de la Rúa para controlar la recesión argentina y evitar su expansión internacional.

Artaza señaló que Chile está en buenas condiciones económicas de soportar los problemas internacionales, pero que en un mundo globalizado e interdependiente preocupa la posible expansión de la crisis de Argentina.

La iniciativa de Lagos, Fox y Cardoso es un gesto de solidaridad que apunta a una acción más decidida de las potencias industrializadas y los organismos internacionales, agregó el funcionario.

Se prevé que en las reuniones reservadas los gobernantes latinoamericanos tratarán otros asuntos relativos a la desaceleración de la economía mundial, como el crecimiento de la pobreza y el desempleo.

Del mismo modo, se espera, intercambiarán puntos de vista acerca de la lucha contra el narcotráfico y el crimen internacional organizado, el comercio de armas y la neutralización de los posibles focos de conflicto en la región.

En este último aspecto, es previsible que el G-Río ratifique un respaldo a los esfuerzos del presidente de Colombia, Andrés Pastrana, por la pacificación de su país, en la perspectiva general del perfeccionamiento de la democracia en América Latina.

Más allá de la agenda reservada de los presidentes, se plantea la posbilidad de que durante la cumbre del G-Río se repitan las protestas y manifestaciones de grupos políticos, sindicales y ambientalistas contrarios a la globalización.

La cumbre coincidirá con manifestaciones anunciadas en Santiago por la Central Unitaria de Trabajadores, la mayor organización sindical chilena, de protesta por el aumento del desempleo y en demanda de reformas a las leyes laborales.

Artaza consideró que no correspondería que este tipo de movilizaciones redundara en protestas contra la cumbre, bajo la bandera de la «antiglobalización» que caracterizó reuniones internacionales desde la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio en Seattle, Estados Unidos, a fines de 1999.

El diplomático chileno subrayó que el G-Río es un grupo de diálogo y convergencia política de países latinoamericanos en desarrollo, cuyos encuentros no pueden homologados con la cita de Seattle, la tercera Cumbre de las Américas en Québec, de abril último, o la reunión de gobernantes del G-8 en julio en Génova.

No obstante esta diferencia, tanto Artaza como el embajador y periodista Fernando Reyes Matta destacaron que existe el propósito de hacer de la reunión del G-Río una «cumbre distinta», de efectiva interlocución entre los presidentes latinoamericanos y la sociedad civil.

Para estos efectos, durante la cumbre se realizarán cinco videoconferencias, en que los mandatarios dialogarán con representantes de la comunidad de 20 localidades de Chile, desde Arica, en el extremo norte, hasta Punta Arenas, en el estrecho de Magallanes.

Reyes Matta subrayó que tanto el proceso de selección de las preguntas a los gobernantes como de quienes se encargarán de formularlas corresponde a las propias organizaciones sociales, de profesores, sindicales y juveniles en cada región o ciudad.

Artaza reprobó la imagen de «represión a la chilena» con que medios de prensa italianos y de otros países describieron la forma en que la policía actuó en Génova contra los manifestantes «antiglobalización», con resultados de un muerto y centenares de heridos.

«Estamos cansados de que se nos siga observando desde afuera con una visión de hace 20 años, referida a un señor de lentes oscuros», dijo, aludiendo a las representaciones más recurrentes en el exterior sobre el régimen del ex dictador Augusto Pinochet (1973-1990).

Artaza subrayó que Chile ha dejado atrás el periodo de conculcación de las libertades de la dictadura, no obstante lo cual se sigue recurriendo al ex dictador con fines incluso no políticos.

Al respecto, recordó que productores de salmón de California hablan del «salmón Pinochet» para solicitar que se apliquen normas «antidumping» (contra la competencia desleal de precios) a las exportaciones chilenas que compiten con ellos en el mercado estadounidense.

Para Chile es importante superar en esta cumbre los resabios de la percepción negativa heredada de la dictadura, que se reactualizó en los 503 días que Pinochet estuvo arrestado en Londres, entre octubre de 1998 y marzo de 2000.

La reunión del G-Río comenzará formalmente el próximo miércoles a nivel técnico, con los coordinadores nacionales de los 19 países, con rango de viceministros.

El próximo jueves se reunirán los cancilleres, para dar los toques finales a la Declaración de Santiago, que los presidentes aprobarán durante la cumbre, el viernes 17 y sábado 18.

Los 19 países miembros del Grupo de Río son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. (FIN/IPS/ggr/mj/ip/01

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