(Arte y Cultura) TEATRO: Historias ugandesas en Gran Bretaña

El Teatro de la Corte Real de la capital británica exhibe la serie «Nuevas obras de Uganda», una mirada cruda e irónica a los principales hechos políticos y sociales de ese país africano.

La serie comienza con la obra «Historias de la guerra», de Isaac Muwawu, con la prolongada guerra civil ugandesa como asunto central. La pieza trata sobre un niño extraviado que regresa a su aldea para descubrir que sus amigos lo evitan, pues sospechan que tiene vínculos con los rebeldes.

Sólo su mejor amigo tiene el valor de ignorar el consejo de sus parientes y se niega a darle la espalda. Lamentablemente, su actitud lleva a que se sospeche también de él y de su familia, la que es asesinada.

Esta obra provocadora de Muwawu muestra cómo la guerra civil no sólo destruye las comunidades, sino que también dividen a las familias en bandos opuestos.

También destaca el hecho de que, pese a varios años de relativa calma, después de las atrocidades sufridas durante la dictadura de Idi Amin (1971-1979) y la de Milton Obote (1979-1986), el pasado aún condiciona la vida de la mayoría de los ugandeses.

El régimen dictatorial de Amín es responsable de la muerte de 300.000 personas, mientras que la guerra de guerrillas y los abusos a los derechos humanos durante el gobierno de Obote se cobraron 100.000 vidas.

La guerra civil finalizó con la caída de Obote, pero la paz todavía no ha sido alcanzada. Lo han impedido una organización guerrillera, el Ejército de Resistencia del Señor, y la intervención de tropas ugandesas en la guerra de la República Democrática de Congo.

La segunda obra presentada en Londres, «Diamante a cuestas», de Charles Mulekwa, es una descripción cargada de humor de la vida de ugandeses que emigran al extranjero.

El hilo conductor es la peripecia de un futbolista radicado en Londres, que juega en uno de los más exitosos equipos británicos. Su vida se torna un caos cuando su madre llega a visitarlo para recordarle las obligaciones de su tradición étnica.

Los hábitos del futbolista han cambiado y el único vínculo que mantenía con sus familiares, antes de que se presentara su madre, eran sus respuestas a los pedidos de dinero que recibía a diario.

La obra es sencilla y divertida, pero con un profundo mensaje sobre la imposibilidad de renunciar a la identidad cultural, aún cuando se resida a miles de kilómetros del lugar de nacimiento. Mulekwa no intenta dar una respuesta, sino que se limita a presentar el dilema de muchos emigrantes ugandeses.

La última pieza de la noche, titulada «Aléjate de mí», de Philip Luswata, echa una inusitada mirada cómica a los grandes problemas de salud que vive Uganda. La obra se desarrolla en un pequeño autobús colmado de pasajeros, que viaja de una aldea a otra.

De pronto, un hombre se siente mal del estómago y debe bajar del vehículo, dejando al resto de los pasajeros especulando acerca del problema que lo aqueja.

Un leve trastorno estomacal se convierte rápidamente, en la mente de los pasajeros, en un síntoma del mortal virus de Ebola. Aterrados, tiran por la ventana las pocas pertenencias del enfermo y se apartan de la mujer que estuvo sentada junto a él.

El cobrador de pasajes se niega a recibir el dinero de la mujer y, cubriéndose la boca con un pañuelo para no «infectarse», le pide que descienda del autobús. La mujer dice entre risas: «Yo sé que no tengo Ebola, e hice un viaje gratis en autobús».

Esta serie es parte de un programa del Teatro de la Corte Real de Londres en apoyo de los escritores ugandeses, que ya tiene 10 años. Muchos de esos autores pertenecen a la Red Nacional de Dramaturgos de Uganda, creada en 1996 para el estímulo del teatro local.

La mayoría de los dramaturgos prominentes de Uganda no sobrevivieron a los regímenes políticos que gobernaron el país entre 1971 y 1986. Un ejemplo de los horrores que vivieron muchos autores es el de Byron Kawadwa, director artístico del Teatro Nacional ugandés.

Kawadwa fue despedido por el gobierno de Idi Amín, que consideró «ofensiva» su obra «La canción del señor Cock», con la que en ganó un premio en el Festival de Teatro Nigeriano de 1977. Poco después de ser destituido, fue asesinado.

Uganda, uno de los países más hermosos de Africa, sólo logró una relativa estabilidad política y económica en la última década, periodo en el que el teatro volvió a florecer. Pero los temores no han sido desterrados.

El escritor y director Joamotta Bewulira Wandera y la directora asociada del Teatro de la Corte Real, Elyse Dodgson, viajaron a fines de julio al norte de Uganda para reunirse con un grupo de dramaturgos.

Wandera y Dodgson detuvieron su marcha para preguntar a un grupo de hombres el camino a seguir. Poco después, escucharon por la radio que la región en la que estaban había sido tomada por los rebeldes.

Entonces se dieron cuenta de que los hombres con los que hablaron podían ser miembros del insurgente Ejército de Resistencia del Señor, responsable de masacres.

Así, lo que en principio era un simple viaje para conocer a un grupo de escritores se convirtió en un rápido y peligroso regreso a Kampala.

Pero los autores ugandeses, a pesar de las dificultades, aún sienten que escribir es algo supremo. «Escribir es una forma de definir tu cultura y a tí mismo», comentó el director y escritor ugandés Carl Miller. (FIN/IPS/tra-en/ba/mn/rp-ff/cr/01

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