/BOLETIN-DD HH/ SRI LANKA: Templo cingalés es hogar de huérfanos tamiles

Un templo budista cingalés en la región septentrional de Sri Lanka se ha transformado en el hogar de 31 huérfanos de la minoritaria etnia tamil cuyos padres murieron en la guerra civil.

El templo de Sudarmaramaya está en la aldea de Atambagaskanda, a dos kilómetros de las bases del ejército en la región de Wanni, y allí viven seis monjes, además de huérfanos entre cuatro y 17 años. El responsable del templo es Atambagaskada Kalyanatissa Thero, de 32 años.

Thero brinda refugio, alimento y cuidado a víctimas del conflicto entre los separatistas Tigres por la Liberación de la Patria Tamil y el gobierno, en el cual predomina la mayoritaria etnia cingalesa, que es 70 por ciento de la población.

La guerra civil comenzó hace 18 años y ha causado más de 60.000 muertes, así como graves perjuicios económicos.

El último ataque insurgente se produjo el 23 de julio, contra una base militar cerca del aeropuerto internacional de Katunayake, en las afuera de Colombo.

La guerra ha aumentado la desconfianza entre tamiles y cingaleses, pero la labor de Thero muestra una esperanza de reconciliación entre ambas etnias.

Hace años, el monje visitó el campo de refugiados tamiles Sidambarampuram en el destacamento gubernamental de Vavuniya, y alzó en brazos a un niño huérfano llamado Kuganeshan, que no había dejado de mirarlo y se rehusó a separarse de Thero.

Así fue que comenzó a convertirse en padre adoptivo, con la ayuda de su propia madre.

Kuganeshan pasó a vivir en el templo, y en la actualidad cursa el tercer grado de la escuela primaria.

Viudas tamiles que no podían hacerse cargo de sus hijos, incluso provenientes de territorio controlado por los Tigres, oyeron hablar de la bondad de Thero y llegaron a Sudarmaramaya a pedirle que cuidara a sus niños.

La madre del monje prepara la comida para los huérfanos y cuida de ellos cuando se enferman, aunque tiene seis hijos que atender en su casa, y uno de ellos perdió una pierna cuando era soldado, debido al estallido de una mina.

Thero lava las ropas de los niños, y cuidarlos no le deja tiempo para cumplir con sus rituales religiosos, salvo en el Poya o día de la luna llena, sagrado para los budistas. Sin embargo, piensa que Buda aprobaría sus acciones.

Uno de los residentes en el templo es Samitha Himi, de 16 años de edad, quien ha resuelto convertirse en monje budista.

«Vengo de una familia tamil cristiana, pero decidí seguir los pasos del Buda porque me conmovieron el ambiente de Sudarmaramaya y el ejemplo de Kalyanatissa Thero», dijo a IPS.

Las actividades de beneficiencia en el templo son apoyadas por la organización no gubernamental local Seva Lanka y por el Ejército.

«Algunos piensan que los soldados son asesinos, pero yo creo que están llenos de compasión. Ellos se privan de un poco del arroz y verduras que reciben cada día para cocinar, y envían los alimentos aquí para que alimente a los niños», dijo a IPS.

«Seva Lanka aporta la vestimenta, el aceite y el jabón. No podemos tomar té porque no disponemos de azúcar», explicó.

Los niños duermen en el pequeño templo, y los monjes en una reducida habitación separada. «Podríamos construir una vivienda en el terreno del jardín si tuviéramos dinero», comentó Thero.

La labor humanitaria de Sudarmaramaya «es el pequeño aporte que hago a mi país», añadió. (FIN/IPS/tra-eng/kh/js/hd/01

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