(Arte y Cultura) LITERATURA: Vila-Matas se oculta en su escritura

El escritor español Enrique Vila-Matas, que pretende hacerse invisible con su literatura, no pudo escapar al acoso de la prensa en la capital venezolana, donde llegó para recibir el premio internacional de novela Rómulo Gallegos por su obra «El viaje vertical».

«Con lo que escribo busco esconderme cada vez más, busco confundirme en la selva tupida de la gente hasta que logre que no se me vea», confesó Vila-Matas, ganador de la XII edición del premio que otorga el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg).

Este escritor nacido en Barcelona hace 53 años ha debido enfrentar una amplia agenda de entrevistas y encuentros en Caracas, pese a que, como ha dicho la crítica periodística, lo envuelve «un halo de solitario hombre encerrado».

«El viaje vertical», según el jurado internacional, supera la tradición del realismo mágico latinoamericano, para mezclar estilos que pasan por el humor, el sarcasmo y la reflexión filosófica.

La novela narra la historia de un viaje hacia la muerte o la locura, que rememora la crisis de la edad y la cercanía de la muerte, buscando encontrar en el individuo su propia identidad.

Vila-Matas ganó la edición de este año del premio Rómulo Gallegos, que incluye 60.000 dólares, un diploma y una medalla, galardón que antes recibieron escritores como el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes y el venezolano Arturo Uslar Pietri.

El jurado de la XII edición, conformado por Carmen Ruiz, de España, Edgardo Rodríguez, de Puerto Rico, Victoria de Stéfano, de Venezuela, y Sergio Ramírez, de Nicaragua, debió decidir entre 246 novelas procedentes de una veintena de países.

El chileno Roberto Bolaño renunció al equipo calificador en medio de una polémica.

El escritor español, quien aseguró «estar despidiéndose de la novela», se hizo conocido por obras como «Lejos de Veracruz» y «Extraña forma de vida» que, junto con «El viaje vertical», conforman una trilogía de la vejez, según su propio autor.

«Yo siempre he sido un buen lector de novelas y cuentos. He escrito novelas para demostrar que también podía escribirlas», comentó.

Vila-Matas aseguró que en algunos periodos tuvo dificultades para sentarse y escribir, como ocurrió tras la publicación de «Bartleby y compañía».

En ese momento «se me ocurrió huir a través de 'El mal de Montano', mediante un personaje, un crítico literario, que visita en Francia a su hijo, quien ha escrito un libro sobre los escritores que dejan de escribir y se ha quedado ágrafo para siempre», relató el novelista premiado.

También reconoce una constante en sus creaciones: «en casi todas mis narraciones parto de situaciones límite desde las cuales ocurren cosas que llevan, a veces, curiosamente, a situaciones más optimistas, cargadas de tragedia, humor, pero optimistas».

El premio que honró la novela de Vila-Matas, justamente, ha estado rodeado de situaciones particulares.

Rigoberto Lanz, renunciante presidente de Celarg, el organismo cultural venezolano, dijo antes de conocerse el veredicto que en los galardones literarios la elección de ganadores «obedece a los intereses de las casas editoriales».

Según el nicaragüense Ramírez, miembro del jurado que premió a Vila-Matas, este señalamiento no tiene justificación, porque «al publicar las listas de los finalistas no hacemos mención a ninguna editorial. Estamos premiando novelas».

En la edición anterior, en 1999, el galardonado fue el escritor chileno Roberto Bolaño, con la novela «Los detectives salvajes». Este novelista renunció a participar del jurado de este año y en un principio se dijo que su ausencia obedecía a problemas de salud.

Sin embargo, una carta de Bolaño publicada posteriormente en la prensa caraqueña dejó al descubierto sus fuertes diferencias con el Celarg.

«Si alguien debe dinero a alguien es el Celarg a mí: 3.000 dólares por haberme leído más de 250 libros y que en lo que a mi respecta, por descontado, se los pueden meter por el culo. Tal cual. Mi paciencia frente a los neostalinistas (o frente a los mafiosillos o frente a los estómagos agradecidos) no es grande», dijo Bolaño.

«Mi opinión jamás ha sido pedida ni la de ellos confrontada conmigo. El jurado del actual premio Rómulo Gallegos está integrado por cuatro personas, no por cinco», aseveró el escritor chileno en la carta en que confirmaba su renuncia.

Por otro lado, la entrega del premio, que se supone es la actividad internacional más importante del Celarg, encuentra a este centro en medio de una severa crisis, que llevó a Lanz a presentar su renuncia.

Lanz dijo que se retiraba en vista de que el organismo «ha estado funcionando virtualmente durante siete meses, pues no hemos recibido los fondos correspondientes al presupuesto de este año».

Sin embargo, la presencia en Caracas de Vila-Matas desvió la atención hacia la creación literaria y la pertinencia del galardón otorgado al escritor español no parece estar en entredicho. (FIN/IPS/ac/dm/cr/01

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