El régimen del Talibán, censurado en todo el mundo por sus violaciones a los derechos humanos en Afganistán, recibió un inesperado elogio de la ONU por haber eliminado prácticamente el cultivo de amapolas, materia prima del opio y la heroína.
Una investigación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) sobre el combate a las drogas ilícitas concluyó que los resultados «más impresionantes» del mundo se produjeron en Afganistán, donde «casi desapareció la amapola en las zonas controladas por Talibán», dijo el secretario general Kofi Annan.
El régimen fundamentalista islámico de Talibán controla casi 75 por ciento del país, y el resto del territorio está en manos de la Alianza del Norte, que representa al gobierno derrocado del ex presidente Burhanudin Rabbani.
El gobierno de Rabbani ocupa una de las 189 bancas de la Asamblea General. En la actualidad, sólo Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos y Pakistán reconocen al Talibán como gobierno legítimo de Afganistán.
«La importante reducción en la producción de opio es resultado de la creciente presión sobre el Talibán, que declaró la prohibición al cultivo de amapolas en julio de 2000», señala Annan en un informe a presentarse a la Asamblea General, cuando comience su próxima sesión en septiembre.
«El cultivo de amapolas se redujo drásticamente en las principales zonas de cultivo, las provincias de Helmand, Nangarhar, Oruzgan y Qandahar», informó Annan en un informe enviado al Consejo de Seguridad en abril.
La prohibición del cultivo es bienvenida, pero generó «graves consecuencias económicas y sociales» ya que los agricultores «cargan con el peso económico de la conversión a otros tipos de cultivo», agregó.
La situación agravó el desplazamiento interno de la población y aumentó el número de refugiados en los vecinos Pakistán e Irán.
«Talibán ha hecho lo que solicitaba la comunidad internacional, redujo drásticamente el cultivo de amapolas», dijo Annan.
«Por lo tanto corresponde a la comunidad internacional responder positivamente ante este avance, o enfrentarse a un incremento igualmente rápido de la producción a fin de año si los agricultores retoman las plantaciones», advirtió.
Afganistán fue otrora el mayor proveedor de opio del mundo. La zona de cultivo de amapolas se duplicó en 1999 comparado con el año anterior, pero a fines de 2000 se constató una reducción de 10 por ciento, de 91.000 hectáreas plantadas a 82.000. Desde entonces, las plantaciones prácticamente se eliminaron.
Mullah Omar, el líder supremo del Talibán, dijo el año pasado que el problema de la droga en Afganistán sólo podía resolverse con la ayuda de la comunidad internacional.
La guerra contra la Alianza del Norte y el embargo impuesto por la ONU contra el régimen del Talibán agravó la situación socioeconómica del país.
La Asamblea General ya instó a las instituciones financieras multilaterales a financiar cultivos alternativos, dijo Annan. Pero agregó que las sanciones de la ONU impiden esa posibilidad.
El embajador de Pakistán Shamshad Ahmad señaló a Annan, en una carta enviada en abril, que los afganos necesitan ayuda tanto dentro como fuera de su país.
A pesar de que Annan reiteró el pedido de 275 millones de dólares en ayuda humanitaria para Afganistán, sólo 46 millones fueron recibidos hasta el momento.
Japón aportó 410.000 dólares la semana pasada a un proyecto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para erradicar la pobreza en Afganistán.
Mientras, la Oficina del Coordinador de la ONU en Afganistán expresó su inquietud por el arresto de 24 trabajadores humanitarios, ocho de ellos pertenecientes a la organización no gubernamental Shelter Now International, con sede en Londres.
Los 24 negaron haber hecho proselitismo a favor del cristianismo, como aseguran el Talibán.
El informe de la ONU sobre el estado de las drogas ilícitas en el mundo señala que en Bolivia, Ecuador y Perú el cultivo de coca, la materia prima de la cocaína, es 20 por ciento inferior a lo que era hace 10 años, aunque la producción en Colombia ha aumentado.
Así mismo, se redujeron las zonas cultivadas con amapolas en Laos y Birmania, agrega el informe.
«El consumo de heroína se estabilizó en Europa, e incluso se redujo en algunos países. Sin embargo, en gran parte de Asia, el abuso de la heroína sigue aumentando», subrayó. (FIN/IPS/tra-en/td/aa/aq/ip/01