ALIMENTACION: Hambre infantil caerá, menos en Africa subsahariana

Los avances en la lucha contra la desnutrición infantil previstos en todo el mundo para dentro de 20 años no beneficiarán a Africa subsahariana, donde la situación se agravará si no se adoptan medidas profundas, alertó hoy una organización académica patrocinada por el Banco Mundial.

La desnutrición infantil crecerá 18 por ciento para 2020 en Africa subsahariana, según el pronóstico del Instituto de Investigación de Políticas Alimentarias Internacionales (IFPRI), radicada en la capital estadounidense.

Treinta y tres millones de niños y niñas ya padecen desnutrición en esta región africana, agregó el IFPRI en su informe «Panorama Alimentario Global 2020: Tendencias, alternativas y opciones».

La cantidad de niños y niñas hambrientos descenderá en los próximos 20 años en todo el mundo, según el estudio. Al cabo de ese lapso, casi 132 millones de niños y niñas en el mundo sufrirán desnutrición, mal que en 1997 afectó a 166 millones.

India, con 1.000 millones de habitantes, continuará albergando a un tercio de la población infantil desnutrida del mundo, asegura el documento del IFPRI, institución financiada por 58 gobiernos, fundaciones privadas y el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales del Banco Mundial.

Para 2020, América Latina habrá eliminado virtualmente la desnutrición infantil y China la reducirá a la mitad, según el IFPRI.

«La reducción de la desnutrición infantil es exageradamente lenta», pero mediante «cambios modestos en políticas y prioridades, se lograría más que duplicar» esa reducción, dijo Per Pinstrup-Andersen, director del IFPRI.

Una caída de 42 por ciento de la desnutrición infantil mundial podría lograr «con sólo una inversión adicional anual de 10.000 millones de dólares, una suma igual o menor al gasto militar semanal del mundo», sostuvo Mark Rosengrat, investigador del IFPRI y autor del informe.

Esas inversiones deberían destinarse a la producción de alimentos, especialmente a elevar el rendimiento de los cultivos básicos, pues habrá escasez de nuevas tierras agrícolas.

«El aumento del rendimiento de los cultivos de todos los cereales se ha estancado en casi todas las regiones del mundo desde 1980», sostiene el estudio.

La productividad agrícola cayó en América del Norte y Europa debido a la decisión de disminuir las existencias de cereal y al desmantelamiento de los programas de apoyo agrícola a gran escala, pues se optó por subsidios directos a los agricultores.

En los países del desaparecido bloque encabezado por la hoy disuelta Unión Soviética, el colapso de la economía centralizada y las reformas estructurales afectaron la producción de alimentos.

En el Sur en desarrollo, sobre todo en Asia, el crecimiento de la producción cerealera se enlenteció por las sequías, la escasa inversión estatal en desarrollo agrícola y en infraestructura de riego y uso de fertilizantes.

«Estos fenómenos continuarán frenando el aumento de la productividad mundial de la agricultura, que fue de 1,6 por ciento anual entre 1982 y 1997 pero se mantendrá en uno por ciento entre 1997 y 2020», dijo el IFPRI.

Por otra parte, los precios de los alimentos disminuyeron en las últimas dos décadas. Pero la recesión económica mundial y la creciente dependencia de los granos importados que se registra en Europa y en América del Norte detendrán esa tendencia.

En efecto, «el fracaso en satisfacer insumos básicos de la agricultura como el agua podría elevar significativamente el precio de los granos».

Al contrario, el área cultivada en Africa subsahariana crecerá, por lo cual las cosechas hortícolas de la región podrían alcanzar un crecimiento de 27 por ciento en las cosechas hortícolas.

Pero el continente africano seguirá padeciendo la más grave inseguridad alimentaria y desnutrición infantil, debido a la pobreza económica y al rápido crecimiento de la población.

Reducir en un tercio el número de niños y niñas que sufren desnutrición infantil en Africa subsahariana «requeriría una inversión de 76.000 millones de dólares a 183.000 millones en caminería, riego, suministro de agua potable, educación e investigación agrícola entre 1997 y 2020», según el informe.

Africa será cada vez más dependiente de las importaciones de granos, sobre todo de maíz. Si la demanda del grano para la alimentación animal decae en el Norte industrializado, aumentará la disponibilidad para exportar a los países africanos, donde el maíz es utilizado en la alimentación humana.

De hecho, si la demanda de carnes rojas en los países ricos cayera uno por ciento, los precios del maíz y otros granos de consumo animal podrían reducirse hasta 11 por ciento para 2020.

Según el informe, «una menor demanda de granos para alimentación animal se traduciría un más alimentos para la población», lo cual equivaldría a 1,6 millones de niños y niñas menos en estado de desnutrición en Africa subsahariana en 2020.

Por otra parte, el estudio pone en duda que China e India, países donde habita un tercio de la población mundial, tengan en sus manos el destino de la seguridad alimentaria global.

«Los mercados internacionales de alimentos parecen ser bastante flexibles para absorber la creciente demanda de India», sostuvo el IFPRI.

Aun admitiendo un gran aumento de las importaciones chinas e indias de granos, «no se generarían grandes desequilibrios en los mercados cerealeros ni se registrarían grandes aumentos de precios».

No obstante, el lento avance agrícola en ambos gigantes asiáticos podría empujar a la desnutrición a dos millones de niños y niñas en cada país.

El IFPRI estima que los dos países «podrían financiar un enorme incremento en la importación de alimentos».

Pero si «intentaran resistir la creciente dependencia de la importación, protegiendo la agricultura local, los precios internos de los cereales podrían crecer mucho y agravar la situación alimentaria de la infancia».

El informe propone una mayor liberalización del comercio agrícola internacional, que alcanzó en 1999 544.000 millones de dólares en exportaciones, es decir 10 por ciento del comercio mundial de productos.

Según el IFPRI las naciones en desarrollo y en particular las de Africa se beneficiarían si eliminaran sus impuestos a la producción y el consumo de alimentos y si las naciones europeas eliminaran sus subsidios agrícolas.

Los países ricos no sólo obstaculizan las exportaciones de los países pobres con aranceles y cuotas de admisión, sino que al subsidiar a sus agricultores, ponen en desventaja a los productos agrícolas de los países en desarrollo.

En 2000 la Unión Europea otorgó 90.200 millones de dólares en subsidios a su sector agrícola, mientras los subsidios agrícolas de Estados Unidos sumaron 49.000 millones de dólares, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sostiene el informe del IFPRI. (FIN/IPS/tra-eng/aa/dc/mj/dv/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe