Argentina puede evitar la suspensión de pagos si la economía vuelve a crecer, si el gobierno logra controlar el déficit fiscal y si son repatriados los ahorros enviados al exterior, sostuvo la representante del Banco Mundial en Buenos Aires, Myrna Alexander.
«Si Argentina logra controlar su déficit, para el Banco Mundial no habría riesgo de 'default' (suspensión de pagos) porque el nivel de endeudamiento del país no es alto en relación con su producto», dijo Alexander a IPS.
«El problema es la vulnerabilidad de la economía local por su fuerte dependencia del financiamiento externo. Esa permeabilidad quedó de manifiesto por primera vez con la devaluación del peso mexicano, y luego en diversas crisis financieras externas como las de Rusia y Brasil», remarcó.
Argentina atraviesa una severa crisis por una confluencia de factores: una deuda externa de 130.000 millones de dólares, una economía casi paralizada hace más de tres años, un desequilibrio fiscal creciente, la caída de la recaudación y del consumo, el alto desempleo y el malestar social.
Numerosos economistas confían en la propuesta del gobierno para acabar con el déficit fiscal a costa de rebajar salarios y jubilaciones, pero también hay un creciente número de sectores de la economía que se resisten a aceptar nuevos ajustes.
Empresarios vinculados con la producción, gremios de la actividad pública y privada y la Iglesia Católica critican con fuerza la insistencia del gobierno de Fernando de la Rúa en sus severas restricciones del gasto público en momentos en que crece la pobreza, el desempleo y la desigualdad social.
En este contexto, organismos financieros internacionales, gobiernos de países industriales y los de países vecinos y socios de Argentina en el Mercosur respaldaron en las últimas semanas las medidas para alcanzar el «déficit cero».
«La regla de oro en el mundo de hoy es el déficit cero o el superávit. Ya no es como en los años 90, cuando los inversores aceptaban un déficit de hasta tres por ciento del producto» interno bruto, dijo Alexander.
«Argentina debió procurar el déficit cero en 1996, cuando tuvo uno de los índices de crecimiento económico más altos del mundo, pero perdió la oportunidad», agregó.
La economía argentina está fuertemente dolarizada, tanto en el sector público como en el privado, en los créditos y en las deudas, señaló la representante del Banco Mundial.
La vulnerabilidad del sistema se agrava con la relativamente escasa magnitud del sector financiero nacional, pues los depositantes se inclinan por ubicar sus cuentas en el exterior, agregó.
Argentina tiene depósitos bancarios por 80.000 millones de dólares, que se redujeron a 72.000 millones en las últimas semanas por el temor de los ahorristas a una devaluación o a una suspensión de pagos.
«Pero se estima que en el exterior hay (depositados) más de 90.000 millones de dólares de argentinos que no confían en su economía», dijo Alexander.
La funcionaria del Banco Mundial señaló que en proporción a la magnitud de cada economía, Argentina tiene la mitad del ahorro de Chile y un tercio del de Corea.
Así mismo, señaló que mientras el sector público absorbe el escaso financiamiento disponible, las empresas sufren las consecuencias de la falta de crédito y de las elevadas tasas de interés, lo cual les impide promover el crecimiento económico desde la producción.
Por eso, el Banco Mundial se propone contribuir con el fortalecimiento del sector financiero nacional para aumentar la capacidad de ahorro interno y apoyar la eliminación del déficit fiscal, confiada en que la percepción de riesgo de los inversores disminuya lo suficiente como para reanudar el crecimiento.
A fines de la semana pasada, los informes sobre las negociaciones de funcionarios argentinos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) lograron frenar la fuga de depósitos al exterior, informó el viernes el Banco Central.
Mientras, las reservas del Banco Central cayeron desde comienzos de julio de 22.676 millones de dólares a unos 17.100 millones, informó el gobierno al finalizar la semana pasada. Las reservas se encuentran cada vez más cerca de la base monetaria, estimada por expertos en 14.000 millones.
El sistema monetario argentino se basa sobre la Ley de Convertibilidad de 1991, que establece el respaldo de la base monetaria (cantidad de pesos argentinos circulantes en el país) con reservas equivalentes en oro, divisas u otros activos externos. Ese respaldo permite la paridad del peso con el dólar.
El gobierno argentino han afirmado que garantizarán el mantenimiento de ese sistema, que permitió en los años 90 eliminar la inflación.
Medios periodísticos internacionales y presidentes latinoamericanos coincidieron en los últimos días en señalar las consecuencias de un colapso de Argentina en la economía mundial, en especial por el golpe que asestaría a la credibilidad de las reformas aplicadas en América Latina en los años 90.
El diario británico Financial Times y el estadounidense The Washington Post advirtieron el peligro de que surja una corriente de pensamiento contraria al Consenso de Washington, impulsado por organismos multilaterales de crédito y los países industriales, que en los años 90 postuló la reducción de la inflación y las privatizaciones en el mundo en desarrollo.
En este sentido, Financial Times pronisticó una posible intervención del gobierno estadounidense para evitar que cunda el escepticismo respecto de las recomendaciones del Banco Mundial, el FMI y los países industriales a las naciones que atraviesan crisis financieras.
Así fue interpretada la fugaz visita realizada este mes a Buenos Aires por el subsecretario del Tesoro estadounidense, John Taylor, con miras a determinar una eventual ayuda adicional a Argentina, sobre todo para reforzar sus reservas y contrarrestar la fuga de depósitos.
También el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, se refirió al riesgo que ocasionaría dejar caer a Argentina. «Hizo todo lo que le pidieron. ¿Será ahora sancionada por eso?», se preguntó el mandatario de la principal economía latinoamericana y socio mayor del Mercosur (Mercado Común del Sur).
Pero Alexander consideró que si hay una intervención para evitar el colapso, no será para preservar el modelo e impedir que se pierda el consenso al respecto.
«El mundo y los organismos internacionales tenemos el compromiso de mejorar la vida de la gente, y de no dejar caer a los argentinos en una crisis», afirmó.
En este sentido, reconoció que este país demostró los beneficios de algunas políticas implementadas, como las privatizaciones y la integración del Mercosur, pero consideró que desde 1996 quedaron pendientes reformas de «segunda generación» que hubieran impedido una crisis como la actual.
Entre esas reformas figuran la de la administración pública, tendiente a una mayor eficiencia y transparencia en las instituciones estatales recaudadoras de impuestos y administradoras de jubilaciones, y mejoras de los servicios de salud, educación, justicia y seguridad.
La crisis argentina actual se gestó lentamente en los últimos años, por la acumulación de un creciente déficit fiscal que se hizo evidente a medida que el país ingresaba hace tres años en la actual recesión. En los últimos meses surgieron graves dificultades de financiamiento.
Fue así que el gobierno de Fernando de la Rúa lanzó una política de «déficit cero», que consiste en gastar cada mes sólo lo que se recaude en ese periodo, pagar los vencimientos de la deuda y con el saldo de los ingresos pagar el resto de las erogaciones.
Eso significó un recorte de salarios de empleados públicos y de jubilaciones pagadas por el Estado.
No obstante, esta política, resistida con fuerza por diversos sindicatos y por un nuevo movimiento de trabajadores desocupados, fue considerada por Alexander como «lo más importante y novedoso que observa el Banco Mundial de la nueva política económica argentina para enfrentar la crisis». (FIN/IPS/mv/mj/if/01