CINE-BRASIL: Hollywood abre fuego contra plan de promoción

Una nueva disputa comercial entre Brasil y Estados Unidos parece inevitable en los próximos meses, a juzgar por la reacción de Hollywood ante un plan de fomento del cine brasileño que aún está en elaboración.

El Grupo Ejecutivo para el Desarrollo de la Industria Cinematográfica (GEDIC), que reúne a representantes del gobierno y del cine, completará este mes una propuesta de regulación y financiación del actividad cinematográfica en Brasil, para presentarla al Congreso.

La meta es disponer a partir de 2002 de una agencia reguladora del sector, de composición interministerial y vinculada a la Presidencia, y un fondo de recursos para multiplicar por siete en cinco años la producción de películas nacionales, que sólo fueron 28 el año pasado.

Los recursos procederían de varias fuentes, como incentivos fiscales a inversores, tributos sobre producciones audiovisuales extranjeras y la asociación de la industria del cine con las redes de televisión.

Las nuevas reglas no están totalmente definidas, pero ya han determinado presiones de la Asociación de Cine de Estados Unidos, cuyo vicepresidente para América Latina, Steve Solot, solicitó participación activa en las discusiones del GEDIC.

Solot y Jack Valenti, que fue presidente de la misma asociación durante cuatro décadas, advirtieron en cartas a autoridades brasileñas divulgadas el 26 de julio por el diario Jornal do Brasil que el plan en elaboración puede afectar las relaciones entre los dos países.

El proyecto podría disuadir inversiones estadounidenses en Brasil que en los últimos años tuvieron «un papel importante en la producción y distribución de películas brasileñas, en el país y en el exterior», dijo Solot.

Las medidas en preparación «son proteccionistas» , y «algunas de nuestras (empresas) asociadas podrán suspender sus actividades en territorio brasileño», señaló Mary Pittelli, presidente de la Asociación de Programadores de Televisión, que reúne las compañías productoras estadounidenses que abastecen la televisión por cable.

Assunçao Hernandes, presidenta del Sindicato de la Industria Cinematográfica de Sao Paulo, respondió en declaraciones a IPS que entraña «cinismo» una acusación de proteccionismo lanzada por entidades que controlan más de 90 por ciento del mercado de cine en Brasil.

Las películas extranjeras acaparan 93 por ciento de la taquilla brasileña y ese monopolio corresponde casi íntegramente a las producciones de Estados Unidos, puntualizó Hernandes, también vicepresidenta del Congreso Brasileño de Cine, que decidió el año pasado impulsar el plan de desarrollo del sector.

En materia de producciones de vídeo «la situación es peor, porque ese mercado está obligado a absorber incluso la «basura» que llega de Hollywood, destacó Roberto Mendes, propietario de Sagres, una empresa distribuidora de vídeos que concede prioridad a películas nacionales.

Las compañías distribuidoras estadounidenses lanzan cada año en formato de vídeo un promedio de 70 películas atractivas, pero condicionan su venta a que los importadores adquieran también una gran cantidad de obras mediocres, explicó Mendes.

Un mecanismo idéntico se aplica en la televisión, cuyas emisoras tienen así la posibilidad de llenar horas y horas de su programación con esa «basura» audiovisual, a bajo costo pero en desmedro de la producción y la cultura de Brasil, agregó.

Las películas brasileñas lograron en los años 70 una participación de 30 por ciento en el mercado interno, recordaron los cineastas. La industria disponía entonces de recursos del Estado y todas las salas de cine debían exhibir filmes nacionales 49 días al año.

La estructura de apoyo fue desmantelada en los primeros años 90 por el entonces presidente Fernando Collor de Mello, y la producción se redujo a sólo algunos obras por año.

Nuevas reglas de fomento de la industria cinematográfica, especialmente por la vía de incentivos fiscales a la inversión en el sector, determinaron la resurrección del cine brasileño a partir de 1994, que presenta desde entonces un promedio de 25 filmes por año.

Pero esos mecanismos de fomento se agotaron, según el diagnóstico de veteranos productores y cineastas, como Luiz Carlos Barreto y Gustavo Dahl, miembros del GEDIC. Por ese motivo comenzó la discusión del nuevo plan.

Esta vez se intentará superar las trabas al desarrollo sostenido del cine nacional, que son la distribución y la exhibición, indicó Hernandes.

El fondo a crearse financiará también «dos o tres (empresas) distribuidoras fuertes» y la construcción de nuevos cines, de forma de duplicar la cantidad de salas de exhibición, hoy limitadas a poco más de 1.500 en todo Brasil, informó.

La meta es reconquistar «en cinco o seis años» 20 por ciento del mercado brasileño para las obras nacionales, y «50 por ciento a largo plazo», dijo Hernandes.

La pretensión de las asociaciones de cine y televisión estadounidenses de participar en la elaboración de planes y leyes en Brasil denota «una actitud colonialista» , comentó Barreto.

«El viejo imperialismo» de Estados Unidos ya ejerció presiones en los años 70 y ahora vuelve «con amenazas de represalia comercial», para intimidar a los parlamentarios brasileños, afirmó el veterano cineasta Arnaldo Jabor, convertido en columnista de varios diarios y en comentarista de televisión. (FIN/IPS/mo/ff/cr if/01

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