Los gobiernos de Asia socavan los derechos humanos y políticos de sus pueblos con el pretexto de la seguridad nacional, advirtió el Foro Asiático para los Derechos Humanos y el Desarrollo (Forum-Asia).
Los gobiernos asiáticos utilizan las potestades que les otorgan las leyes nacionales de seguridad para recortar varios o todos los derechos individuales, afirma el informe «Derechos humanos en Asia- 2000», difundido el viernes por el no gubernamental Forum-Asia, radicado en Bangkok.
Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka, en Asia meridional, y Corea del Sur, China, Malasia y Singapur, en Asia oriental, mantienen políticas de seguridad que constituyen «un gran obstáculo para el goce pleno de la democracia», asegura el informe publicado este viernes.
En Malasia, «la Ley de Seguridad Interna (ISA) permite la detención indefinida sin juicio de quienes constituyan una amenaza al orden público», asegura el informe anual de 130 páginas.
La ISA fue aplicada en la lucha contra la insurgencia comunista en los años 60, pero actualmente se utiliza para detener o silenciar a los disidentes, dicen activistas.
Sin embargo, «no habría garantías de seguridad» en Malasia sin esa ley, por la necesidad de mantener la armonía religiosa y racial en un país multiétnico, replicó el viernes el portavoz oficial Noh Omar.
La policía aplicó la ISA este mes para detener a 10 personas sospechosas de participar en un grupo armado islámico que preparaba una supuesta «guerra santa».
Entre los ejemplos citados por el documento de Forum-Asia se encuentra la detención y condena, en 1998, del ex viceprimer ministro malasio Anwar Ibrahim, quien purga una pena por sodomía y corrupción.
Anwar, un político que había despertado la adhesión popular, asegura que su acusación y condena fueron parte de un complot para destruirlo.
Otro caso fue la decisión del gobierno de China de prohibir el movimiento religioso Falun Gong, por considerarlo un «culto satánico, peligroso para la sociedad». Según activistas de derechos humanos, miles de personas fueron detenidas sin juicio por su supuesta participación en el Falun Gong.
«Las leyes de seguridad son aplicadas con frecuencia para silenciar a la oposición, proteger a gobiernos ilegítimos y oprimir a poblaciones inocentes», sostiene el informe.
Esta tendencia ha sido un factor central en el lento crecimiento del movimiento democrático en Asia oriental, sostuvo el secretario general de Forum-Asia, Somchai Homlaor.
«El gobierno de Tailandia se siente atraído por el modelo malasio y busca promover el bienestar económico a expensas de la democracia y los derechos humanos», dijo Homlaor.
La situación no es buena para la población femenina y para las víctimas de la discriminación de castas en Nepal e India, donde los intocables son rechazados y no tienen acceso a trabajos dignos, y donde son tabú los matrimonios entre miembros de diferentes castas.
Continúa el tráfico y la prostitución de mujeres a través de todo el continente, desde Nepal a India y desde Tailandia a Japón, asegura el informe.
La violencia intrafamiliar es igualmente persistente. Casi la mitad de la población femenina de Bangladesh es víctima de «ataques de sus parejas masculinas», mientras continúa la práctica de la «muerte por honor» contra las mujeres con «conductas inmorales».
El estudio analiza nueve fenómenos que limitan el goce de los derechos humanos en la región, entre los cuales se encuentran la militarización, los conflictos armados, la inestabilidad política y la corrupción.
La militarización es «acelerada en toda Asia», según el estudio. Birmania pasó de 175.000 efectivos militares en 1989 a 400.000 en 2000, mientras el presupuesto de defensa de China se incrementó con el fin de «fortalecer su papel de potencia militar regional».
La corrupción, por otra parte, promueve «la impunidad de quienes perpetran violaciones de derechos humanos y deja sin recursos legales a las víctimas». Este fenómeno es persistente en los países de Asia meridional y supone incluso «el quiebre del sistema legal», sostiene el informe.
«A pesar de las leyes, las violaciones a los derechos continúan. Necesitamos mecanismos para aplicar las leyes», subrayó Vithaya Sucharithanarugse, ex director del Instituto de Estudios Asiáticos de la Universidad de Chulalongkorn, Bangkok.
El informe expone asimismo las profundas raíces de los derechos humanos en la cultura asiática, observó Vithaya. «Los llamados valores asiáticos se utilizaron para defender la violación de los derechos individuales. Nuestra cultura política debe apoyarse en la gente y no en el gobierno», dijo.
«En todas las sociedades de Asia existen prácticas culturales que congenian con los derechos humanos. Deben ser promovidas como los derechos del pueblo, mientras aquellas que violan los derechos, como la amputación, el sistema de castas y las muertes por honor deben ser desacreditadas y descartadas», sostiene el informe.
No obstante, el estudio expone algunos ejemplos de fortalecimiento de las leyes y la sociedad civil.
La Constitución tailandesa de 1997, que reconoce el respeto fundamental de la dignidad humana, y la creación de una comisión de derechos humanos independiente son avances bienvenidos, dijo Nopahnidhi Suriya, profesor de leyes de la Universidad Thammasat de Bangkok.
Pero pese a algunos cambios importantes en «la legislación de muchos países, las prácticas no han cambiado», concluye el informe de Forum-Asia. (FIN/IPS/tra-en/mmm/js/dc-aq/hd/01