La FAO continúa los preparativos para realizar del 5 al 9 de noviembre en Roma la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, pese a la intención del gobierno de Italia de pedir que se efectúe en otro país, por temor a que se repitan los incidentes de Génova.
Tras la polémica provocada el anuncio del gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi de que pediría el cambio de sede, el canciller Renato Ruggiero precisó que sólo se trata de una hipótesis y que no se tomado ninguna decisión.
Ruggiero, en entrevista publicada el lunes por el diario italiano Corriere della Sera, comentó que algo se debe cambiar para que «las conferencias internacionales no se transformen en una batalla, que no le sirve a los intereses de los pobres y de los países en desarrollo».
Aclaró que la posibilidad de realizar la cumbre de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en una nación del Sur había surgido antes de la reunión del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, para «darle mayor visibilidad a los países en desarrollo».
La cumbre del G-8 se desarrolló entre el 20 y el 22 de julio en la septentrional ciudad italiana de Génova, rodeada de severos incidentes protagonizados por manifestantes antiglobalización y la policía, que dejaron como saldo una persona muerta y cerca de 200 heridas.
La represión de las fuerzas de seguridad italianas de las manifestaciones que enmarcaron la reunión de los gobernantes del G- 8, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, motivó la creación de una comisión investigadora parlamentaria.
La FAO sigue adelante en sus trabajos de preparación, iniciados en noviembre, para efectuar en Roma la Cumbre sobre la Alimentación, confirmó a IPS Nick Parsons, responsable de las comunicaciones de esta agencia de la Organización de las Naciones unidas (ONU) con sede en la capital italiana.
Parsons informó que la FAO no ha recibido ninguna petición de Italia para cambiar la sede de la Cumbre y que la reunión que mantuvo el sábado el secretario general de la cancillería italiana, Giuseppe Baldocci, con el director de esa agencia, Jacques Diouf, fue informal para expresarle la preocupación del gobierno de Berlusconi.
La conferencia de la FAO tendrá un carácter similar a la realizada hace cinco años, también en Roma, con el objeto de dar un nuevo impulso a la lucha contra el hambre en el mundo.
Los jefes de Estado y de gobierno deberán examinar en esa oportunidad los escasos resultados de la lucha contra el hambre en el mundo. La cantidad de personas que sufren hambre debe disminuir al menos 20 millones cada año y hasta ahora sólo se ha logrado reducir ocho millones.
De esta manera no se llegará en 2015 al objetivo de reducir a la mitad la cantidad actual de 800 millones de personas que sufren hambre, como se propuso la Cumbre de 1996, a la cual asistieron los mandatarios de 185 países, añadió Parsons.
Se calcula que a la próxima Cumbre Mundial sobre la Alimentación asistirán unos 7.000 delegados de todo el mundo, como ocurrió en 1996, entre representantes de gobiernos, de organizaciones no gubernamentales y periodistas.
«No ponemos un problema de legitimidad de la FAO, que no es el G-8», dijo Vittorio Agnoletto, portavoz del Foro Social de Génova, que reúne a más de 320 organizaciones y centros sociales. Informó, además, que en septiembre se decidirá cómo participar en la reunión de Roma.
El eventual cambio de la sede de la próxima Cumbre sobre la Alimentación ha intensificado, además, la polémica entre el gobierno de centro derecha italiano y la oposición de centro izquierda, que se ha manifestado contraria a su realización en otro país.
La oposición acusa al gobierno de Berlusconi de ser incapaz de efectuar una conferencia internacional en Italia.
El presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi, se declaró contrario al cambio de sede, invocando los deberes que debe asumir el país y en la necesidad de «no ceder al chantaje de la violencia».
«Gobernar significa asumir las responsabilidades hacia el propio país y hacia la comunidad internacional. Para Italia es un honor tener a la FAO, de lo cual se derivan deberes y obligaciones, como ser sede de encuentros del organismo de la ONU», manifestó.
El Vaticano tampoco ve con buenos ojos un cambio de la sede de la Cumbre.
«Roma no se puede permitir, después de cinco años, de abdicar a su papel de capital mundial de la lucha contra el hambre», señaló una personalidad de la secretaría de Estado, aunque el Vaticano no se ha pronunciado oficialmente.
El papa Juan Pablo II participó en la cumbre anterior y, según este portavoz, lo hará de nuevo e insistirá en la anulación de la deuda externa como un elemento fundamental para terminar con el hambre en el mundo.
El Papa y el presidente de Cuba, Fidel Castro, fueron considerados por los observadores como las figuras más importantes de las que asistieron a la cumbre de 1996, cuando se efectuó además la histórica audiencia en el Vaticano del líder cubano.
Roma es sede de las tres organizaciones de la ONU que tienen como tarea fundamental la lucha contra el hambre en el mundo. Además de la FAO, también está el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de la Alimentación (PAM). (FIN/IPS/jp/dm/dv ip/01