La economía de Chile aparece como una de las más sólidas en un escenario latinoamericano dominado por la caída del crecimiento, pero sus exportaciones y mercado cambiario sufren el impacto de la crisis de Argentina.
Los conflictos comerciales entre las dos naciones tienden a agravarse, pese al decidido respaldo del presidente chileno Ricardo Lagos al programa de estabilización y ajuste presupuestario de su par argentino Fernando de la Rúa, expresado la semana pasada durante la Cumbre del Grupo de Río en Santiago.
Chile podría recurrir ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por lo que considera alzas unilaterales de aranceles de Argentina, que afectan seriamente las exportaciones chilenas, dijo el lunes Osvaldo Rosales, director general de Relaciones Económicas de la cancillería.
En el frente cambiario, las expectativas de una devaluación de la moneda argentina derivaron en el aumento de la demanda de dólares en Chile con fines especulativos, con el efecto de una creciente depreciación del peso chileno. El Banco Central debió tomar medidas de emergencia para defender la moneda.
Según sectores empresariales, el dólar «se salió de madre» y si ello no se traduce en el desborde de la inflación es porque hay síntomas de un escenario recesivo en la economía chilena.
Estos enfoques son calificados de «catastrofistas» por el gobierno, aunque el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, admite que la economía atraviesa una coyuntura de debilidad que debería superar en el último trimestre.
El índice mensual de actividad económica (Imacec), homologable al PIB (Producto interno bruto), registró en junio un crecimiento anual de 5,1 por ciento, en lo que fue un resultado excepcional.
El banco de inversión UBS Warburg difundió este martes una proyección de 3,5 por ciento de crecimiento del PIB de Chile en 2001, al tiempo que confirmó la recesión por tercer año consecutivo en Argentina y bajas en las perspectivas de expansión de Brasil y México.
Estos antecedentes llevaron al UBS Warburg a rebajar su estimación de crecimiento del PIB de América Latina en este año, de dos a sólo 1,1 por ciento.
La demora del Fondo Monetario Internacional en aprobar un préstamo por unos 9.000 millones de dólares a Argentina para reponer sus alicaídas reservas internacionales mantiene un ambiente de crisis con signos de contagio en la región.
El riesgo país de Argentina (percepción de dificultades para el pago de deudas), volvió a subir el lunes, para situarse en 1.556 puntos (15,56 por ciento) la diferencia en materia de tasa de interés de los bonos públicos en relación con títulos equivalentes del Tesoro de Estados Unidos.
También aumentó el mismo indicador en Brasil con respecto al viernes, de 966 a 985 puntos, mientras que en México bajó levemente, de 352 a 351 puntos.
En el caso de Chile hubo también una baja del riesgo país, de 175 a 173 puntos, dentro de un marco de estabilidad de este referente.
Pero más allá de la imagen saludable del riesgo país en Chile, la experiencia de los últimos meses indica que las convulsiones en el mercado cambiario local coinciden con los momentos de alarma sobre una posible moratoria o devaluación en Argentina.
El jueves de la semana pasada, la cotización del dólar en Chile se acercó peligrosamente a la barrera de los 700 pesos, lo cual movió al Banco Central a una acción de emergencia para defender la moneda.
El instituto emisor aumentó de 2.500 a 4.500 millones de dólares su oferta para este año de pagarés reajustables que se transan en la divisa estadounidense, con lo cual consiguió bajar la cotización del dólar en torno de los 670 pesos este lunes.
El mayor síntoma de pérdida de dinamismo de la economía de Chile está en el hecho de que el alza del dólar en el curso de este año no se traduce en mayor inflación.
El índice de precios al consumidor (IPC) tuvo en julio último una caída de 0,2 por ciento, en su segundo registro deflacionario del año, luego de que en febrero cayera 0,3 por ciento.
La tendencia anual del IPC llegó en julio a 3,2 por ciento, con un descenso considerable de la inflación de 4,5 por ciento del año 2000.
«La depreciación del peso ha traído nocivos efectos para la economía y si no fuera por lo deprimido del mercado interno, se sentirían con mayor fuerza las presiones inflacionarias que implica tener un tipo de cambio alto», afirmó este martes en su nota editorial el diario de negocios Estrategia.
El gobierno de Lagos sostiene que la economía chilena está lejos de caer en depresión, pese al impacto sobre las importaciones de la pérdida de dinamismo en este año de la economía mundial, en especial de Estados Unidos.
En el frente comercial es también donde se evidencia con mayor fuerza el impacto en Chile de la crisis de Argentina, país con el cual se inició en 1991 un activo proceso de integración física, política y de mercados.
Al natural efecto de la caída del consumo en Argentina sobre los productos chilenos, se suman las medidas de estabilidad que el gobierno de Fernando de la Rúa puso en marcha este año.
Las autoridades argentinas incrementaron los aranceles para varios rubros, con el fin de proteger la producción nacional, además de modificar el tipo de cambio para las importaciones.
Del mismo modo, decretaron prohibiciones y salvaguardias que han afectado la exportación chilena de duraznos y carnes blancas, en especial pollos.
La Cámara de Comercio de Santiago afirmó el lunes que Argentina ha aplicado en los últimos meses unas 14 medidas proteccionistas, que implicarán este año pérdidas por 212,5 millones de dólares a los exportadores chilenos. (FIN/IPS/ggr/ff/if/01