Ecologistas mexicanos pidieron al Congreso de Estados Unidos que respalde su campaña para impedir la construcción de un segundo aeropuerto internacional en ciudad de México que, según creen, afectará a aves migratorias y aumentará la contaminación de la capital.
El presidente mexicano Vicente Fox pronto deberá decidir si autoriza la construcción del aeropuerto de seis pistas de aterrizaje próximo al lago Texcoco, un refugio de invierno para más de 25 especies de aves que llegan desde Canadá y Estados Unidos.
El proyecto alteraría el hábitat del lago y pantanos cercanos al drenarse el agua de la zona y trasladarla a otros lugares, y los ecologistas sostienen que no fue discutido del modo abierto y tranparente que indican las cláusulas ambientales anexas al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Esas cláusulas exigen la participación de todas las partes interesadas en el debate de iniciativas riesgosas para el ambiente. México es signatario del TLCAN, junto con Canadá y Estados Unidos.
El gobierno mexicano promueve la construcción del nuevo aeropuerto en la capital, por entender que el actual es pequeño y un obstáculo al comercio. Los ecologistas reconocen que el aeropuerto es necesario, pero argumentan que hay lugares mejores para construirlo.
«No sabemos qué información se está manejando para tomar esta decisión. Y no tenemos acceso al proceso de decisión del gobierno», dijo Cristina Alcayaga, ex diputada y coautora de la ley ambiental mexicana.
Un portavoz de la embajada mexicana en Washington confirmó que el gobierno considera varios sitios para construir el aeropuerto propuesto, pero precisó que no tenía información detallada al respecto.
Los ecologistas sostienen que el nuevo aeropuerto no sólo perjudicará a miles de aves, sino que entraña riesgos para la seguridad de los pasajeros.
«Una gaviota puede destruir una turbina entera», advirtió Luis Hernández, piloto de Mexicana de Aviación que se sumó al grupo en una conferencia de prensa realizada el viernes en Washington.
Hernández dijo que el sitio propuesto viola las reglas de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos que prohíben el despegue o aterrizaje de aviones a menos de ocho kilómetros de refugios de vida silvestre, salvo que se tomen los debidos recaudos para separar los aviones de los animales.
Es el caso de aeropuertos como el John F. Kennedy, de Nueva York.
La FAA, dijo Hernández, calcula que los accidentes que involucran a aves y aviones causan más de 390 millones de dólares en daños por año y provocaron la muerte a 300 personas.
«Las aves y los aviones no se mezclan. Cuando competimos por el espacio aéreo, los dos perdemos», agregó Hernández.
Los defensores de que el aeropuerto se construya próximo al lago aseguran que adoptarán las debidas medidas para trasladar el refugio invernal de las aves. Pero los ecologistas replican que medidas similares tomadas en el pasado fracasaron porque las aves migratorias siguen volviendo a su refugio habitual.
Alcayaga afirmó que los millones de dólares que se gastarán en las medidas de mitigación serían mejor invertidos en otras necesidades sociales más apremiantes.
«Ese dinero se debe destinar al desarrollo social, si existe un sitio alternativo», dijo, al señalar varias ubicaciones posibles a unos 50 kilómetros de la ciudad, alejados de la población y de la vida silvestre.
Los ecologistas dijeron que el aeropuerto también afectará la salud de millones de habitantes de la capital mexicana, y especialmente a las comunidades de bajos ingresos que viven cerca del lago.
Aseguran que el aeropuerto acabará con la función que ejerce el Texcoco y los pantanos circundantes al purificar el aire y el agua.
«El aeropuerto agravaría la contaminación del agua y el aire», dijo Alfonso Ciprés, presidente del Movimiento Ecologista Mexicano.
Los grupos ambientalistas también dijeron que el terreno del sitio propuesto es inestable, que no soportará el peso de las pistas de concreto y que podría sufrir daños por los terremotos, que son comunes en la zona.
El terreno arenoso se «licúa» durante los terremotos, causando gran daño a todo lo que esté sobre la tierra, explicaron los ambientalistas.
La capital mexicana experimentó un terremoto en 1985 con una magnitud de 8,1 en la escala de Richter que mató a más de 10.000 personas.
«El proyecto del aeropuerto es sencillamente inaceptable», dijo Diego Cobo, diputado del Partido Verde y presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Las organizaciones ecologistas pidieron al presidente Fox que realice un referéndum para que la población de la capital decida dónde debe construirse el aeropuerto. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/aq/en/01